Análisis película Shine

Mariana López Granada

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Psicopatología

Shine

En la película Shine podemos seguir el caso de David, quien desde muy pequeño aprendió a tocar el piano como un auténtico niño prodigio. Aunque parecía vivir en un buen núcleo familiar, el comportamiento y las acciones del padre demostraban lo contrario. Su padre le exige mucho y terminó siendo David casi como su esclavo, incluso lo obligaba a tocar piezas muy difíciles en el piano cuando era niño, para vivir a través de David su sueño frustrado, una proyección de su vida en su hijo. David siempre actuó para complacer a su padre, haciendo todo lo que le decía hasta que decidió salir de casa para explorar lo que le apasionaba. Ya en su escuela podemos notar ciertos comportamientos que nos hacían prestar más atención a cómo vestía, cómo caminaba, cómo comía, lo cual mostraba una conducta desorganizada. Nuestro punto de resolución llega el día del concierto cuando interpretó una canción donde sufre de un episodio de desconexión con la realidad, se desmaya, inmediatamente después de muchas pruebas iniciales, lo envían a un hospital psiquiátrico donde estuvo durante 20 años. Cuando logra salir, ya está mejor y ha mejorado gracias a un amigo que lo ve con frecuencia. Los médicos le prohíben acercarse al instrumento para evitar que vuelva a desencadenar un episodio similar, sin pensar que ese podría ser un camino a seguir que le sirviera de miedo de anclaje a la realidad. Vemos que David sufre de esquizofrenia y sus síntomas incluyen habla y conducta desorganizada, momentos de pérdida de realidad y síntomas negativos. Está claro que no sufre delirios ni alucinaciones. Un caso muy interesante donde el amor y la música ayudan a curar el trastorno de David.

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