Cuando El Niño Padece Un Trastorno De Aprendizaje
Enviado por alibricenoc • 3 de Septiembre de 2013 • 1.185 Palabras (5 Páginas) • 344 Visitas
Cuando el niño padece un trastorno de aprendizaje
Para David, que tiene seis años, el mejor momento del día es la hora de escuchar historias. Le encanta que su mamá le lea algo, y recuerda fácilmente lo que oye. Pero David tiene un problema. No es capaz de leer por sí mismo. De hecho, toda tarea que requiera aptitudes visuales le frustra.
Sarah ya lleva tres años en la escuela, pero su escritura deja mucho que desear. Traza las letras mal, y algunas las escribe al revés. Sus padres están preocupados pues, por si aquello fuera poco, le cuesta escribir hasta su propio nombre.
Josh, que pasa por la primera etapa de la adolescencia, lleva bien todas las asignaturas menos las matemáticas. Es incapaz de comprender el concepto de los valores numéricos. Solo ver números lo pone de mal humor, y cuando se sienta para hacer los deberes de matemáticas, su disposición empeora por momentos.
¿QUÉ les pasa a David, Sarah y Josh? ¿Son simplemente perezosos, tercos, o tal vez torpes? No, ni mucho menos. Los tres poseen una inteligencia entre normal y superior a la media. Pero los tres se ven afectados por sendos trastornos de aprendizaje. David padece dislexia, término que se aplica a varios problemas relacionados con la lectura. La gran dificultad que tiene Sarah para la escritura se denomina disgrafía. Y la incapacidad de Josh para captar los conceptos básicos de las matemáticas se conoce como discalculia. Estos son solo tres trastornos de aprendizaje. Existen muchos más, y algunos expertos calculan que, como mínimo, el 10% de los niños estadounidenses padece alguno de esos trastornos.
Qué son los trastornos de aprendizaje
Hay que reconocer que a la mayoría de los jovencitos les cuesta a veces aprender. Pero, normalmente, eso no significa que padezcan un trastorno de aprendizaje. Solo demuestra que en lo que tiene que ver con el aprendizaje, todos tienen sus puntos fuertes y débiles. Algunos poseen una gran capacidad auditiva; captan bastante bien la información que oyen. Otros dependen más de la vista; aprenden mejor leyendo. No obstante, en las escuelas, se agrupa a los alumnos en una clase y se espera que todos aprendan prescindiendo del método didáctico que se utilice. Por eso es inevitable que algunos tengan problemas de aprendizaje.
Ahora bien, algunos especialistas hacen una distinción entre simples problemas de aprendizaje y verdaderos trastornos de aprendizaje. Explican que los primeros pueden superarse con paciencia y esfuerzo, mientras que los segundos están más arraigados. “El cerebro del niño con trastornos de aprendizaje parece que percibe, procesa o recuerda ciertos tipos de tareas mentales de manera defectuosa”, escriben los doctores Paul y Esther Wender.
De todas formas, el hecho de que un niño tenga un trastorno de aprendizaje no significa necesariamente que sea deficiente mental. Para explicarlo, los doctores Wender compararon la situación con la de las personas que padecen amusia sensorial (sordera de tonos), es decir, que no pueden distinguir los diferentes tonos musicales. “Los que padecen amusia sensorial no tienen el cerebro dañado ni presentan problemas de audición —escriben los Wender—. Nadie diría que la amusia sensorial obedece a una actitud de pereza, a una enseñanza deficiente o a falta de motivación.” Según ellos, con los trastornos de aprendizaje sucede lo mismo. La dificultad suele centrarse en un aspecto particular del aprendizaje.
Esto explica por qué muchos niños con trastornos de aprendizaje poseen una inteligencia normal o superior a la media; de hecho, algunos son muy brillantes. Es esta paradoja lo que muchas veces alerta a los médicos de un posible trastorno de aprendizaje. El libro Why Is My Child Having Trouble at School? (¿Por qué tiene dificultades en la escuela mi hijo?) explica:
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