El Adolescente Y La Eleccion Vocacional
Enviado por GreciaMG • 12 de Septiembre de 2011 • 1.950 Palabras (8 Páginas) • 1.031 Visitas
Introducción
La toma de decisiones siempre nos acompaña y en la mayoría de las ocasiones perdemos de vista la importancia que implica este proceso, ya que desde que nos levantamos por las mañanas hasta que el día se termina estamos en un proceso de elección constante, ¿Cómo me vestiré? ¿Qué se me antoja comer? ¿A dónde saldré este fin de semana? etc., y se vuelve sencillo solo decidir por decir sin tomar en cuenta las múltiples opciones que existen así como el análisis de cada una de ellas tomando en cuenta sus ventajas y desventajas.
Esto puede parecer muy sencillo, pero a lo largo de nuestras vidas tenemos que tomar decisiones que marcaran el resto de nuestra existencia y nos irán forjando como personas, con ideas, creencias, principios, valores; en general, decisiones que determinaran, hasta cierto punto, nuestra personalidad, pero que, sin embargo, la misma personalidad será el principal elemento que influenciará la elección.
Pero para que el ser humano logre formar una personalidad necesita atravesar por una serie de procesos que le darán diversas experiencias que lo llevaran a decidir y determinar prioridades, intereses y necesidades, y que de alguna forma u otra, lo trasladaran a la búsqueda del camino indicado para satisfacerlas; de igual forma, le darán las herramientas para poder tener en claro cuáles son las habilidades, cualidades y aptitudes que posee, y así mismo ser capaz de aceptar sus defectos.
En el presente ensayo se intenta abordar uno de los procesos más conflictivos y determinantes por el que tiene que atravesar el ser humano, me refiero a la adolescencia, proceso en donde existe toda una revolución de ideas dando pie a una reestructuración de la personalidad, y a una difícil tarea a realizar, entre muchas otras, como lo es la elección de una profesión en base, realmente, a preferencias, intereses, habilidades y cualidades.
En general, se sabe que el proceso adolescente no es nada sencillo tanto para el joven que lo vive como para las personas que tienen una estrecha convivencia con él, como lo es su familia y amigos. En muchas de las ocasiones tenemos significados diferentes acerca de un mismo concepto y esto nos lleva a una serie de confusiones y genera interferencias en la comunicación. Es importante tener un marco de referencia acerca de este proceso de desarrollo y así poder determinar a lo que nos estamos enfrentado para poder tener un panorama más amplio.
Para Freud la adolescencia se corresponde con la etapa genital, que se extiende de los 12 a los 15 años aproximadamente, período en que tras una etapa de latencia en la edad escolar, durante la cual la sexualidad dejó de ejercer sus presiones momentáneamente, se renueva la lucha entre el ello y el yo, ya que los cambios biológicos, reducidos en este caso fundamentalmente a la maduración sexual, vuelven a poner en el centro de atención del individuo su sexualidad. La periodización del desarrollo propuesta por este autor culmina en esta etapa, por lo que no se caracteriza la juventud [1]. De igual forma, ha sido considerada como una época de transición en donde se presentan una serie de cambios tanto físicos, psicológicos como sociales, los cuales se integran en la personalidad y permiten elaborar la propia identidad (Fallas, 1991). Para los psicoanalistas la adolescencia es un momento de “ímpetu y borrasca”, cuya causa primordial es el conflicto sexual. De esto se derivan tales como: sentimientos de aislamiento, ansiedad y confusión, unidas a una intensa exploración personal, que conduce paulatinamente a la definición del sí mismo y al logro de la identidad; también la inconsistencia en la actuación, pues unas veces luchan contra sus instintos, otras los aceptan; aman y aborrecen en la misma medida a sus padres; se rebelan y se someten; tratan de imitar y a la vez, quieren ser independientes. Según Freud, el adolescente es más idealista, generoso, amante del arte y altruista que lo que será jamás en lo adelante, pero a la vez es egocéntrico y calculador. Con todo lo anterior se puede observar la ambivalencia del joven durante este proceso, todo el deseo de separación y de formación de su identidad, pero que a la vez la existente y creciente necesidad de dependencia hacia los padres; dependencia que es necesaria en cuestión de límites y reglas, y a la vez, se traduce en un acompañamiento cargado de afecto que permitirá a los padres tener el papel de guías, y no de amigos o gobernantes. Durante la búsqueda y formación de su identidad, el adolescente se comienza a plantear las necesidades que en ese momento tiene, comienza a idear un plan de vida, pero que debido a todo los conflictos por los que atraviesa en ese momento, en las mayoría de las ocasiones no es capaz de tener un sentido de realidad estricto, y empieza a fantasear con lo que le gustaría hacer y ser, pero sin poner buscar las estrategias y herramientas necesarias para lograrlo. Finalmente, se encuentra sometido a la toma de una de las decisiones más importantes de su vida, y es, a la elección de la profesión, a lo que se dedicará, si no es toda su vida, en gran parte de ella; decisión que puede llenarlo de éxitos, pero que de un momento a otro lo llevaran, sin duda alguna, al fracaso personal.
Referente a la elección vocacional existen algunas teorías y enfoques que dan explicaciones de cómo el adolescente elige su profesión, qué factores puede o no tomar en cuenta y qué es lo que lo impulsa a la decisión final. Entre ellas se encuentra la Teoría del azar, en donde el supuesto básico es que se elige una carrera sin un planteamiento previo, por puro accidente, entonces la elección se da como consecuencia de una serie de acontecimientos y circunstancias imprevisibles. Esta forma de explicar la elección vocacional, algunas veces tiene su aplicación en la elección hecha por algunas personas, que eligen partiendo de unas circunstancias accidentales y bajo el imperio de control externo. Es necesario que estos factores casuales sean controlados al máximo tratando de que su influencia sobre la elección vocacional sea la menor posible.
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