Definición del abuso sexual como forma concreta de maltrato en la infancia

ABUSO SEXUAL INFANTIL

RESUMEN:

Este trabajo hace un sondeo en el tema del abuso sexual en la infancia subrayando los diversos avances realizados por diferentes profesionales. Lo complejo del tema hace imperioso realizar una valoración imparcial del tejido histórico-social en el que se da, los factores de riesgo como de los efectos y consecuencias que produce tal experiencia. Por todo esto se tratara la “Hipótesis del Trauma en el Abuso Sexual” y se presentaran los aportes críticos del psicólogo español Agustín Malón Marco a dicha cuestión.

PALABRAS CLAVE: Maltrato infantil; abuso sexual en la infancia; negligencia; factores de riesgo; hipótesis del trauma.

1. Introducción.

Según la ONU el abuso sexual infantil es una forma de violencia a la infancia (Baita, Moreno, 2015). Con todo, la forma en que se interviene en el contexto socio-cultural y legal frente a otras formas de violencia presenta diferencias sustanciales. El abuso sexual infantil se constituye desde el primer momento de su realización en un delito. Al tratar los delitos de abuso sexual infantil, en las diferentes instancias sociales, la prioridad es la protección de los niños^[1], activando prioritariamente los diferentes mecanismos legales existentes para ello.

El abuso sexual infantil es una realidad que se presenta con mucha frecuencia; se presenta en todos los niveles socioeconómicos, tanto en las zonas rurales como en las urbanas. Las condiciones de vida (estructuración de la familia, la economía familiar o los mecanismos de sobrevivencia) junto a factores psicoafectivos ocurridos en la infancia (violencia en el hogar, crianza a través de terceros, abandono, maltrato) están relacionados con el abuso sexual infantil. El deber de los profesionales y en especial de los Psicólogos es el desarrollar su trabajo de la forma más eficaz en minimizar los daños en la victima. Es importante resaltar que el impacto de las personas que intervienen es alto.

Según el Grupo Centro de Referencia Nacional sobre Violencia (CRNV) del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses a través del sistema de vigilancia Epidemiológica SIVELCE, el abuso sexual presenta el siguiente comportamiento estadístico, con base en los casos denunciados:

“Según el nivel de escolaridad el 43,75% de las víctimas contaba con preescolar seguido del 31,83% que indicó haber terminado la básica primaria. Según la actividad que ejercía la víctima durante el hecho, el 30,18% (6.288 casos), se encontraba realizando actividades vitales o relacionadas con el cuidado personal. El presunto agresor en el 88% de los casos (16.813), corresponde a una persona cercana como un familiar, la pareja o ex pareja, amigo, o el encargado del cuidado de la víctima. El principal escenario para la ocurrencia de este tipo de violencia fue la vivienda. Dentro de la violencia sexual incestuosa se observó que el principal abusador fue el padre con 1.582 casos seguido del tío con 1.278 casos, siendo las niñas y adolescentes entre los 10 y 14 años las principales víctimas.” (Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, 2015)

La magnitud del abuso sexual infantil no se conoce con exactitud: son pocas las victimas que denuncian el abuso sexual por diferentes implicaciones sociales, psicológicas, morales y de manera especial por su carácter vergonzante con el que la cultura lo ha significado.

“El mayor número de víctimas son mujeres niñas y adolescentes y los principales agresores suelen ser la pareja o ex parejas, los familiares y conocidos… De otra parte, el abuso sexual en niños, niñas y adolescentes es un flagelo que cada día se expresa más en nuestra sociedad, según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), durante el año 2011 al mes de septiembre del año 2013 se registraron 2.135 casos de explotación sexual comercial en niños niñas y adolescentes, el 84,26% de sexo femenino y el 15,7 del sexo masculino.” (Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, 2015)

1. Antecedentes históricos y sociales del abuso sexual infantil

El abuso sexual infantil es una realidad universal que ha existido, de una u otra forma, en todas las culturas y sociedades; es un fenómeno complejo, resultante de la combinación de factores individuales, familiares, sociales, es decir, que es fruto de la cosmovisión de los individuos en un tiempo y lugar concretos. Para entender el abuso sexual infantil es necesario, como lo plantea la ONU, el estudio de los contextos históricos y sociales donde se produce. (Baita, Moreno, 2015) .

“La cosmovisión del mundo en general y de cada conducta social está determinada por las ideologías y teorías que predominan en determinados momentos. En esta cosmovisión quedan incluidos prejuicios, avances sociales, nuevas teorías, el retroceso a otras que ya no se consideraban útiles y la tolerancia social que permite que tales teorías sigan o no en vigencia.” (Baita, Moreno, 2015)

Los diferentes tipos de violencia que se han infringido a los niños a lo largo de la historia humana están directamente relacionadas con la cosmovisión reinante en un lugar y tiempo determinados. No siempre los niños fueron tenidos en cuenta y valorados, con mucha frecuencia eran desacreditados, olvidados o despreciados. El concepto de infancia y la conciencia de cuidar, proteger y tratar bien a los niños es una tendencia de la modernidad.

El psico-historiador Lloyd De Mause considera que la historia de la infancia está colmada, desde sus inicios, de diversas formas de violencia o abuso infantil, desde maltrato físico hasta el abuso sexual como medio de sometimiento. Según Lloyd  “La historia de la infancia es una pesadilla de la que hemos empezado a despertar hace muy poco. Cuanto más se retrocede en el pasado, más bajo es el nivel de la puericultura y más expuestos están los niños a la muerte violenta, el abandono, los golpes, el terror y los abusos sexuales.” (De Mause, 1994)

No es fácil establecer si el maltrato infantil, en general, o el abuso sexual en particular, están en la actualidad más presentes. Según  Marta María Aguilar Cárceles solo hasta los siglos XVII y XVIII cuando se inicia un cambio en la forma de percibir y entender al niño. Como hito de referencia el caso de Mary Ellen Wilson en 1874  cuando por un juzgado de la ciudad de Nueva York queda reconocido por primera vez el maltrato infantil, paradójicamente  amparados en una ley de protección de animales, “Mary Ellen no entró en proceso judicial por ser una niña de nueve años maltratada física y psicológicamente, sino por ser parte del reino animal y merecer, por este mismo hecho, la defensa de su integridad física y moral.” (Aguilar, 2009)

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