Carta A Mi Madre
Enviado por Seebach • 28 de Agosto de 2012 • 440 Palabras (2 Páginas) • 575 Visitas
Querida madre:
Hace tiempo te escribí una carta. En principio, fue una carta llena de dolor por tu muerte con la cual, me sentí como una niña definitivamente, abandonada.
Al mismo tiempo, pensaba que era un mensaje de lucidez y de madurez.
Te descubrí y me descubrí. Lo que no supe ver entonces, es que al mismo tiempo, era una promesa de fidelidad hacia ti, hacia tu vida, a tu modo de vivirla, y entenderla.
Después, y a pesar de todo, no supe o no pude poner la distancia necesaria entre tu y yo.
Tú, continuaste viviendo en mí. Yo aferrada a ti.
Tenía demasiado miedo para quedarme sola.
No podía contradecir tus juicios, no podía descalificar tus actitudes frente a la vida llena de dolor, miedo y tristeza.
También llena de prejuicios.
Yo interioricé tus consignas, e inconscientemente, las hice mías. Negándome como lo hiciste tú, la alegría del vivir.
Han pasado años. He sentido miedo de mirar en mi interior, temía encontrarme contigo. Finalmente, lo he hecho. Hoy, no me siento abandonada. Me atrevo a despedirme de ti. Me queda la oportunidad de continuar viva, para encontrar la serenidad y dejar de mirar la vida con tus ojos y sentirla con tus sentimientos. No quiero seguir un camino que no elegí.
Ya no te lloro porque, ya te lloré. Es por eso mismo, que he vivido a mis propios pies.
Quiero aprender a dar paso a mis propios sentimientos y a las actitudes, que de ellos se generan. Quiero recuperar el tiempo que involuntariamente, tú colonizaste.
Un tiempo que era mío. Ignoraba que cada ser humano, le corresponde su propio tiempo y su espacio.
Fuiste mi modelo. Yo un eslabón más de tus cadenas. No fue esta tu intención. Distes lo que te dieron, fuiste también hija del tiempo en que te tocó vivir. Un tiempo impuesto por otros. Hoy es mi tiempo. Y me hago responsable de él.
Mamá hasta aquí hemos estado juntas. Tú te quedas. Eres mi pasado y nunca, te olvidaré Yo continúo, tratando de vencer cada día un miedo nuevo. Quiero aliarme con mi soledad. Transformarla en una elección. No quiero repetir la historia. Recupero mi amor por ti y por mí. Y al mismo tiempo la fidelidad que a mi misma me debo. Me adeudo toda una vida.
Soy consciente, que no me alcanzaría, otra existencia para rehacerme de mi propia ausencia, pero lo intentaré cada día que amanezca.
Soy alguien que apenas me intuyo. Sé de las dudas y agobios que esto representa. Pero, también de la satisfacción y serenidad que puedo alcanzar. Voy a aprender a ver. Voy a cultivar mis sentidos.
Voy a recuperar mi palabra.
Adiós madre nos encontraremos en el aire.
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