Causas Del Repliege Narcicista De Miguel Migueles

CAUSAS Y SIGNOS DEL REPLIEGUE NARCISISTA

EL DESARROLLO DEL NIÑO. LOS DOS INSTINTOS VITALES DE EXPANSION Y DE CONSERVACION

Al comienzo de la vida, el niño no tiene la noción de su existencia como individuo, la consecuencia del lactante no teniendo la noción de su existencia propia, se siente en solidaridad total con el mundo que lo rodea, hecho que se ha expresado a veces diciendo que el yo y el no-yo es este estadio están confundidos, al final del primer año el niño empieza a reconocerse como un cuerpo individualizado y ya no encuentra extraña su imagen en un espejo, se constituye el primer yo. Constitución del yo apoyada por las inevitables frustraciones de la vida le ocasionara sufrimientos.

Para la psicología el yo era el sistema percepción-conciencia ósea fenómenos psíquicos conscientes, pero el psicoanálisis dice hay que considerarlo como una instancia encargada de adaptar el organismo al medio que lo rodea. Lo que caracteriza al ser en crecimiento es la expansión de todas las funciones que las hace desplegarse al máximo y asegurar su influencia sobre el mundo exterior. Al principio, el yo esta sobre todo al servicio de la expansión vital, ya que debe adaptarla al medio que lo rodea.

La expansión-conservación movimiento incesante de la vida, con una oscilación de la una a la otra que constituye una flexible adaptación al mundo exterior.

I. EL INSTINTO DE EXPANSION, IMPORTANTE LLAMADO NARCISISMO PRIMARIO

En los primeros años la expansión predomina abiertamente, comprendidas el yo; el amor de sí mismo a veces se les reprocha a los niños calificándolo de egoísmo, en este periodo de existencia es una necesidad vital, tiene un sentimiento de omnipotencia y no tolera que sus deseos no sean satisfechos inmediatamente y competo, este periodo llamado narcisismo primario.

II. LAS PULSIONES Y SU DEVENIR

El amor de sí mismo, unido a esta expansión vital, inviste el logro de la consumación y se une a un sentimiento de valor que es estimulante para el desarrollo. Al principio la madre, con su amor vigilante, es la única que proporciona toda nutrición, resultando un sentimiento de valor unido al ejercicio de las funciones, dependiendo del modo como este ejercicio sea aprobado investido por la madre, así pues según la actitud del ambiente familiar, habrá acuerdos entre las pulsiones y la expansión vital, la satisfacción pura y simple de una pulsión solo proporciona el goce del alivio, porque hace cesar una tensión y cuando esta investida produce una gran alegría con aumento del sentimiento de valor; cuando no va acompañado de esto puede producir desequilibrio neurótico. Cuando las pulsiones sexuales del niño son censuradas por sus allegados, impide la maduración de la sexualidad y su integración en la personalidad global.

III. EL IDEAL DEL YO

La aprobación o desaprobación de los padres desempeña un papel capital en la vida pulsional del niño, al principio el niño tiene confuso de ser omnipotente, se ve obligado a abandonar la creencia y delega a sus padres esta omnipotencia. La actitud de estos padres es la que decide entonces lo que tiene derecho o no a hacer. Su yo en virtud de su función de adaptación de be a partir de entonces referirse al modelo de sus padres, que constituye para él un modelo ideal: el ideal del yo. El sentimiento de valor del niño y su compañera obligada, la alegría de las realizaciones dependen entonces del ideal del yo introyectado.

LAS CAUSAS DEL REPLIEGUE NARCISISTA

El verdadero narcisismo es el narcisismo secundario.

Puede hablarse de narcisismo cuando la relación afectiva con los otros ha sido posible, cuando ha sido secundariamente abandonada en beneficio de un amor exclusivo de sí mismo. El movimiento de repliegue por el que el sujeto retira su libido objetar y la aplica a sí mismo, su yo se hincha en libido narcisista y veremos que la mayor parte de los síntomas del repliegue narcisista manifiestan este superinvestimiento del yo. Varios psicoanalistas describen al narcisismo como negatividad y falta.

Causas del repliegue narcisista

Estas causas se dan, en una actitud frustrante de los padres respecto al niño, ya en el mismo niño, en sus dificultades personales de adaptación.

1. Las frustraciones

Las frustraciones inevitables de la existencia son necesarias para la maduración del yo, a condición de que sean soportadas; son las frustraciones llamadas normales. Frustraciones patológicas, susceptibles de impedir esta misma maduración del yo; intensidad o por su acumulación, exceden las posibilidades de adaptación del sujeto. Las fuerzas vitales de expansión, que aseguran el desarrollo, se duplican en cierta manera con las aportaciones nutritivas del medio, aportaciones que en su mayoría las dispensa el amor materno. Si uno de ellos falta en el niño se produce una frustración. La privación de amor es pues la frustración mayor, entraña automáticamente la privación de los cuidados maternos más diversos. Cuando una madre hiperprotetoras se da la frustración de independencia.

2. El temperamento del niño

Tenemos que apreciar una frustración en función de la subjetividad del que la sufre, ya que los niños de temperamento distinto reaccionan reaccionan de modo diferente para una misma frustración. Existen dos tipos de ella los dilatados están dotados de una gran fuerza vital de expansión y por ello tienen crecimiento fácil, adaptándose fácilmente a todos los medios y mostrándose poco sensible a las frustraciones y son extrovertidos, los retraídos poca fuerza de expansión y en ellos predominan las fuerzas de conservación con la consecuencia de que son muy difíciles en la elección de sus condiciones de existencia y soportan mal las inevitables frustraciones de la vida; y tienden la necesidad constante de presencia y protección y son introvertidos.

3. El miedo de las pulsiones

Este miedo lo conducirá a romper el contacto con el objeto de su rivalidad y adoptar con respecto a este una actitud de indiferencia distante, como si no lo conociese. Buscar las soluciones a estos tipos de miedos debemos hacernos prudentes de los factores responsables de un repliegue narcisista.

LOS SIGNOS DEL REPLIEGUE NARCISISTA

Este se manifiesta por dos órdenes los que expresan la ruptura más o menos completa de las relaciones afectivas con el mundo circundante; los otros expresan la supervaloración del sujeto.

I. Ruptura de las relaciones afectivas

Esta ruptura se produce para evitar la angustia del estado depresivo y el amor de sí mismo substituye al amor de los otros, y que el sujeto se comporta con los suyos de un modo indiferente, como si no los amase y los considerarse unos extraños. Se aísla del seno familiar siente que no es amado y por consiguiente el no podrá

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