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Análisis Acerca De Algunas Obras Destacadas De Freud


Enviado por   •  29 de Mayo de 2014  •  2.978 Palabras (12 Páginas)  •  378 Visitas

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Lo Humano Como Un Artificio

Para comprender el psicoanálisis resulta pertinente cambiar el lente positivista con el que como psicólogos en formación de Iztacala hemos venido, valga la redundancia, formándonos. Para lograr lo anterior es necesario plantearnos desde dónde estamos abordando la vida anímica del sujeto y bajo qué conceptos pretendemos dar cuenta de nuestra condición como sujetos sujetados a un orden cultural, y ¿por qué no? Dilucidar en qué realidad psíquica estamos situados.

El objetivo de lo planteado no es considerar al psicoanálisis como un dogma, más bien se pretende entenderlo como una teoría que puede y debe ser cuestionada. El psicoanálisis propone un sujeto atrapado en el orden de lo simbólico, así podemos entender que el sujeto del psicoanálisis no es un organismo, no es un individuo y tampoco es una persona. El sujeto que se aborda desde esta episteme es un sujeto que se constituye a partir de los deseos, fantasías, mandatos y leyes de los otros y que es inherente del atrapamiento al sujetamiento del orden social y siempre que hablamos de orden social estamos hablando de lo humano. Por lo tanto desde esta teoría todo el tiempo estamos en vínculo con el otro,

Siguiendo con lo anterior, decimos que el orden social da cuenta de lo humano, entonces vendría bien cuestionarnos: sí es una construcción humana, ¿en qué momento se originó? Es decir, resulta ineludible pensar el momento en que nos salimos del orden natural, para desde el desorden poner otro orden, un orden basado en la construcción de la cultura, condición que resulta necesaria para dar cuenta del sujeto planteado anteriormente.

Freud (1930, pp.88) define la cultura como “…toda la suma de operaciones y normas que distancian nuestra vida de la de nuestros antepasados animales, y que sirven a dos fines: la protección del ser humano frente a la naturaleza y la regulación de los vínculos recíprocos entre los hombres”. Para el psicoanálisis, cuando nos alejamos de los que nos separa de nuestras condiciones zoológicas nos separamos del mundo de los instintos y aparece la pulsión.

Aquí viene bien detenernos para explicar qué se entiende por pulsión. La pulsión es una fuerza constante caracterizada por la contingencia y la variabilidad de objetos sin que nada la satisfaga, además de ser ubicua. A diferencia de la pulsión, un instinto no puede sublimarse, la pulsión por el contrario puede y es sublimada, así, podríamos resaltar el carácter paradójico de la misma, porque nos conduce al objeto deseado y al mismo tiempo nos obstaculiza. El fin de la pulsión es perseguir el objeto y no alcanzarlo.

Retomando lo planteado por Freud, dado que la naturaleza es interpretada por el hombre como una amenaza, valiéndose de la cultura hace uso de normas, reglas y leyes con el propósito de controlar la naturaleza, y por tanto manipularla a través del trabajo, lo que a su vez trae como resultado que el sujeto vaya en contra de la misma, creando sus propios recursos apoyándose en la colectividad, el uso de herramientas y el fuego. Esto finalmente permite la creación de otro orden, un orden social, el cual se caracteriza por buscar incansablemente la evitación del malestar y alcanzar el bienestar episódicamente, lo cual evidentemente es una ilusión, pues el estar inmerso en una cultura es condición inherente de malestar.

Por ello el sujeto del psicoanálisis, y por tanto de la cultura, no nace, se constituye, y para que esto suceda son necesarias una serie de condiciones que permiten devenir en sujeto: para ser sujeto de deseo debes colocarte como sujeto en falta, si sólo obedeces al deseo del otro eres sólo objeto del deseo, pero no sujeto deseante. Esto da la pauta para señalar que la satisfacción es a la necesidad, la insatisfacción, por tanto, es al deseo, porque el deseo es aquello que nunca se satisface.

Un paso decisivo hacia la cultura fue la sustitución del poderío individual por la de la colectividad, y el motor de todos los procesos anímicos (sociales, singulares y colectivos) ha sido el malestar en la cultura, pero no debemos confundir que la dialéctica está en el placer-displacer no en el malestar-bienestar, porque el bienestar, como señalamos anteriormente, no es posible sólo es una ilusión, y por otro lado la base de la cultura es el malestar.

De hecho retomando está ultima frase, cabría resaltar que de acuerdo con el psicoanálisis la historia de la cultura es la historia del malestar. Asimismo aparece la religión como formación secundaria, como justificación racional de lo que existe en el orden de lo reprimido y que no sabemos nada pero que deseamos justificar. Por lo tanto, la represión es del orden de lo inconsciente y opera a espaldas del sujeto mismo, esto aunado a que psíquicamente hablando, primero hay represión y luego sofocación.

La religión exige sofocación porque impone una moral, muestra un camino a seguir para evitar el malestar, está de más resaltar que esto es sólo una ilusión. Por otro lado, el orden jurídico aparece con el propósito de regular los vínculos entre los sujetos, en donde el estado posee el dominio y genera de alguna manera violencia, la cual se diferencia por ser constitutiva e institucionalizada. Quizás esto tiene que ver con aquella relación que tiene el sujeto con los otros, en donde los vínculos forman los fenómenos sociales, por ello es importante desplegar lo individual y lo colectivo, o el sujeto perteneciente a la masa.

Freud expone que el efecto de que un sujeto entre a una masa responde a las condiciones que le permitirían mediar aquellas represiones y lo pulsional inconsciente, pues las nuevas características responden a las exteriorizaciones de aquel inconsciente que lleva consigo todo el malestar humano con una desaparición de conciencia moral, lo cual genera una angustia compartida o mejor dicho social.

En una masa un sujeto esta en influencia de ésta, presenta una variación de la actividad y vida anímica, pues su afectividad se incrementa, mientras que lo intelectual baja, estos procesos, se encuentran inmersos en una nivelación con otros sujetos de la masa, y solo puede presentarse un resultado si existe una anulación de las inhibiciones pulsionales mismas de casa sujeto, como si se tratara de una especie de renuncia

Con todo esto Freud rechaza la sugestión e intenta usar el concepto de libido, pulsión y amor, para explicar a las masas. Para Freud los vínculos son los que constituye lo primordial en una masa, así la masa está unida por un poder que no es más que un eros, también si el sujeto se resigna a la masa y se deja influir por otros, se hablaría de la existencia de una deseo de “estar bien” y de acuerdo con otros, como una especie de amor por la otredad.

Podríamos entonces hablar de aquellas masas artificiales

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