Antecedentes De La Inteligencia Emocional

Uno de los cambios más trascedentes y benéficos para la humanidad ocurrió hacia finales del siglo que acaba de concluir es el amplio reconocimiento que se le ha dado a la necesidad de validar las emociones humanas. Los grandes avances y descubrimientos sobre el desarrollo del cerebro humano, sumado a los adelanto en el estudio de las emociones, llevaron a los expertos a una conclusión contundente: las capacidades sociales y emocionales de las personas puedes ser tanto o más importantes para el éxito en la vida que su coeficiente intelectual.

Aun cuando las investigaciones científicas en esta área no son recientes, fue solo en la década del 90 cuando surgió el termino inteligencia emocional para referirse al conjunto de capacidades emocionales autocontrol, entusiasmo, y persistencia, habilidad para motivarnos y empatía que son las básicas para triunfar en la vida. Con la publicación del libro inteligencia emocional, del psicólogo Daniel Goleman, se impulso este concepto en la conciencia pública. En su libro, el doctor Goleman explica que es como si tuviéramos dos mentes: una que piensa y otra que siente. Y las dos, el corazón y la cabeza, poseen dos formas distintas de saber, las cuales interactuan en armonía para construir nuestra vida mental. En circunstancias regulares, estas dos mentes, la racional y la emocional, opera en concordancia: los sentimientos aportan a la mente racional, mientras que los pensamientos ayudan a regular la vida emocional. Pero la proporción de la influencia se desequilibra cuando aumenta la intensidad de las emociones. En esos momentos la mente emocional toma el mando y determina nuestras acciones, antes de que la mente racional alcance a comprender siquiera lo que está ocurriendo, tal como sucede cuando actuamos impulsivamente al enfrentarnos a un grave peligro.

De esta manera, toda relación con el mundo y semejantes están afectadas por las emociones, las cuales tienen un papel tanto o más importante que el pensamiento en los actos humanos. Esto explica por que algunas personas que se destacan en lo académico debido a su inteligencia superior, pueden tener al mismo tiempo grandes fracasos en otros campos de la vida. Por el contrario, personas con un cociente intelectual moderado pero una gran madurez emocional, triunfan en forma sorprendente y superan a quienes los sobrepasan intelectualmente.

En los últimos años, se ha incrementado el interés por analizar la relación existente entre la inteligencia emocional, el éxito académico y el ajuste emocional de los estudiantes. En concreto, Salovey y Mayer, (1990) iniciaron el estudio del papel de las habilidades emocionales en el aprendizaje, proponiendo una teoría de IE en la literatura académica (Parker et al., 2004; Humphrey, Curran, Morris, Farrel & Woods, 2007), con la esperanza de integrar la literatura emocional en los

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