Diformismo Sexual

DIMORFISMO SEXUAL CEREBRAL

La creencia de que la diferenciación sexual de los órganos reproductores podría deberse a la influencia de hormonas fue planteada por Bouin y Ancel en 1903; después Pfeiffer (1936) aseguró que se debía a la glándula pituitaria. Uno de los primeros estudios que condujeron a la hipótesis de que la acción de las hormonas sexuales masculinas (andrógenos) durante la gestación organiza el patrón de conducta masculina es el de Phoenix y sus colaboradores (1959), quienes describen efectos no sólo en la conducta típicamente masculina, sino también en el comportamiento sexual femenino. A partir de la mitad del siglo pasado se conoce la diferencia sexual en el peso absoluto cerebral desde el nacimiento; aunque, en promedio, los varones neonatos tienen el cerebro más grande que las mujeres, también son evidentes las disimilitudes en el peso y la estatura. Meynert (1867) describió que en el hombre, en comparación con la mujer, existe mayor cantidad de masa cerebral hacia delante del surco central del cerebro que hacia atrás, lo cual fue criticado por otros anatomistas, como Snell (1891) y Mall (1909), quienes tomaban en cuenta la edad y talla corporal como medidas más importantes relacionadas con la forma y tamaño cerebral. De esta manera, se ha considerado que las disparidades en el peso cerebral son simplemente el resultado de diferencias en la talla corporal.

El dimorfismo sexual en el peso cerebral y la circunferencia de la cabeza también está presente en los adultos, representado por menor peso del cerebro y menor circunferencia cerebral en las mujeres. Estas desigualdades sexuales macroscópicas han originado que se establezcan relaciones entre el tamaño cerebral y la capacidad intelectual, lo cual a su vez ha propiciado discusiones vehementes. En los últimos años, los estudios han sido menos antropométricos y se han orientado más al análisis de diferencias sexuales estructurales, ultraestructurales y funcionales en el cerebro. (Cahil, 2005).

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