Adolescencias
Enviado por Rolando • 30 de Julio de 2013 • 2.085 Palabras (9 Páginas) • 322 Visitas
¿La adolescencia es una etapa? ¿Acaso es una fase? Mas allá de estas preguntas que son importantes, lo que pretende el trabajo es problematizar, ahondar, no dar por evidente lo ausente ni lo ausente por evidente, no desde un enfoque estructuralista, sino más bien desde un ángulo dialéctico, ver que lo permanente en la adolescencia es el cambio, entiéndase aquí la palabra cambio como cambios físicos, psíquicos, emocionales, etc.
La articulación desde donde se piensa se hace necesaria a modo de entender lo que se pretende explicar, es por esto que ejemplifico mediante la negación, es decir desde donde no se debe pensar, desde un modelo lógico bivalente que establece los criterios de verdad, porque en la medida que se ocupa del estudio de las formas, que son abstracciones, elimina la contradicción por tanto elimina lo real, que es lo moviente, lo múltiple, lo contradictorio.
Desde una perspectiva ciegamente empirista, pues no todo lo que percibimos agota la posibilidad de los hechos, ni tampoco finalmente desde un conducto relativista pues de lo contrario de nada serviría buscar el conocimiento (como saber) no la verdad, eso es para los todólogos omnisapientes es decir las ciencias puras.
Podríamos decir que es este proceso de la vida, subrayo la palabra proceso pues no indica un hecho estático ni algo aislado, sino como una parte que hace al todo, a su vez esa parte no es un encierro corpóreo sino más bien un camino abierto que se va modificando y modifica al ser en su totalidad (ser en el sentido de lo que es humanamente posible).
Cuando nos disponemos a pensar sobre la adolescencia más allá de la polisemia que el término puede producir, pues de más esta decir que hay muchos enfoques en la literatura especialista en psicología, nos vemos obligados a revisar en nuestra memoria, es decir a recordar sobre nuestra experiencia propia en esa etapa de la vida.
Claro esta que lo tendríamos sería un recuerdo de aquel recuerdo, valga la redundancia, para hacerlo más claro no es el recuerdo en si mismo sino una abstracción de lo que puedo recordar, ahora bien podríamos hacer un paralelismo con Freud para elucidar el asunto anterior, por ejemplo cuando desarrolla el concepto de pulsión: “Una pulsión nunca puede pasar a ser objeto de la conciencia; sólo puede serlo la representación que es su representante. Ahora bien, tampoco en el interior de lo inconsciente puede estar representada si no es por la representación. Si la pulsión no se adhiriera a una representación ni saliera a la luz como un estado afectivo, nada podríamos saber de ella.” 1 .
Es decir que cuando recordamos lo que percibimos seria la representación del recuerdo, no el recuerdo autentico, pero si su agente representante. De alguna forma sería tomar las representaciones como únicas e irrepetibles, como dice Frege “la representación es subjetiva: la representación de uno no es la de otro” “incluso cuando dos representan lo mismo, cada uno tendrá su propia representación. Es cierto que algunas veces es posible constatar diferencias de las representaciones y aun de las sensaciones de las distintas personas, pero una comparación exacta no es posibles pues no se puede tener ambas representaciones en una misma conciencia”2.
Hecha esta aclaración pasemos a mencionar algunas de las características que son de común acuerdo en la mayoría de textos sobre adolescentes, Knobel desarrolla diez síntomas característicos de este síndrome que son:
• Búsqueda de sí mismo y de la identidad
• Tendencia grupal
• Necesidad de intelectualizar y fantasear
• Crisis religiosas
• Desubicación temporal
• Evolución sexual desde el autoerotismo hasta la heterosexualidad
• Actitud social reivindicatoria con tendencias antisociales
• Contradicciones sucesivas en todas las manifestaciones de la conducta
• Separación progresiva de los padres
• Constantes fluctuaciones del humor y del estado de ánimo
Ahora bien pasemos a pensar en lo posible, pongámonos el espíritu moderno de la utopía aunque algunos nos acusen de poco realistas, en el caso hipotético de una sociedad distinta, ni mejor ni peor, en el caso de los adolescentes con posibilidades de independencia económica de sus padres, ¿Cómo sería el rol con sus padres? ¿Como sería este nuevo adolescente o nuevos adolescentes? ¿Cómo sería la tipificación de este nuevo paradigma? ¿Lo llamaríamos adolescente o adulto? Pensándolo desde un modelo marxista donde la economía es la base y modifica la superestructura, en una economía distinta, con otra distribución de sus actores, es decir se rompe con el esquema tradicional donde los adultos decidimos por los demás (más allá de la moral), ahora este joven es dueño de sus necesidades en tanto materiales, que ¿modelo de joven tendríamos? ¿Qué modelo de adulto tendríamos? ¿Qué sería de nosotros? ¿Quién seria Dios? ¿La razón? ¿La ciencia?...
No se trata de un anarquismo normativo, ni de una postura a favor o en contra de un adolecente autónomo, sino más bien de poder repensar, de construir utopías, esto quizás es lo que perdimos de mayor valor de la modernidad, la posibilidad de un futuro mejor, un mundo posible distinto, tener la fortaleza necesaria para poder soñar.
Lo cierto que el adolescente o los adolescentes no son solo la suma de cambios (muerte de la infancia, desarrollo físico, una capacidad lógica hipotética deductiva, etc) sino que es en tanto un momento histórico determinado y social, entonces diríamos que en la posmodernidad tenemos adultos adolescentizados y luego nos preguntamos ¿que hacen los jóvenes? O simplemente hacemos la más fácil señalar con el dedo y opinando desde afuera como si nosotros mismos nada tenemos que ver con ellos, simplemente actúan así por el azar, por voluntad divina de Zeus o Jehová, ¿Es uno o son varios? ¿Cómo se llamara mañana? ¿Será el mismo de ayer? O como dicen los más conservadores “se han perdido todos los valores” ante esta mirada podemos decir que postura mas servil.
En un mundo tecnócrata, educativamente parcializado, fragmentado, difícil es no concebir un adulto y un adolescente problematizado, no se deduce de aquí que el conflicto desaparecería, pero si que estos factores favorecen a un horizonte sin certezas. Entonces, es indispensable concebir un modelo de hombre no sólo como producto del mundo en el cual vive, sino un hombre en tanto productor del mundo.
Otra vez, analicemos el mundo de hoy donde los derechos humanos se compran, donde la medicina
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