De Donde Salieron Las Esculas
Enviado por alexmayorquin15 • 2 de Octubre de 2012 • 679 Palabras (3 Páginas) • 288 Visitas
Naturaleza del diálogo educativo.
El diálogo educativo presenta un carácter asimétrico; supone un proceso paralelo de los interlocutores en el descubrimiento de un hecho; se trata de un movimiento dialéctico nacido no de un enfrentamiento, sino de una investigación nutrida del choque de ideas contrarias. El diálogo es encuentro de sujetos que se escuchan, que se saben retirar en el momento oportuno o intervenir para aportar su contribución para perseguir el mismo fin.
La patología del diálogo asimétrico se puede resumir en dos esquemas:
• La función y el fin están mal asumidos: padres inmaduros, maestros incompetentes abrumados por las tareas que reaccionan con negligencia en forma de indulgencia, la huída o la ineficacia agresiva o desordenada.
• El medio se toma como fin: el actor se toma por el papel que interpreta y no puede llegar a asumir el último acto, deleitándose en la autoridad y se resiste al desarrollo de la historia a la que debe poner fin.
En el diálogo, el educador necesita centrarse en el niño o en el adolescente, aceptando sus limitaciones desde su propia posición; muestra el camino y después deja explorarlo; interviene en caso de un mal paso, es un guía.
El error del educador sería negarse a asumir su función o desnaturalizarla por exceso de poder y prolongarla cuando ya es inútil.
Otro caso
de de la asimetría del diálogo educativo proviene de la dimensión temporal. El enseñante conoce el significado de su acción en un tiempo dado; este tiempo es un conjunto caracterizado por una dirección. El alumno es informado del objetivo parcial, pero el enseñante sitúa este objetivo pragmático en contextos cognitivos, operatorios, afectivos y sociales.
El educador sitúa al alumno con relación a los objetivos e intenta captar a un adulto que el niño va a llegar a ser. Esta anticipación sobre las aptitudes no se exenta de ser distorsionado, pues el enseñante deforma el concepto que tiene del alumno a causa de la imagen que se forman del “buen alumno”. En pocas palabras, el enseñante desencadena el proceso educativo y actúa según la percepción que tiene del alumno.
Si hubiera una apropiación del papel del otro entre alumno y enseñante, se pretendería un posible diálogo asimétrico; el diálogo pedagógico se presentaría bajo una configuración triangular, puesto que tiene por objeto el conocimiento, por finalidad la expansión de la persona y por mediador al enseñante. Si no tuviese esta finalidad, el diálogo no existiría.
En los niños, el descubrimiento del universo material y social, la toma de conciencia de sí mismo y la estructuración de las relaciones entre sí y su universo, se operaría por el diálogo con los padres y educadores; no podría emplear la situación anterior con ellos porque
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