Catalepsia

Catalepsia

Aún no lo puedo creer, no sé si ha sido un milagro, o tan solo un complejo sueño, ella murió hace un par de días, yo mismo presencie su muerte, la lloré, derramé todas mis lágrimas en su cuerpo inmóvil, aun estando dentro de esa caja no había perdido su dulzura, su gran belleza que muchos anhelaban, es incierto, por mi mente pasaban miles de pensamientos en cuestiones de segundo, lo cierto es que no dejaba de amarla, por instantes parecía estar viva, pero todos en su velorio decían que habrá los ojos, mi amor había muerto.

Encerrado en mi cuarto, los demonios me rodeaban, razón no estaba en mí, quería seguirla, ir detrás de ella, a ese mundo desconocido, sí, me quería suicidar, los recuerdos me invadían, ya no volveré a ver esos magníficos ojos café, tampoco volvería a sentir esos delineados labios rojos, pero ¿qué más? Tendría que ser fuerte, en unas horas ya era su velorio, me cambie con mi camisa verde tanto le gustaba y salí, a darle su último a dios, en el camino todos me miraban, veían la tristeza en mi ser, trataban de consolarme con un abrazo, quizá es el mejor remedio, pero en otras situaciones, en esta solo me servía un abrazo de ella.

Rozando las yemas de mis dedos por su rostro, me la quitaron de las manos, ya era hora de enterrarla, el hueco en la tierra ya estaba listo, la orden ya estaba dada, la cogí una vez más y le prometí que no demoraría en ir a su encuentro, mientras descendía el cajón, sentí el dolor más grande del mundo, una lágrima en mi rostro cayo al abismo, a formar parte de ella, de improviso empezó a sonar rasguños ¿quién tan cruel podrá hacer eso? Pensé, sin darme cuenta que los rasguños venían desde el abismo, de pronto se abrió la caja, y ella volvió a respirar, a moverse, a abrazarme, me dio un beso como en la primera vez, yo estaba ido pegado en sus labios, aún no lo podía creer, los dioses habían confabulado para darme una nueva oportunidad, la mejor de todas, volver a amar a mi amada Sofía.

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