El Cerebro ético
Enviado por amylee • 29 de Agosto de 2013 • 659 Palabras (3 Páginas) • 603 Visitas
Universidad Autónoma de San Luis Potosí
Facultad de Psicología
Ensayo
“EL CEREBRO ÉTICO’’
Michael S. Gazzaniga
Materia: Psicobiología II
Profesor: Daniel Gómez Zarate
Alumno: Diana Abril Adame Palacios
Mayo del 2013, San Luis Potosí, S.L.P
Introducción
Por aquella época del año 2000, William Safire acuño el término de neurociencia para designar <<el ámbito de la filosofía que trata sobre los aspectos buenos y malos del tratamiento o potenciación del cerebro humano>>.
La neuroética es una derivación de la bioética. El campo de la bioética surgió y se definió con el fin de ampliar la ética médica, a medida que los hallazgos científicos avanzaban más y requerían una reflexión filosófica especializada sobre lo que es aceptable e inaceptable en áreas como: ingeniería genética, la ciencia reproductiva o la definición de la muerte cerebral. Estos temas pueden analizarse desde la perspectiva de la neuroética, cada vez que un tema bioético guarde relación con el cerebro, o el sistema nervioso central, la neuroética puede intervenir para expresar su opinión al respecto.
La neuroética es una disciplina que no se dedica a la búsqueda de recursos para la curación médica, sino sitúa la responsabilidad personal en un contexto social y biológico más amplio. Es un intento de proponer una filosofía de la vida con un fundamento cerebral.
Es definida como el análisis de cómo queremos abordar los aspectos sociales de la enfermedad, la normalidad, la mortalidad, el modo de vida y la filosofía de la vida, desde nuestra comprensión de los mecanismos cerebrales subyacentes.
El miedo a la ciencia puede reprimir, en lugar de estimular el desarrollo de las investigaciones cuando se considera que los descubrimientos científicos pueden conducir a prácticas consideradas <<poco éticas>> esto deduce que la neurociencia y la ética no siempre se mezclan.
Las ciencias suscitan un miedo especial., miedo al cambio real estructural que introducen dichas ciencias en nuestra concepción de la existencia. No tiene sentido desde un punto de vista moral, político o social permitir que el miedo a os extremos entorpezca el bien.
Según el autor estamos configurados para formarnos creencias, basadas en nuestras influencias culturales, en nuestro entorno; pero aunque algunas creencias tuvieran sentido en el momento en que se arraigaron, hoy debemos adaptarlas a los nuevos datos científicos sobre el funcionamiento del cerebro.
Podría existir un conjunto universal de respuestas biológicas a los dilemas morales, una suerte de ética integrada en el cerebro.
NEUROÉTICA DE LA DURACIÓN DE LA VIDA
Atribución de estatus
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