El Lugar Del Trauma Psicoanalisis
Enviado por karen01181993 • 18 de Noviembre de 2013 • 2.482 Palabras (10 Páginas) • 452 Visitas
El lugar del trauma
Analia S. Barchuk
Pulsión e inconsciente son los dos conceptos fundamentales que sostienen como pilares el edificio constituido por el psicoanálisis. Freud los ha construido, a partir de su modo particular, que desde la clínica y, guiado por su deseo, ha convertido al obstáculo como la herramienta necesaria para la constitución de su teoría. Obstáculos, preguntas, anticipaciones, reformulaciones, son su modo particular. De esta forma, rescatar la noción de “trauma”, y abrir la pregunta por el lugar de éste en el despliegue de su teoría, nos permitirá articular los diferentes momentos en los que pulsión e inconsciente se alojaron en la obra freudiana.
La primera aproximación al concepto de inconsciente fue descriptiva. Es decir, lo inconsciente como adjetivo, designa el carácter de una representación que no está presente en la conciencia, pero que tiene la posibilidad de reaparecer. Esto supone que durante ese tiempo intermedio, se mantuvo como latente.
Con la inclusión de la “Defensa primaria”, su relación con el acontecimiento traumático y su efecto de producción del Inconsciente; se abre la distinción entre un inconsciente descriptivo y uno dinámico. Así se constituye la primera hipótesis tópica: un aparato psíquico con las siguientes características:
Un trabajo psíquico, donde una fuerza reprimida trata de abrirse paso, pero es frenada por una fuerza represora. Resultando, de esta forma, una psique dividida en dos partes: una reprimida (equiparable a lo Inconsciente) y, otra, represora.
Instancias articuladas y separadas: Ordenamiento metapsicológico que presenta un aparato psíquico constituido por tres sistemas: Conciente – Preconsciente – Inconsciente; con características y modos de operación diferentes para cada uno.
Gobernado por el principio de placer.
Esta articulación de un Inconsciente dinámico inaugura al Psicoanálisis, dándole lugar a un dispositivo sostenido por la Regla Fundamental de la Asociación Libre y el trabajo de interpretación por parte del analista, cuya intervención busca que lo Inconsciente sea susceptible de conciencia.
Freud plantea en “Sobre la Psicoterapia de la Histeria” (1893), que el analista “... tenía que superar en el paciente una fuerza que contrariaba el devenir – conciente (recordar) de la representaciones patógenas. (...) Esa podría ser la misma fuerza psíquica que cooperó en la génesis del síntoma histérico y en aquel momento impidió el devenir conciente de la representación patógena. ¿Qué clase de fuerza cabía suponer ahí eficiente, y qué motivo pudo llevarla a producir efectos?” . Freud responde a esta pregunta a partir de:
La suposición de una vivencia acontecida de naturaleza penosa, apta para provocar los efectos de la vergüenza, el reproche, el dolor psíquico. Dicha vivencia, se convierte en factor causante y tiene la característica de ser sexual e infantil (la seducción de un niño por parte de un adulto).
Un yo constituido por un conjunto de representaciones que someten a un proceso de censura a la nueva representación inconciliable.
La constitución de una defensa como “fuerza de repulsión” frente a la representación inconciliable. Defensa, que esfuerza afuera de la conciencia y del recuerdo a dicha representación.
Constitución de un grupo de representaciones separadas, que queda por fuera de la cadena asociativa conciente. Grupo psíquico separado, antecedente de lo Inconsciente; primera escisión constitutiva del sujeto del psicoanálisis.
Es la defensa la que produce un Inconsciente con trauma, pues “si bien el afán defensivo parte del yo, únicamente se puede alcanzar esa finalidad cuando la representación que se tiene que reprimir es puesta en relación por un nexo lógico o asociativo con una vivencia sexual infantil que vale como recuerdo inconsciente” . De esta forma, entre la representación actual que se quiere reprimir y la vivencia sexual infantil que vale como recuerdo, se ubica la lógica del trauma en dos tiempos.
Una hipótesis auxiliar, tomada del campo de la energética que nombra la existencia de una fuente independiente de desprendimiento de displacer: Pues, “... en las funciones psíquicas cabe distinguir algo (monto de afecto, suma de excitación) que tiene todas las propiedades de una cantidad –aunque no poseamos medio alguno para medirla -; algo que es susceptible de aumento, disminución, desplazamiento y descarga, y se difunde por las huella mnémicas de las representaciones como lo haría una carga eléctrica por la superficie de los cuerpos” .
Esta cantidad tiene un valor perturbante para el aparato, en la medida en que, a esta altura de su teoría, Freud plantea que el aparato psíquico está regulado por un principio que tiende al equilibrio. Cuando esa cantidad ingresa, el aparato tiene la tendencia a disminuirla. Pero Freud formula que hay un fracaso de la disminución a cero de esa cantidad. “Si la suma de excitación como exceso habla de la ganancia primaria de la enfermedad, sostiene en su desplazamiento el falso enlace, al mismo tiempo vale como resto, porque la fuente de la que proviene no se agota en la representación. El éxito de la defensa se corresponde con la constitución misma del inconsciente, y su fracaso en conexión con lo inasimilable que retorna en lo compulsivo del síntoma” . Todo lo que Freud formula a partir del concepto de Defensa, está en relación con la respuesta del aparato a eso perturbante. Por lo tanto, será esta fuerza constante y perturbadora lo que da existencia a la puesta en marcha de la defensa como tal.
La vivencia sexual prematura traumática produce una marca, un resto como plus (en + o en -) de placer. En la Neurosis obsesiva se ubica como resto un más de placer, un resto como exceso; en cambio en la histeria se constituye un resto como menos, una insatisfacción.
A partir de la existencia de esta vivencia prematura, lo traumático adviene en dos tiempos: cuando una representación cualquiera, surgida luego de la pubertad (dos representaciones separadas por un “período de amnesia psíquica”, como impasse) entra en conexión asociativa con la marca primera, allí se produce un displacer nuevo y mayor del que en su momento tuvo el episodio. De esta forma, la experiencia sexual prematura traumática está perdida, pues es la marca que deja en su conexión con una representación segunda, lo que le da su valor como recuerdo; quedando el trauma como perdido e inasimilable.
La introducción del concepto de pulsión, posibilita el pasaje del trauma acontecido a la fantasía. “Cuando Freud construye el concepto de fantasía se desvanece un poco en la teoría la importancia central del
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