Autogestión Y Anarquismo
Enviado por guacalera57 • 11 de Enero de 2014 • 7.638 Palabras (31 Páginas) • 236 Visitas
RENÉ LOURAU
EL ANALISIS INSTITUCIONAL
7. Hacia la intervención socioanalítica
I. La situación analítica
La psicoterapia y la pedagogía son los dos sectores más avanzados de la
investigación y de la experimentación en análisis institucional. La
psicosociología y el psicoanálisis manifiestan ciertas preocupaciones,
ciertas direcciones de investigación que convergen con las teorías
institucionales de los psiquiatras y pedagogos. No obstante, al hablar de
intervención socioanalítica _es decir, de una aplicación del análisis
institucional en la práctica de los grupos, colectividades y organizaciones_,
una fuerza invencible parece llevar a establecer un paralelo con la
intervención psicosociológica, o aun con la encuesta en el terreno de la
sociología de las organizaciones. Ahora bien, así como no se justificaría
reducir el análisis institucional a un método de terapia y/o de pedagogía,
tampoco debe identificarse el modo de intervención socioanalítica con
modos de intervención anteriores. No se trata, sin embargo, de disimular la
función que cumplen las teorías y las experiencias psicosociológicas en la
búsqueda de un nuevo método. Cualquiera que sea la crítica que se pueda
dirigir a la teoría de las organizaciones, no es menos evidente que cualquier
esfuerzo encaminado a superar esa teoría implica trabajar, en cierta forma,
con el concepto de organización. En cuanto al psicoanálisis, no cabe duda
de que, sin él, la crítica del positivismo sociológico seguiría siendo tan
teológica como la crítica positivista de la teología por Auguste Comte.
Ante todo, entonces, hay que tratar de definir las condiciones teóricas de la
intervención socioanalítica. Con ello se evitarán, parcialmente al menos, las
confusiones y reducciones que amenazan a todo nuevo método. Este riesgo
es normal, si se recuerda, con Hegel, que la crítica radical de una tesis es,
ante todo reconocimiento de dicha tesis, y que oponer un concepto a otro
concepto es participar en el trabajo de análisis de este último.
En segundo lugar, se intentará delimitar las condiciones prácticas de la
intervención socioanalítica. Por condiciones prácticas entendemos, por un
lado, todo aquello que determina el lugar del analista (individual o
colectivo) en la situación de intervención, el estudio del puesto de trabajo
analítico; y por otro lado, la técnica de investigación, es decir, la aplicación
concreta de los datos teóricos contenidos en el método.
El análisis institucional engloba por ahora un método de conocimiento
inductivo, que se sitúa junto al análisis funcional, estructural y estructuralfuncional,
y junto a diversos modos de análisis económico, político, etc.;
también engloba, más específicamente, un modo de análisis en situación
más cercano a la terapia psicoanalítica. En el primer caso, se trata de un
análisis de gabinete, inspirado más o menos directamente en intervenciones
o investigaciones de campo. En el segundo caso, es una intervención
institucional analizada como tal. En esta dualidad se puede encontrar
ventajas, o lamentarlas. De cualquier manera, solo la intervención en una
situación permite un verdadero socioanálisis. (1) El análisis de gabinete
puede aportar materiales, favorecer la aproximación activa a la situación,
contribuir a su dilucidación teórica, sugerir modos de evaluación y criterios
de validación. Tiene la desventaja de poner al sociólogo, psicólogo,
economista o teórico político en situación cómoda y desarraigada a la vez
del “sabio” o del “experto”.
Por consiguiente, no separaremos el análisis de la intervención, para
señalar bien que el sistema de referencia del análisis institucional está
determinado estrictamente por la presencia física de los analistas en cuanto
actores sociales en una situación social, y por la presencia material de todo
el contexto institucional.
Qué es lo que permite construir una situación analítica?
a. Una hipótesis.
b. Los instrumentos de análisis.
a. Una hipótesis
Mediante análisis en situación que no se confunden con los “juegos de la
verdad” de la psicosociología ni con “la higiene social” de la sociología de
las organizaciones, es posible descifrar las relaciones que los grupos y los
individuos mantienen con las instituciones. Más allá de las
racionalizaciones ideológicas, jurídicas, sociológicas, económicas o
políticas, la dilucidación de estas relaciones pone de relieve que el vínculo
social es, ante todo, un acondicionamiento del no saber de los actores
respecto de la organización social.
b. Los instrumentos de análisis
Residen en un conjunto de conceptos articulados como sistema de
referencia del análisis institucional.
1. Segmentaridad. La unidad positiva de todo agrupamiento social se
apoya en un consenso o en una regla exterior al grupo, o en ambos a la vez.
El consenso puede ser el del sentido común, el de la solidaridad
“mecánica” u “orgánica”, el de la creencia común, etc. El reglamento
puede estar más o menos interiorizado o ser vivido como coerción pura,
según se trata de un reglamento elaborado por la colectividad o aceptado
por ella, o también impuesto por una parte de esa colectividad. En todos los
casos, la unidad positiva del agrupamiento, lo que le de a su carácter de
formación social (es decir: le confiere una forma, determinaciones
morfológicas observables), funciona a la manera de la ideología. Desde ese
punto de vista, todo agrupamiento es una comunidad con intereses
convergentes. Tiene algo de sagrado y de intocable.
En el extremo opuesto a esta visión ideológica, la acentuación de las
particularidades de los individuos que componen el agrupamiento produce
la negación , a veces absoluta, de la idea misma de comunidad. La unidad
positiva del grupo, de la organización, de la colectividad étnica o política,
es destruida por el peso de la negatividad cuando esta última toma la forma
del individualismo o del nihilismo, cuando se consideran irreductibles los
intereses o las características individuales.
Es posible considerar un sobrepasamiento de la primera concepción, que
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