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EL PSICOPATA, LA SUBJETIVIDAD VACÍA


Enviado por   •  26 de Agosto de 2012  •  4.259 Palabras (18 Páginas)  •  693 Visitas

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EL PSICOPATA, LA SUBJETIVIDAD VACÍA

Como marco psicopatológico vamos a describir los tres modos de patologías básicas: neurótico, psicótico y psicópata.

El neurótico pertenece a dos mundos, el mundo subjetivo y el mundo objetivo. Tiene trastornos que no le impiden la inclusión social, se comunica con los demás (el mundo objetivo) y también tiene un diálogo interior (el mundo subjetivo).

El psicótico, por el contrario, no tiene mundo externo, se tragó el mundo, se volcó totalmente hacia su interior, metió el mundo adentro y él quedó encerrado en ese mundo que armó y que nosotros llamamos delirio. El delirio es equivalente a un mundo, porque tiene reglas, personajes y define espacio y tiempo. Con esto obtiene una percepción omnipotente porque puede transmitir pensamientos y manejar ilusoriamente la realidad, interpretándola desde su sistema delirante. No es peligroso, porque su mundo es virtual (a lo sumo, te puede arrojar un tomate radioactivo…)

El brote psicótico es el momento en el que a la persona se le desarma la realidad, no sabe quién es ni dónde está, qué época de su vida es, el momento histórico no tiene sentido, tampoco los vínculos, queda aislado y le desaparece la identidad. A este proceso lo vive de forma tan aguda y desolada, que inventa un vínculo con un personaje, o confabulaciones imaginarias que, en el caso de la paranoia, lo persiguen.

La identidad depende de una cantidad de vínculos y de ubicaciones en espacios temporales, de normas, roles, mitos que la cultura asigna, se es en función de un entorno que se llama la realidad, si la realidad se desarma, se desarma el yo.

Muchas veces la esquizofrenia, que en el primer momento es sólo fragmentación, produce mucho desconcierto en los demás, y por eso al loco, al psicótico se lo encierra. Entonces éste percibe que lo van a forzar y se asusta, es decir aparece un componente paranoide, se imagina que hay un complot de los demás, todos son enemigos, inventa un marciano que lo persigue, etc. En general tienen delirios persecutorios, por eso se encierran o se aíslan, no hablan con la gente para no ser vulnerables, y uno se pregunta: “qué tonto ¿por qué se busca un enemigo?” Lo hace para poder interactuar con alguien, porque ese enemigo, al perseguirlo, le da una estructura de vida, que es huir y defenderse.

De alguna manera reconstruye un mundo, pesadillesco, y empieza a controlar, no lo que dicen los otros, sino los gestos que hacen. Por ejemplo: “se está tocando la boca, está disimulando algo que tiene en la boca, que a lo mejor es un veneno para mí, el otro está anotando lo que digo, aquél hace creer que es ciego pero me ve perfectamente…” Todo el mundo se le convierte en una pesadilla y con eso tiene, de alguna manera, un argumento. No inventa un amor, porque quedó aislado, el amor exige la respuesta del otro, en cambio el miedo no. No me importa si Frankenstein me quiere, lo que me importa es solamente que me persiga. Todo delirio se da por el fracaso del amor, que es un vínculo dialógico con el otro.

El psicópata, en cambio, es muy peligroso porque es una computadora, no pierde el tiempo en emociones, porque no puede sentirlas.

Podríamos decir que el psicópata es una persona que está vacía; así como el psicótico está lleno y el mundo queda vacío porque lo metió adentro, el psicópata es exactamente lo inverso, quedó encerrado afuera, su vida es una exterioridad.

Desgraciadamente, psicótico y psicópata son parónimos, suenan parecido, por lo que muchas veces se lee en el diario: “Un psicópata se escapó del Borda… “ y en el Borda, sólo hay psicóticos.

Entonces, el esquizofrénico es lo contrario del psicópata. El psicópata es el asesino serial, el estafador, el cana brutal y sin compasión, el torturador, es la persona que tiene un interior completamente vacío y maneja el mundo, él está fuera de sí mismo, está en el mundo, es como un robot y controla a los demás, vive afuera porque adentro no hay nadie.

Esto de que adentro no hay nadie, es una sensación que se tiene con los psicópatas graves, no hablo de los aspectos psicopáticos, un poco manipuladores que tenemos todos. Cuando se es un psicópata grave, su mirada en la interacción, nos da como un escalofrío, nos damos cuenta de que nos está mirando como a un objeto a manipular, no como un sujeto con el que interactuar.

Vi mucho esa mirada, desgraciadamente, en algunos de los pibes del instituto Almafuerte, que estructuraron personalidades psicopáticas, chicos con varios homicidios, a veces homicidios gratuitos. Había uno especialmente que inspiraba miedo, hasta los guardias le temían porque podía hacer un ataque inesperado. Un día agarró un lápiz y se lo enterró en el ojo a otro compañero sin ningún motivo, sólo para intimidar, porque con eso generaba el terror. En el taller de carpintería estaba “el jefe” que era muy grande (también le dicen el “pesado” o el “poronga”), y como él quería disputarle ese lugar, sin decir nada, sin que medie ninguna provocación, tomó un punzón y se lo clavó, sin que se le moviera un pelo, y así él quedó como jefe.

Lo que también vi ahí es que, el que estaba adentro y el que estaba afuera eran muy parecidos, porque los dos estaban con miedo de que el otro lo agrediera. Los pibes estaban verdugueados, y los guardias estaban esperando que en un motín les pongan al cuello un hueso de pollo afilado. Existe una paranoia mutua, el sistema es loco y produce psicópatas de los dos lados. El sistema judicial condena al chico sin que el juez lo vea, y el edificio se parece más a una perrera que a un lugar de rehabilitación.

El psicópata es el manipulador feroz. Esta característica, de tener vacío adentro, está percibida incluso por el lenguaje popular, el self que nosotros llamamos el núcleo yoico se puede superponer al término popular de alma, el alma es el núcleo más profundo que tenemos, independientemente de lo religioso, es el yo, es ese con el que hablamos cuando queremos ir hacia adentro, el lenguaje popular dice desalmado, que no tiene alma, y es que realmente da esa sensación, porque en la mirada no tiene ninguna arruga, son esas miradas frías, que producen inquietud.

Esto no tiene nada que ver con la violencia del alcohólico o la del golpeador. El psicópata es el manipulador, por ejemplo, podría ser un psicópata si golpea a la mujer muy cruelmente y la mujer lo sigue, no por miedo, sino por haber quedado fascinada por el sadismo de él, porque ya tenía un núcleo masoquista que el psicópata detectó. Es un juego donde la mujer queda atrapada en la dialéctica sadomasoquista, no es el juego del gato y el ratón, sino el de la serpiente y el pajarito; la serpiente desconcierta

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