Amor, Sentimiento y Carácter Humano
Enviado por aime_castellanos • 10 de Marzo de 2022 • Documentos de Investigación • 14.826 Palabras (60 Páginas) • 51 Visitas
UNIVERSIDAD ANÁHUAC MAYAB
COORDINACIÓN GENERAL DE FORMACIÓN HUMANA Y ESTUDIOS GENERALES
CURSO DE ANTROPOLOGIA FUNDAMENTAL.
Introducción a la lectura 6
¿Recuerdas que al principio decíamos que la vida psíquica incluye dos eventos: uno cognoscitivo y otro apetitivo? Bien, pues al primero ya le dedicamos las lecturas anteriores y ojalá te haya quedado claro que la inteligencia abstracta es un rasgo importante de nuestra humanidad. Pero no es el único y ahora comenzamos a hablar del otro rasgo: lo que queremos hacer después de haber conocido y entendido lo que podemos hacer.
Lee el siguiente texto para introducirte en este interesante evento.
Lectura 6
1.6 La voluntad
1.6.1 Los apetitos naturales
«Hay razones del corazón que la razón no entiende»
(Blaise Pascal)
Lo importante de señalar que el hombre es un ser cognoscente(=que conoce) es que esa capacidad le permite, además, ser apetente y con esto entramos más de lleno en la condición humana.
Recuerda que los vivientes con vida psíquica (los hombres y los animales), además de la capacidad cognoscitiva (sólo empírica para animales y, además, intelectual para humanos) y en relación con ella, presentan la capacidad apetitiva o Apetición que les permite ejercer el acto de vivir en grados distintos de participación.
Pero ¿los vegetales no viven?
Sí viven pero ellos no ejercen el acto de vivir participando en él. Podríamos decir que “la vida los vive y no que ellos viven la vida” y sus tendencias hacia el desarrollo son ciegas (no conocen en modo alguno) y por eso nos hemos estado centrando sólo en los vivientes que pueden conocer.
Lo que queremos decir es que las bestias y los humanos podemos actuar vitalmente, en grados distintos cada grupo, desde luego, pero de una forma que los vegetales no pueden, plantaditos en la tierra esperando que llueva para nutrirse y desarrollarse, o que la abeja “les haga el favor” con las patitas llenas de polen para reproducirse.
Y ese modo vital que hemos llamado “vida psíquica” tiene que ver con la apetición que les permite influir en sus vidas.
¿Qué es la apetición? Es la capacidad de experimentar apetitos.
“Apetito” viene del latín ad petere que significa: “dirigirse o tender hacia algo” y que podría definirse como “la inclinación hacia algo, una actividad orientada hacia un fin”.
Según el Diccionario de la Real Academia Española es: “tendencia a satisfacer determinadas necesidades”.
Esta capacidad de “dirigirse o tender hacia algo” se manifiesta, cuando menos, de dos maneras que podrás reconocer fácilmente:
a) puedes apetecer la procuración de algo (querer obtenerlo)
b) o apetecer la evitación (librarte de algo que te desagrada o amenaza).
Pero sólo se puede apetecer lo que se conoce de algún modo.
Por eso comentábamos antes la condición de cognoscentes que tienen bestias y humanos.
El conocimiento es condición ineludible de la apetición.
Y también dijimos antes que hay dos tipos de conocimientos naturales.
¿Los recuerdas? El conocimiento sensible o empírico y el intelectual.
Obviamente habrá tantos apetitos derivados como conocimientos: dos.
El conocimiento sensible o empírico con sus representaciones mentales llamadas “imágenes” provoca los Apetitos Naturales o Sensibles que son las inclinaciones propias del hombre (y de cada animal, según su especie), hacia las realidades que conoce sensiblemente.
Por el otro lado, el conocimiento intelectual con sus representaciones mentales abstractas y universales llamadas “pensamientos” provoca los Apetitos Elícitos o Intelectuales que resultan de la inteligencia abstracta que sólo los hombres tenemos. Elícito significa: “traído” o mejor: “atraído” (por el Objeto Conocido mediante la inteligencia).
Volvamos a los primeros: los Apetitos Naturales o Sensibles son espontáneos pues los experimentan el hombre y el animal en cuanto que perciben, empíricamente, su Objeto Conocido: su naturaleza reacciona automáticamente sin proponérselo. Y no deben juzgarse moralmente porque no son responsables el hombre ni el animal de sentirlos. Resultan de su instinto y no de una decisión.
Una vez más, el concepto clave es “instinto” que es la tendencia innata(=poseída desde el nacimiento como un sentido interno) que surge espontáneamente de la naturaleza de un ser y, por tanto, no ha sido aprendida por el individuo que la posee.
Por tratarse de una tendencia innata, es característico del instinto pertenecer no sólo a un individuo sino a todos los integrantes de la especie. Cada especie posee instintos propios que son característicos de ella, porque toda especie tiene una naturaleza propia; el instinto tiene como fin la conservación del individuo y de su especie.
Y al ser involuntario, es amoral, o sea, no puede juzgarse el acto instintivo: ni como bueno ni como malo.
Los apetitos naturales fundamentales son:
•Instinto de conservación: su fin es el bienestar del individuo.
•Instinto de reproducción: su fin es la conservación de la especie.
•Instinto gregario: su fin es el apoyo mutuo de individuos de la misma especie.
¿Sólo los animales presentan apetitos naturales o instintos?
Ya habíamos dicho que no: el hombre también los presenta pero los instintos en el hombre no se presentan tan determinantes como en los animales y son muchas veces modificados y reprimidos por la intervención de la inteligencia y de la voluntad humanas, que los encauzan a fines y valores superiores. De aquí que el ejercicio de los apetitos naturales en el hombre pierda el carácter rígido y determinante que tiene en los animales.
En el hombre también es innato el instinto, pero no la forma de actuarlo. La desvinculación del modo de expresar el instinto es la condición indispensable de la libertad. Si el hombre heredase también el modo de comportarse, no sería libre. La liberación del determinismo instintivo se confirma porque el hombre, además, comprende el fin al cual tiende su instinto.
¿Te está claro esto de los apetitos naturales en animales y hombres?
Ahora hablaremos de los otros apetitos. Son los apetitos Elícitos o Intelectuales: exclusivos de los humanos y son intencionados (esto es: nos autorizamos a satisfacerlos: consentirlos) y se llaman Voliciones porque se relacionan directamente con la Voluntad humana.
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