El Lenguaje: Motor Para El Ser Humano

El ser humano se ha visto obligado en recurrir constantemente al lenguaje. Surge a partir de su rol social, de la capacidad y necesidad innata de una comunicación: con el “yo” y con el mundo externo. Esta comunicación interna, es una herramienta para su relación con sus similares y conocerse a sí mismo. Sin embargo, existe la posibilidad de un erróneo autoconocimiento y en esa medida, un erróneo desenvolvimiento en el entorno social. ¿Puede considerarse al silencio como el camino para un autoconocimiento mucho más adecuado y real? El lenguaje tiene una total influencia en el desarrollo del hombre ante una realidad.

Principalmente, encontramos al lenguaje separado en dos; el lenguaje que se manifiesta en nuestro interior, y el que expresamos al mundo exterior. Desde este punto, encontramos que la voz interior, y el lenguaje interno, es el que nos permite actuar, decir, callar, o incluso dejar de hacer, nos presenta además una idea de la realidad en aquel instante. (Marina, 2004, pág. 82) El mismo que puede verse afectado de muchas maneras: a través de la personalidad de cada persona, ciertos estados de ánimo, sentimientos, o concepciones e ideas de su propia realidad (Marina, 2004, Pág: 86).

Nuestro cerebro se encuentra separado por dos hemisferios, y estos a su vez se encuentran unidos por un cuerpo calloso; la información que llega al cerebro, se relaciona con la inteligencia ejecutiva: permite ser consciente de las cosas; mientras que la inteligencia computacional, nos permite recordar, hacer planes y sobre todo darnos órdenes a nosotros mismos, tomando decisiones. Por medio del hemisferio izquierdo, el cual maneja nuestra inteligencia ejecutiva, se le permite al sujeto tener conciencia de sí mismo y de sus actos, decisiones y concepciones. Es aquí, que surge la afirmación “¿Quién soy yo? El que habla de forma ejecutiva a mí mismo.” (Marina, 2004, Pág: 79); en esa medida, varios autores como Kant, Freud y Batjin, son citados con la definición de consciencia, y todos la conceptualizan como una relación autorreferente, basados en lo anteriormente dicho. (Marina, 2004, Pág: 85).

Una vez clara la gran relación que existe entre la conciencia, el sujeto y su entorno, a través de los varios lenguajes que transcienden incluso hasta a las acciones, podemos descubrir dos fracasos lingüísticos subjetivos. El primero se debe al exceso de este contacto introspectivo, pues tiene un efecto paralizante, y por otro lado; la ausencia de estos análisis introspectivos, surgen actitudes impulsivas, toscas, imprevisibles. Estos dos fracasos se los conoce por Exceso y Defecto respectivamente. (Marina, 2004, Pág: 85).

Se puede decir que el Silencio sería un camino seguro a una enfermedad del sujeto consigo mismo. Al desaparecer el lenguaje, no sólo tendría actitudes ya mencionadas, sino que su identidad como tal se rompe, basados en la afirmación: “¿Quién soy yo? El que habla de forma

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