CONSECUENCIAS EPIDEMIOLÓGICAS DE LA CONQUISTA DE AMÉRICA
Enviado por perrogatoyraton • 23 de Abril de 2013 • Informe • 2.379 Palabras (10 Páginas) • 555 Visitas
CONSECUENCIAS EPIDEMIOLÓGICAS DE LA CONQUISTA DE AMÉRICA
Eduardo Estrella
Ex - Director del Departamento de Humanidades Médicas de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Quito, Ecuador.
Hay datos históricos que confirman que en el año 1526, antes de que se inicie la conquista española del imperio incaico, se desató en los Andes la primera gran epidemia que mató a miles de indígenas carentes de defensas frente a esta nueva enfermedad. La mayor parte de los tratadistas consideran que esta epidemia fue por viruela 1-.
Los habitantes del Nuevo Mundo, dice Mac Neill , no eran portadores de ninguna infección grave que pudiera ser contagiada a los europeos y africanos que llegaron a sus tierras. Al contrario, la brusca confrontación con una larga lista de infecciones que europeos y africanos habían ido recogiendo a lo largo de miles de años, provocó el desastre demográfico en los aborígenes americanos. Las razones de este desequilibrio son bastante comprensibles, ya que en comparación con la complejidad ecológica del Viejo Mundo, el Nuevo no era más que una enorme y vulnerable isla y el nivel escasamente desarrollado de enfermedades entre los americanos fue solo un aspecto de la vulnerabilidad biológica general, pero este aspecto tuvo consecuencias particularmente drásticas para la vida humana.
Es conocido que la migración del hombre y de sus enfermedades es la mayor causa de la presencia de epidemias. Cuando se produce una migración, aquellos individuos que han estado largamente aislados son los que más sufren, porque su material genético no ha tenido contacto con las enfermedades alejadas de su entorno geográfico. Los aborígenes americanos, tuvieron el fatal privilegio de su aislamiento del resto de la humanidad, por lo que las enfermedades graves y mortales del Viejo Mundo fueron más mortíferas en el Nuevo y comparativamente aquellos trastornos benignos en Europa, se tornaron mortales en América.
LA INFLUENCIA SUINA MATA A LOS INDIOS DE SANTO DOMINGO
Se cree que la primera epidemia que se desató en la Isabela en diciembre de 1493, afectando a Colón y sus compañeros del segundo viaje, pudo haber sido de influenza. La enfermedad apareció el 9 de diciembre de 1493, al día siguiente del desembarco de los 1500 hombres y animales domésticos que llevaban para su reproducción en las nuevas tierras. Bruscamente la gente comenzó a caer enferma con fiebre elevada y gran postración; la infección contagió a los indígenas de la isla que murieron en gran número. Según Guerra, la epidemia de la isla Isabela tenía todas las características para ser catalogada como influenza, en la cual además habrían participado activamente como reservorios y difusores del virus no solo los hombres sino los cerdos que trasportaban. Para este autor, la importancia de la influenza se vislumbra en su impacto sobre la población indígena de Santo Domingo calculada en 1493 en 1.100.000 habitantes. De éstos, en 1506 quedaban 350.000, en 1510 se calculaban 16.000 y en 1517 no llegaban a 10.000.
Si bien dicha enfermedad pudo haber sido una causa notable de este descenso demográfico, no hay que olvidar la intercurrencia de otras enfermedades, el hambre y la violencia que se ejerció sobre el indígena. Luego de su trágica visita de 1493, la influenza nunca dejó en paz a la población americana: nuevas y devastadoras pandemias y epidemias se presentaron a partir del siglo XVI. Varios autores sugieren que entre 1558 y 1559 se desató una pandemia de influenza en la mayor parte de los territorios americanos conquistados 4 . Probablemente fue una extensión de la epidemia que en 1557 azotaba a varios países europeos, no siendo dificil pensar en su traslado al Nuevo Mundo dada la intensa comunicación establecida en esa época.
EL VIAJE SIN RETORNO DE LA VIRUELA
De todas las enfermedades que hicieron el viaje transoceánico, la viruela fue la que ocasionó mayor mortalidad y desolación, siendo una de las causas directas del descenso de la población indígena americana. El primer ataque se produjo entre diciembre de 1518 y enero de 1519 cuando la viruela apareció entre los indios de Santo Domingo, traída según el padre Las casas, desde Castilla. Se infectaron también algunos españoles, pero ninguno falleció; en cambio la infección desvastó a la población indígena, ensañándose de tal manera que solo logró sobrevivir un millar de indios.
En cuestión de días la epidemia se extendió a Puerto Rico. Los indios Arawaks estaban ya debilitados y moribundos por los desconocidos males que se sucedían sin descanso por las islas antillanas, actuando como reservorios de la pestilencia en la que los conquistadores encontraron un invisible aliado biológico para su asalto final a estas tierras4. Desde las Antillas, la viruela viajó a México de la mano de una expedición de socorro que se unió a Cortés en 1520, siendo una de las diez plagas que asolaron a los mexicanos.
La introducción del virus variológico cambió la historia de la conquista, pues ocurrió en el momento en que el pueblo azteca había expulsado de Tenochtitlán a los intrusos. Comenzó en el mes de setiembre y duró unos dos meses, coincidiendo con la huida de Cortés y sus compañeros de esa ciudad. La epidemia le dio tiempo para reponerse mientras enfermaban y morían decenas de miles de indígenas, entre ellos Cuitláhuac, hermano de Monctezuma, que le había sucedido en la jefatura del imperio.
Los españoles identificaron rápidamente la enfermedad, muy conocida en Europa, mientras los indígenas que la desconocían le asignaron la denominación de hueyzahuatl (gran lepra) . Así la desesperación cundió entre los aztecas, que moribundos e inermes fueron fácil presa de los conquistadores. Sus dioses abdicaron, y los ayunos, ofrendas y abstinencias fracasaban. Por donde quiera que cruzaba el hombre blanco llegaban males desconocidos, y como regalo de un Dios extraño, estas enfermedades que no tenían respuesta con sus medicinas, ni con sus curanderos y chamanes, terminaban instalándose en sus tierras y en su gente.
La viruela no se detuvo en el México Central, sino que se trasladó a Guatemala donde apareció en el mismo año de 1520, atacando a los indígenas Cakchiqueles que murieron en gran número. La pestilencia continuó aparentemente por Centroamérica alcanzando el Imperio Incaico entre 1524 y 1526, cruzando posiblemente por mar desde Panamá 6.
Los indígenas estaban persuadidos de que la presencia de estas nuevas enfermedades era producto de un castigo divino. Para ellos el nuevo Dios que traían los europeos, enojado por sus idolatrías profanas y sus pecados mundanos, les enviaba el flagelo de la enfermedad
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