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El Grito De La Gaviota


Enviado por   •  1 de Abril de 2014  •  1.615 Palabras (7 Páginas)  •  376 Visitas

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“El grito de la gaviota” es una novela publicada en el año 1995, que da referencia a la vida de la autora, Emmanuelle Laborit, una joven francesa que nos muestra como ha vivido su infancia y juventud siendo una persona con sordera profunda.

A los pocos años de nacer, Emmanuelle se siente diferente de cualquier otra persona. No comprende el mundo que le rodea, se siente sola a causa de su falta de audición. No entiende que es lo que hacen esas personas cuando mueven la boca, únicamente se decanta por sus expresiones faciales que le ayudan a Emmanuelle a entender los sentimientos de las personas.

Cuando Emmanuelle era muy pequeña, sus padres le pusieron el apodo de “la gaviota” porque ella tenía la necesidad de poder hablar y como resultado daba muchos gritos al no poder oír su voz. Durante los primeros meses de Emmanuelle, sus padres fueron varias veces al pediatra para confirmarle de que su hija no podía escuchar, que era sorda, pero el pediatra lo negaba ya que cuando se cerraba una puerta Emmanuelle se giraba, cuando se saltaba también se giraba, a causa de las vibraciones del suelo, pero cuando su madre la llamaba con la voz Emmanuelle no respondía. Fue entonces cuando decidieron llevarla a un especialista donde les confirmaron que su hija había nacido con una sordera profunda. Al principio no podían creerlo, y fue muy duro para sus padres ya que se sentían culpables.

Cuando Emmanuelle tenía tan solo nueve meses el médico les recomendó un aparato de reeducación ortofónica que le emitía una serie de sonidos que ella no lograba entender, y le aseguraron de que su hija con el tiempo se convertiría en una persona oyente y con capacidad para hablar.

Emmanuelle comenzó a comunicarse a través del método de Borel-Maisonny, que junto a una ortofonista, su madre comenzó a darse cuenta que es posible comunicarse con su hija. Con el paso del tiempo, Emmanuelle y su madre establecieron una muy buena comunicación a través de un lenguaje que ella denominaba umbilical. Este lenguaje constaba de una serie de signos inventados entre madre e hija que permitía la comunicación entre ambas. Por otro lado, el padre de Emmanuelle se veía excluido de este lenguaje umbilical, ya que trabajaba muchas horas y cuando volvía a casa se sentía mal por no poder entender a su hija. Sin embargo, se querían mucho.

Emmanuelle sentía la necesidad de su madre en todo momento, se sentía diferente de los demás niños, los oyentes, y su madre era la única que entendía sus sentimientos. Cuando su madre quedó embarazada de su hermanita, a ella le encantaba acomodar su cabeza en el vientre de ella ya que sentía las vibraciones de la vida, algo que era imposible de entender en aquel momento. Sin embargo, recuerda un momento de cólera cuando discutía con su madre. Ella le decía que no podía levantarse de la mesa hasta no haberse acabado el plato, y Emmanuelle que tenia mucho carácter se enfadaba y se iba corriendo a su habitación, ponía en una pequeña maleta sus muñecas y estaba decidida a irse de casa. En este momento destaca el simbolismo de la protagonista con las muñecas; se sentía identificada con ellas ya que éstas no hablaban. Por otro lado, su padre le transmitía sus sentimientos hacia la música, y a Emmanuelle le gustaba mucho. Le gustaban las vibraciones de la guitarra, del saxofón, de manera que sentía la música; pero cuando se trataba del violín no conseguía llegar a sentirlo, era un sonido que se le escapaba, que no lograba a entender.

Más adelante, Emmanuelle recuerda que tenía un gato blanco. Recuerda que un dia al volver de la escuela su padre le dijo que había sufrido un accidente y que el gato había desaparecido y no iba a volver. Emmanuelle no entiende el sentido de la vida y la muerte, no comprende porque su gato no iba a volver, y a raíz de esto se cuestiona sobre su futuro. Emmanuelle se siente desdichada ya que piensa que nunca llegara a hacerse mayor, que no podrá ser madre, ya que no ha visto a ningún sordo adulto hasta el momento. A partir de este momento, Emmanuelle siente deseos de conocer el mundo. En la escuela de párvulos entendió la diferencia entre el sexo femenino y el sexo masculino cuando visualizó “la pilila” de un compañero suyo. Entonces entendió que no importa que seas sordo o oyente, que ese niño sordo era igual que su padre, y que ella era igual que su madre.

Al cumplir siete años, a Emmanuelle se le abren las puertas del mundo. Ella recuerda de aquel día la radio y la expresión de alegría de su padre al darse cuenta de que un sordo se estaba comunicando a través de ella. Su padre que se sentía frustrado por no poder comunicarse con su hija y decidió ir a Vincennes, que se encontraba

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