«EL DISCURSO DEL REY» ANÁLISIS; UNA MIRADA AL PROCESO TERAPÉUTICO.
Enviado por sa856 • 10 de Junio de 2013 • 1.693 Palabras (7 Páginas) • 1.143 Visitas
«Es preciso referirse al análisis del material fílmico, como el desarrollo de un contexto terapéutico, en que un Px. y un terapeuta interactúan para conseguir superar la situación problemática que afecta al primero. Entendiendo que el trabajo versará sobre ésta línea de planteamiento, se clarifica el objetivo del mismo. El conocimiento acerca de las intervenciones psicológicas y/o terapéuticas en los momentos de crisis, asimismo, el asesoramiento psicológico en general. La realidad parte del personaje central (el duque de York), que presentaba problemas en el habla, cierto grado de torpeza y tartamudeo, evidentes tanto en el trato directo y familiar, como al momento de comunicarse a la audiencia por medio del discurso. Hecho puntual, que le hacía todavía más proclive a los trompicones del habla».
La realidad original que plantea la cinta, refiere que el personaje central, a quien denominaremos «el Px.», halla dificultad frente a su expresión verbal en público, más aún cuando trátese de discursos emitidos para los gobernados de su padre, el Rey de Inglaterra. Se aprecia entonces, que la vorágine que circunda su envestidura como realeza, y sus deberes para con sus allegados como tal, le significa un mundo que llevado a cuestas, le es por demás pesado. Insoportable. Se percibe en ésta escena, en el Px., un carácter débil, muñido, empequeñecido ante los embates de su propia realidad y rol. Una personalidad endeble. Ante ésta reiterada conducta problemática del habla, el sujeto ha pasado de manos en manos de profesionales de la salud, tan preparados como permitía la época. Todos se hubieron centrado en la fisiología del habla. Y sus remedios iban dirigidos a enmendar ésta cuestión. Empero, el cambio de giro en cuanto al tratamiento de la problemática, propicia que la audiencia eche la mirada hacia la Psicología. He ahí, que aparece un coprotagonista, Lionel, quien es reconocido entre los plebeyos como un «terapeuta del habla», capaz de hazañas cuasi épicas con aquéllos que padecen de dicho mal. Éste es el personaje que propone el perfil del buen terapeuta.
El «Px.» acude a «Lionel». El primero reconoce en sí una situación que le causa dificultades importantes para su vida cotidiana. Se sabe «enfermo», por tanto asume que prima de orientación y ayuda. El terapeuta en éste caso, Lionel, hace un «rapport» muy sutil para generar una «buena apertura» y una atmósfera de confianza con el duque de York. Al principio hay una enorme aflicción y ansiedad en las conductas del Px., Lionel aprecia esto y propone actividades tan familiares y naturales, como preparar un té. Ante estas respuestas en su conducta, el Px., parece aminorar su estado ansioso y de negación rotunda. Llegado a éste nivel de establecimiento de empatía, todo en la primera sesión, el terapeuta clarifica que su consultorio es su espacio, por tanto serán sus reglas. Algo importantísimo dada la envestidura del Px., quien probablemente está acostumbrado a que todo se haga según su voluntad. Empieza entonces, un proceso de aprendizaje en él. Finalmente el Px., reconoce que se encuentra en un entorno digno de su confianza y con un alto grado de discreción e intimidad.
El espacio físico en que se desarrolla el asesoramiento es fundamental. Pues es el sitio real en el que se desenvuelve el Px., y halla en su espacio la libre expresión emocional, justo donde nadie puede juzgarle, ni detenerle en su impetuosa intención de decir lo que le inconforma. Transcurrido esto, el terapeuta, se percata de la profundidad de la problemática. Y ve en la inseguridad del Px., el real problema. El lenguaje que maneja el terapeuta es acorde a un sentido de cercanía que requiere el Px., y más todavía, dada la naturaleza de su sufrimiento. El sujeto, se ve afectado por su condición de habla en su trato y relación con el núcleo familiar de primera línea, principalmente, con sus hijas, a quienes no puede siquiera contarles un cuento, siendo que, enseguida comienzan los tartamudeos y las torpezas al leer la narración. Éste impedimento frente a sus seres queridos le adhiere mayor densidad a la complejidad del problema que le aqueja. El asesoramiento terapéutico de Lionel, inicia en la segunda sesión con los eventos antiguos alojados en la memoria del duque. Oficialmente, se ha iniciado el tratamiento y la intervención psicológica.
Es natural, que al principio del proceso, el Px., sea incapaz de reconocer su realidad con el grado de objetividad suficiente, que le permita asimilarla de forma adecuada. El terapeuta comienza a explorar las experiencias del tartamudeo del Px., para encontrar la causa original del padecimiento. En ése preciso momento, estando en ésa insipiente búsqueda y análisis, el Px., presiente que le duele, por tanto, hace una rabieta, misma que concluye con la sesión de forma abrupta. Las personas sujetas a tratamiento tendrán que aceptar el estrés de enfrentarse a pequeños retos, por más temidos que éstos sean, pues, de ello dependerá la evolución y mejoramiento de su condición adversa. El terapeuta ha de tener el control en torno a esto, y llevarlo a su última positiva consecuencia, incluso, aunque pueda significar el abandono del paciente y la interrupción de su tratamiento. Es
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