El Cerebro Y La Musica
Enviado por Delapi • 12 de Febrero de 2015 • 1.260 Palabras (6 Páginas) • 429 Visitas
El cerebro y la música
Francisco Delahay y Sergio de Régules
Todos sabemos que todas las sociedades humanas tienen música y las habilidades musicales se manifiestan desde niños. Es algo que compartimos en común, pero desde el punto de vista evolutivo, el origen de la música es un misterio.
Los instrumentos musicales más antiguos que se conocen se encontraron en las cuevas de Isturitz, en Francia, y de Geissenklösterle, en Alemania. Se trata de unas flautas hechas de hueso de ave que datan de hace unos 32 000 años. ¿Para qué usaban la música los habitantes de esas cuevas?
Un misterio
Una expresión de identidad más común es la música que escuchamos. Ya que entre las pertenencias más personales se encuentra tu colección de música.
La música nos puede llegar a gustar por diversas razones, pero sobre todo porque inspira emociones, desde ponernos la piel de gallina sin saber por qué, hasta la nostalgia del recuerdo. Tanto significado emocional le damos a la música que es fácil ponerse sentimental y no apreciar el enigma que entraña.
Para qué sirve la música
La mayoría de los investigadores que buscan el origen de las habilidades musicales se basan en dos hechos observados y una suposición. Los hechos observados son que todas las sociedades humanas conocidas hasta hoy tienen música y que las habilidades musicales se manifiestan desde las primeras etapas del desarrollo de los niños.
Un bebé de dos meses ya discrimina entre sonidos considerados agradables y sonidos que para la mayoría son desagradables, además de ser capaz de recordar melodías escuchadas varios días antes.
De aquí se puede concluir que la música es innata: nacemos dotados para apreciarla sin que nadie nos enseñe.
La suposición que mencionamos es que las habilidades innatas son adaptaciones en el sentido de la evolucion. Dicho de otro modo, si la evolución nos ha dotado de cerebros musicales, debe ser porque la música confirió a nuestros antepasados alguna ventaja en el entorno en que vivían.
¿Pastel de queso para los oídos?
El psicólogo experimental Steven Pinker, del Departamento de Psicología de la Universidad de Harvard, tiene una opinión iconoclasta: que la música no es una adaptación, sino una especie de efecto secundario de otras habilidades y necesidades del organismo humano.
Pinker compara la música con el pastel de queso manjar contiene grasas y azúcares en grandes cantidades y tiene una textura cremosa que hace agua la boca.
El pastel de queso es una tecnología que hemos inventado para estimularnos artificialmente los circuitos cerebrales del placer, aumenta nuestras porvabilidades de sobrevivencia según el cerebro. La música, según Pinker, es igual. Sus sonidos repetitivos, ordenados y predecibles, nos hacen cosquillas en los centros del placer que sirven para indicarnos que hemos encontrado un ambiente ordenado y predecible, un ambiente seguro.
Musica=gastronomia
Además, dice Pinker, la hipótesis de que la música dice que no es algo evolutivo si no que es para tranquilizar o fortalecer vínculos sociales, en el fondo no dicen nada acerca del origen de la música. En efecto, habría que explicar entonces por qué la música favorece la cohesión social, tranquiliza o fortalece el vínculo con la madre.
Percepción del sonido
Describir el sonido en términos de sus características físicas medibles es una cosa; entender los detalles de nuestra sensación auditiva, que tiene bastante de subjetivo, es otra muy distinta.
La percepción, en general, es una colaboración entre el órgano que capta el estímulo y el cerebro, que lo interpreta.
El sonido está lleno de información útil acerca del entorno y acerca del prójimo. Para extraerla e interpretarla el cerebro no actúa como una simple grabadora, que recibe una señal y la registra tal cual, sino que distribuye el estímulo sonoro a diversas regiones del encéfalo, donde se llevan a caso los procesos de reconocimiento e interpretación.
El oído es un analizador de ondas sonoras. Cuando se
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