EL MANUSCRITO ENCONTRADO EN ACCRA

EL MANUSCRITO ENCONTRADO EN ACCRA

Mientras Jerusalén se preparaba para la invasión de los cruzados, un griego conocido como el copta convoca a una reunión con los jóvenes y los viejos, los hombres y las mujeres de la ciudad.

El copta no buscaba unirse a una religión en particular paro había guardado en su memoria todo lo que había escuchado para poder transmitirlo a las futuras generaciones.

En cuanto a la mañana siguiente la armonía se volvería discordia. la alegría seria remplazada por el dolor.

Ninguno de nosotros puede saber lo que nos reserva el futuro, porque cada día tiene sus buenos y sus malos momentos. Así que olvídense del ejercicio que espera afuera y el miedo que asecha dentro, dijo el copta.

Y le hicieron preguntas acerca de los verdaderos enemigos la derrota, la soledad. Le hicieron preguntas respecto a la lucha, el cambio, la belleza, el camino a seguir. Y después le hicieron preguntas sobre el amor, la lealtad, el destino, el sexo, la elegancia, el miedo, la ansiedad, la sabiduría y lo que aguarda en el futuro.

Es un manuscrito encontrado en la ciudad de Accra el cual fue hallado por un hombre ingles llamado Sir Wilkinson , llevo una copia a Inglaterra. Después de un tiempo llego la historia del manuscrito a un escritor muy reconocido llamado Paulo Coelho el cual recibió una copia del manuscrito y el mismo lo transcribió.

En este manuscrito se habla de un tiempo de guerra entre Francia y la antigua Jerusalén, en esta había una persona que le llamaban copta que era un hombre que se separó de su familia cuando era joven y en su travesía se fue haciendo más sabio atreves de vivencias.

El copta reunió a la gente de la antigua Jerusalén para que le hicieran preguntas antes de partir a la guerra los hombres y mujeres reunidos le hicieron preguntas acerca del miedo, la soledad, el amor, el fracaso, entre otros a las cuales el respondía sabiamente a todos ellos. Con el fin de hacerles conciencia que la vida sigue a pesar de todo y aunque se aproxime una guerra esas personas estarán tranquilas.

Entonces, mi vecino Yakob pidió: “háblanos sobre la derrota”

No existe victoria ni derrota en el ciclo de la naturaleza: existe movimiento. Y en este ciclo no hay vencedores ni perdedores: solo etapas que deben ser cumplidas. Cuando el corazón del ser humano comprende eso, es libre. Acepta sin pesar los momentos difíciles y no se deja engañar por los momentos de gloria.

Ambos pasaran. Uno sucederá al otro. Y el ciclo continuara hasta que nos liberemos de la carne y nos encontremos con la energía divina.

Por lo tanto, cuando el luchador este en la arena, sea por elección propia, sea por que el destino insondable lo puso ahí, que su espíritu tenga alegría en el combate que está a punto de trabar. Se mantiene a la dignidad y la honra, puede perder la batalla, pero jamás será derrotado, porque su alma estará intacta. y no culpara a nadie por lo que le está sucediendo.

Perder una batalla, o perder todo lo que pensábamos que poseíamos, nos trae momentos de tristeza, pero cuando estas pasan descubrimos la fuerza desconocida que existe en cada uno de nosotros, la fuerza que nos sorprende y aumenta el respeto que tenemos por nosotros mismos. Solo es derrotado quien desiste. Todos los demás son vencedores.

“Describe a los derrotados”, pidió un mercader cuando noto que Copta había acabado de hablar.
Los derrotados son aquellos que no fracasan.

La derrota nos hace perder una batalla o una guerra. El fracaso no nos deja luchar.

La derrota viene cuando no conseguimos algo que queremos mucho. El fracaso no nos permite soñar. Su lema es: “no desees nada, y nunca sufrirás.

La derrota tiene final cuando nos empeñamos en un nuevo combate. El fracaso no tiene un final: es una elección de vida.

La derrota es para quienes, aun con el miedo, viven con fe y entusiasmo.

Los que nunca fueron derrotados parecen alegres y superiores, dueños de una verdad por la cual jamás moverán siquiera una paja. Están siempre al lado de los mas fuertes. Son como hienas, que solo comen los restos que deja el león.

“cuéntanos sobre la soledad, pidió una pobre que estaba a punto de casarse con el hijo de uno de los hombres más ricos de la ciudad, y que ahora se veía obligado a huir”.

Sin la soledad el amor no permanecerá mucho tiempo a tu lado.

Porque el amor necesita reposo, a modo que pueda viajar por los cielos y manifestarse de otras formas. La soledad no es ausencia de amor, sino su complemento. La soledad no es la ausencia de compañía, sino el momento en que nuestra alma tiene la libertad de conversar con nosotros y ayudarnos a decidir sobre nuestra vida.

En soledad aprenderán que decir “no” no es siempre una falta de generosidad, y que decir “si” no es siempre una virtud.

Y aquellos que están solos no se dejen asustar por las palabras: estás perdiendo el tiempo.
Y aquellos que se sienten oprimidos por la soledad necesitan recordar que en los momentos más importantes de la vida siempre estaremos solos.

Así como el amor es la condición divina, la soledad es la condición humana. Y ambos conviven sin conflictos para quienes entienden el milagro de la vida.

Y un muchacho que había sido elegido para partir rasgo sus vestiduras y dijo:” mi ciudad juzga que no sirvo para el combate soy inútil”

Pregunten a un rio:”te sientes inútil porque todo lo que haces es correr siempre en la misma dirección?”
Y el responderá:” no estoy interesado en ser útil: estoy intentando ser un rio”.

Nada en este mundo es inútil ante los ojos de dios. Ni una hoja que cae del árbol, ni un cabello que cae de la cabeza, ni un insecto que resulta muerto por que le estaba incomodando. Todo tiene una razón de ser,

No intestes ser útil. Intenta ser tú: con eso basta, y hace toda la diferencia no camines ni más rápido ni más despacio que tu alma. Porque ella te enseñara, a cada paso, cuál es tu utilidad.
Una vida nunca es inútil. Cada alma que descendió a la tierra tiene una razón para estar aquí.
Las personas que realmente hacen bien a los demás no están buscando ser útiles, sino llevar una vida interesante. Casi nunca dan consejos, pero sirven de ejemplo.

Y una mujer llamada Almira dijo: “yo podía haber partido antes de la llegada de los cruzados y hoy estaría trabajando en Egipto. Pero siempre tuve miedo a cambiar”.

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