DIFERENCIAS EN EL COMPORTAMIENTO SEXUAL DEL HOMBRE Y LA MUJER

Las diferencias en cuanto al comportamiento sexual entre hombres y mujeres comienzan a ser visibles a una temprana edad. Desde la niñez, los chicos comienzan a alejarse de las chicas, siguiendo unos patrones de conducta totalmente distintos, suponiendo, en algunos casos, un rasgo significativo propio de su género.

Por ejemplo, cuando alcanzan los 2 o 3 años, los niños (chicos en mayor medida) comienzan a sentir curiosidad por su propio cuerpo, con lo que comienza una etapa de investigación. Sienten la necesidad de comprobar como es cada parte de su cuerpo, descubriendo así que al tocar ciertas partes pueden llegar a sentir placer. Por eso, es normal que los niños comiencen a tocarse a esas edades, siendo para ellos algo totalmente normal. Sin embargo, dado los tabúes existentes en nuestra sociedad, al niño se le enseña que eso no está bien cuando, en realidad, se trata de un acto totalmente natural y normal a su edad.

Continuando con el nivel filogenético, al llegar a los 7 años, el niño pierde todo interés en la sexualidad, sobre todo pierde el interés en el sexo opuesto. Es aquí cuando deja de lado esa etapa de investigación del cuerpo y de las relaciones afectivas entre las personas, etapa que no se retomará hasta la adolescencia, donde resurge esa curiosidad por el mundo de lo sexual.

Sin embargo es en la etapa adulta cuando podemos observar de manera más concreta las diferencias que existen entre el hombre y la mujer en cuanto a su conducta a cerca de la sexualidad.

Analizándolo desde un punto de vista funcional, podemos observar las diferencias que hay en cuanto a la fidelidad entre ambos sexos. Recientemente, se ha descubierto que la promiscuidad, más común en los hombres, puede deberse a un tema evolutivo. Se cree que ante la mayor posibilidad de un hombre de reproducirse, provoca que exista una tendencia a querer reproducirse en mayor cantidad, como podemos observar en otras muchas especies. Sin embargo, la mujer no posee un ciclo reproductivo tan continuo como el del hombre, y esa se cree que es la causa de que las tasas de infidelidad en mujeres sean, posiblemente, menores. Aunque, claramente, existe excepciones en ambos sexos.

BIBLIOGRAFÍA:

Bailey, JM; Zucker, KJ. (1995). Chilhood sex-typed behavior and sexual orientation - a conceptual analysis an quantitative review. Developmental Psychology. Vol: 31

Courtenay, WH. (2000). Constructions of masculinity and their influence on men’s well-being: a theory of gender and health. Social Science & Medicine. Vol: 50

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