Antropologia Y Psicologia

ANTROPOLOGÍA Y PSICOLOGÍA

“La más grande cosa del mundo es de saber que ser soy”

Montaigne

¿Qué es el hombre? Cuestión, que a pesar de los largos y amplios intentos de darle respuesta, por parte de artículos, libros e importantes hombres de ciencia, y desde tiempos tan remotos, no se ha podido llegar a una respuesta que satisfaga a todos, o al menos a la mayoría de los especialistas en cualquier ámbito. Sin embargo, esta interrogante, sigue siendo el objeto principal de estudio de diversas ciencias, entre las cuales está la Antropología.

A partir de esto, podemos observar, que el ser humano es el eje principal de esta ciencia, al igual que lo es para la Psicología; así que teniendo este primer punto como referencia de similitud entre estas dos ciencias, se puede deducir que la relación entre ambas es estrecha.

Para llegar a comprender un poco mejor la relación entre ambas, me es importante, en primer instancia, definir cada ciencia.

La palabra Antropología proviene del griego anthropos, que significa hombre, y logos que significa estudio, por lo tanto podemos explicarla como el estudio del hombre en todas sus dimensiones, es decir, como ser animal, como ser social y ser cultura.

Por otro lado, tenemos del griego psique, que significa alma, y logos, tratado o ciencia, a la Psicología, por lo tanto, literalmente, es el estudio del alma, pero como ciencia, se define como el estudio del comportamiento y los procesos mentales del ser humano.

Bajo las definiciones anteriores, podemos extraer, que la finalidad de la Psicología es el hombre como individuo, mientras que la Antropología, a pesar de que también toma en cuenta al ser humano como individuo, se enfoca en él como especie. Partiendo de este punto, encontramos un aspecto de relación y complementación entre estas disciplinas, pues considero, que si nos basamos en los estudios de cada una por separado, tal vez no se llegue a dar una respuesta suficiente a la pregunta en un principio planteada, pero, en cambio, si se realiza un trabajo conjunto, se puede tener un acercamiento a una respuesta convincente, al menos, para la mayoría de los especialistas y amateurs. Lo anterior es reafirmado con la postulación de que no es posible definir al hombre sólo bajo un método científico riguroso, pues no son suficientes las herramientas que nos brindan los datos tangibles o visibles, es necesario e importante ir más allá de esto, conocer aquello que no es tal cual medible, saber que más construye al hombre y así llegar a definirlo, en primer lugar, como miembro de un grupo, y consecutivamente, como ser individual.

Un aspecto importante de la Antropología es la variabilidad cultural, la cual, es determinante en el comportamiento del ser humano, aspecto que le concierne a la Psicología, lo que lleva a construir su personalidad; pues como lo menciona Kardiner, la diferencias y características de la personalidad se pueden explicar en función de los factores condicionantes externos, es decir, el contexto en el que se desenvuelva cada individuo. Este autor también menciona la existencia de una personalidad básica de cada sujeto en una sociedad, la cual es construida por dos tipos de aspectos institucionales, los primarios y los secundarios; los primeros hacen referencia a las instituciones que hacen un primer contacto en el humano, por ejemplo la familia y la educación que se le otorga a este; por su parte, los aspectos institucionales secundarios, se encargan de satisfacer las necesidades y de disminuir las tensiones que los aspectos institucionales primarios crearon en el humano, ejemplo de estos son la religión y cualquier tipo de creencia preferencial que se tenga.

Lo anterior nos lleva a deducir que nuestro comportamiento es reflejo de lo inculcado por nuestro entorno desde niños, es decir, la cultura en la que nacemos, la cual, a lo largo de nuestras vivencias, va moldeando nuestro comportamiento; a esto Kardiner lo llama sistema proyectivo, ya que demuestra lo adquirido y cimentado en el sistema de creencias de cada individuo que lo llevó a formar esa personalidad y, consecutivamente, a comportarse de una u otra forma.

Un ejemplo de esto, en nuestra cultura mexicana, sucede con las tradiciones, como es el caso del Día de Muertos; la familia va inculcando las creencias que se tienen sobre esta celebración, por lo que en un futuro los pequeños de la casa proyectarán lo aprendido en la infancia; por supuesto, que los aspectos institucionales secundarios pueden influir en esto, es decir que no se siga el patrón de conducta inculcado por las instituciones primarias, en este caso la familia, y que de lo contrario, se tengan creencias distintas, ya sea por el conocimiento de una nueva religión o por alguna otra circunstancia, que modificarán su personalidad básica.

Es evidente que el contexto cultural en donde se desarrolle cada ser humano, no producirá sólo comportamientos positivos o normales ante los ojos de determinada sociedad, sino que también es posible la producción de conductas desviadas y no funcionales para el individuo, sobre todo, esto es producto de las instituciones primarias, que determinan

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