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El Hombre Que Confundio A Su Mujer Con Un Sombrero 'Rebeca'


Enviado por   •  5 de Noviembre de 2012  •  991 Palabras (4 Páginas)  •  479 Visitas

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Cap. 21: “Rebeca”

Rebeca, una chica de diecinueve años, según su abuela sigue siendo una niña en algunos sentidos, ella no es capaz de dar una vuelta a la manzana, de abrir una puerta con la llave, a veces se pone mal la ropa, en fin, no parece tener ningún sentido del espacio, se mostraba torpe y mal coordinada en todo sus movimientos, en el uniforme que le hicieron decía que era una “subnormal motriz”, pero cuando Rebeca bailaba desaparecía toda esa torpeza.

Rebeca tenía una fisura palatina parcial, los dedos cortos y gruesos, y una miopía degenerativa grave, era muy tímida y retraída, ella tenía la sensación de tener una imagen ridícula. Sentía un profundo amor hacia su abuela, le gustaba la naturaleza, los cuentos, los relatos y la poesía aunque no sabía leer, pero su abuela se los leía ya que a ella le encantaba leer. Su abuela decía que Rebeca tiene hambre de cuentos y relatos. La naturaleza es hermosa pero muda, por ello, Rebeca necesitaba que le re-presentasen el mundo en imágenes verbales, en lenguaje. No tiene dificultad para seguir las metáforas y los símbolos. El lenguaje del sentimiento, de lo concreto, de la imagen y el símbolo forma un mundo que ella ama y en el que puede entrar. Rebeca es una especie de poeta natural, que utiliza metáforas, comparaciones, símiles sorprendentes y de forma natural. Todo esto le encanta. Era una “retrasada” con una capacidad poética inesperada y conmovedora. Superficialmente era una masa de deficiencias e incapacidades (ella misma tenía la sensación de ser una lisiada mental; en otro nivel, algo más profundo, no había ningún sentimiento de deficiencia o incapacidad, sino una sensación de calma y plenitud. Rebeca intelectualmente se sentía lisiada pero espiritualmente se sentía un ser plano y completo.

La primera vez que la vio el Dr. Sacks podía determinar y analizar en ella una multitud de apraxias y agnosias, una masa de defectos, deficiencias sensoriomotrices, limitaciones de conceptos y esquemas intelectuales similares a los de un niño de ocho años.

Otra vez, la vio sentada en un banco mientras él paseaba, Rebeca contemplaba tranquilamente el follaje abrileño, con mucha satisfacción, al Dr. Sacks le recordó a una joven heroína de Chejov. Rebeca podría haber sido una joven cualquiera disfrutando del paisaje, ésta era la visión que tenía el Dr. Sacks como persona, no como neurólogo.

Cuando el Dr. Sacks se acercó, ella le dijo: “primavera”, “nacimiento”, “crecimiento”, “animación”, “brotar a la vida”, “estaciones”, “todo tiene su tiempo” y pronto el Dr. Sacks pensó en un Eclesiastés: “para todo hay una estación, y una época para cada objetivo bajo el cielo. Una época para nacer y una época para morir; una época para plantar y una época…”. En esta frase se unían, chocaban y se fundían las dos visiones que tenía el Dr. Sacks de Rebeca. Ella se había desenvuelto mal en la prueba pero ahora estaba “integrada” y equilibrada. Las pruebas no habían dado ningún indicio de las capacidades

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