Desarrollo Emocional Niños
Enviado por boogiiez • 17 de Octubre de 2011 • 4.590 Palabras (19 Páginas) • 2.179 Visitas
DESARROLLO EMOCIONAL DE 0 A 6 AÑOS
Noviembre-Diciembre 2004
Organiza El CAP de Madrid-Norte
Asesora de E. Infantil Élida Méndez Noriega
Desarrolla: Marcelino Ruiz de Arcaute
CONCEPTO DE AFECTIVIDAD
La afectividad la entendemos como los distintos estados de ánimo, agradables o desagradables que tiene el niño. Tan afectividad es el enfado como la alegría. Hay que distinguir sentimientos (duraderos y menos intensos) y emociones (breves y muy intensos).
CARACTERÍSTICAS de la afectividad infantil y pautas de actuación:
En la edad 0-3 se manifiestan más emociones que sentimientos. Según va creciendo aumentan los sentimientos y disminuyen las emociones, al tiempo que se va aprendiendo a controlarlos.
El niño tiene menos matizados que el adulto los estados afectivos. Por lo general son muy extremos: grandes penas, grandes alegrías.
Es normal que la afectividad infantil sea muy cambiante. No debemos preocuparnos por ello porque no indica ninguna anormalidad, sino que es una forma de ser.
En el niño no hay una relación causa-efecto como en los adultos. No es extraño que pequeñas causas provoquen grandes alteraciones o grandes satisfacciones. Hay que cuidar los mensajes que le damos, cómo se los damos, los mensajes de los cuentos y las películas.
No hay que tener miedo a frustrar al niño, siempre que lo hagamos con coherencia en nuestras normas, con constancia en las actuaciones y con calma. Sin olvidar que el porcentaje de alegrías debe ser siempre mucho mayor que el de las frustraciones.
Podemos mejorar mucho su autoestima y autosatisfacción dándole con frecuencia mensajes de felicitación y alegría. Será útil para el presente y para el futuro.
Olvida fácilmente los malos momentos cotidianos que no le dejan señales afectivas. Únicamente le quedarán en su memoria los sucesos que le ocasionan grandes penas, grandes alteraciones o grandes alegrías.
Utiliza sus propios estados afectivos para llamar la atención de los adultos o para vencer su voluntad ante las negativas u órdenes.
En este mismo sentido, no debemos preocuparnos de expresiones suyas del tipo: “no te quiero” o “mamá mala”. Por naturaleza ni puede desearlo ni puede pensarlo, pero si ve que le sirve para conseguir algo, lo puede utilizar. Igualmente no hay que tomarse a mal sus negativas a dar un beso. La reacción más aconsejable en estos casos es darle un mensaje positivo hacia él (por ej.: “pues, yo si te quiero”) y mostrarle que no nos afecta.
La educación de un niño debe tener en cuenta multitud de aprendizajes, pero no podemos olvidar la importancia del bienestar afectivo y el desarrollo de la autoestima. Con el paso de los años veremos que los aprendizajes son relativamente fáciles de recuperar, pero los daños o los problemas en el área afectiva son más difíciles de corregir.
Los diferentes estados afectivos no se pueden manejar directamente y hay que hacerlo mediante los procesos cognitivos y la acción. Esto supone implicaciones prácticas de gran importancia. Por ejemplo, si ha reñido con un compañero, el niño no está en disposición de quererle por mucho que le invitemos a que lo haga, podrá darle un beso o la mano, pero no le puede querer. Nuestra insistencia en obligarle a ello en ese momento puede desencadenar comportamientos de negación o de rebeldía. Por ello será mejor una breve indicación, dejar pasar algo de tiempo y luego educar en el compañerismo y la amistad.
CONSECUENCIAS Y CONSIDERACIONES
PEDAGÓGICAS DE LA EVALUACIÓN DE LA AFECTIVIDAD
Ser cuidadosos al tratarle, pues muchas veces no tiene capacidad intelectiva para entender una acción hacia él y puede crearle estados afectivos negativos.
No asustarnos cuando empiezan las reacciones de miedo.
Tomar con naturalidad sus reacciones afectivas exageradas.
No insistir en los “¿me quieres?” y no tomar muy en serio sus “no te quiero”.
Cuidar el manejo afectivo de los cuentos, ellos lo toman más en serio que nosotros.
No tomar muy en serio sus cambios afectivos hacia personas o cosas, no es tan estable su afectividad como en el adulto.
No temer en frustar al niño, puede ser bueno para su educación; además convertirnos en sus esclavos.
No abusar del termino afectividad para explicar toda la conducta del niño. (Como si nos refugiásemos en una palabra mágica que nadie pueda atacar).
CONCEPTO: “Recelo que alguien siente de que cualquier afecto o bien que disfrute o pretenda llegue a ser alcanzado por otro.” (Recelo: “acción y efecto de tener, desconfiar y sospechar”).
CLAVE DE SOLUCIÓN: No tener una visión de los celos absolutamente negativa que nos lleve a obsesionarnos con su eliminación. Aceptarlos como algo natural que hay que trabajar para minimizar y para dar salida al malestar del niño. Aceptarlos porque son inevitables. El objetivo debe ser minimizarlos.
ORIGEN: Aparecen siempre que el niño/a se siente en desventaja frente a otro (hermano o no hermano). Es un sentimiento personal y subjetivo que puede no estar fundamentado objetivamente pero que es verdadero para quien lo siente.
PLAN DE ACCIÓN:
Trabajar con la realidad del niño/a (con lo que él siente y vive).
Tratar a cada niño/a según es él.
Subir o mejorar:
• Autoestima.
• Valores personales.
• Sentir afecto.
• Respeto y autorrespeto.
• CLIMA FAMILIAR DE TRANQUILIDAD.
¿Qué hacer?
• Mostrarle mucho afecto y atención, que lo viva, que lo sienta.
• Que no vea que “al otro” se le aprecia más.
• Corear las felicitaciones que le puedan hacer otras personas y sus también sus autofelicitaciones.
• Atender los retrocesos lo menos posibles.
• Cuando se atiende al bebé, que el otro padre le atienda a él (siempre que sea posible).
• Que las “visitas” pregunten por el mayor y traigan regalos para él, con prioridad sobre el pequeño (mientras este no sea consciente del hecho).
• Buscar su cooperación
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