Análisis de los libro "El Siglo" de Lacan
Enviado por sophielaurent13 • 16 de Septiembre de 2013 • Resumen • 748 Palabras (3 Páginas) • 323 Visitas
A Lacan, no obstante, se lo nombra muy poco en estas clases. Pero una de las frases en las que aparece, en la página 175, es propuesta por el propio Badiou como compendio de su lectura: De Wittgenstein a Lacan, el siglo está recorrido por el enunciado “no hay metalenguaje”.
En relación al sesgo de su lectura de Lacan, como a otros sesgos, Badiou sabe ir dando pistas sutiles pero honestas, y así como nos deja saber de su empatía histórica con el maoísmo, también menciona su simpatía por los textos de Jacques-Alain Miller.
Lo que aporta el psicoanálisis a esta reconstrucción de la subjetividad del siglo, viene por el lado de Freud, y no es más que la constatación de las mismas hipótesis en un campo original del siglo. El breve capítulo “Crisis de Sexo”, ofrece una variación excelente sobre el tema de las resistencias al psicoanálisis, a partir de una lectura al detalle de los cinco historiales freudianos. Se destaca la autodefensa que Freud antepone al historial de Dora, donde afirma que las licencias del psicoanalista al tratar de temas sexuales con una muchacha, son comparables a las que desde hacía mucho tiempo se otorgaban al ginecólogo. Se trata, entonces, de decir de alguna manera que, en un análisis, se toca un real del sexo.
Llegados a esta instancia, podemos hacer un balance general, no del siglo XX, sino de El Siglo de Alain Badiou. En la opinión de este reseñista, una de las mayores virtudes del libro es que resulta enteramente discutible. Por efecto de la claridad de sus tesis tanto como de su posicionamiento ideológico y de la singularidad de su visión, adquiere este valor paradojal, el que le otorga gran potencia polemizadora. Hoy en día, cuando prima la oferta y la demanda de un saber atópico, el carácter de un libro que mueve el pensamiento sin la pretensión de abarcarlo desde una plataforma probada de verdad, es una gracia. A lo más importante que llega Badiou en múltiples pasajes, es a afirmar que él está convencido de lo que dice.
No tardarán en multiplicarse los libros que intenten sumergirnos en la certeza templada de lo que Badiou dijo, y no en los peñascos inestables de su pensamiento. Son las caricias con las que el mercado espolea a los lectores.
Por lo antedicho, mi punto crítico no se dirige, en el contexto de esta reseña, hacia la discusión de un contenido en particular, sino hacia un punto ciego del planteo. El primer capítulo del libro se titula “Cuestiones de Método”, y consiste en explicitar cuáles serán las reglas de abordaje del siglo. Allí no se hace ninguna salvedad respecto del recorte geopolítico de su lectura. Y es necesario decirlo: la visión de la historia de Badiou es rematadamente euro-céntrica, aunque pretenda lo contrario, y está demasiado afectada por la “era global”. Intenta hacer una referencia abarcadora a la subjetividad del siglo justamente en el período de agitación previo a la globalidad, pero ignora
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