El Niño Que Muerde

QUE HACER SI: MI NIÑO O NIÑA MUERDE!

El morder no es una conducta rara en un niño de dos años, y es más común en niños más activos. Es una situación que preocupa mucho a los padres, porque afecta hasta sus relaciones familiares y sociales. Generalmente detrás de este comportamiento hay una dificultad que debe buscarse en la relación del niño y su entorno, es decir, esta es la forma de comunicarse el niño ante algún hecho particular: la llegada de un hermano, la separación de sus padres, un viaje de los padres no comunicado con anticipación, el cambio de niñera, la no satisfacción de un deseo, o simplemente es la manera de llamar la atención y relacionarse con los demás.

Esta conducta desaparece la mayoría de las veces hacia los tres años, pero depende de la actitud y el manejo que le den los padres.

Para afrontar este problema es fundamental conocer el motivo de esta conducta, “qué nos quiere decir” y validar sus sentimientos, temores, emociones, pero ofreciendo otras alternativas más aceptables para expresarlas. Debe explicársele porqué no debe morder; porque a la gente le duele, porque se hace daño y le hace daño a otros, porque eso no les gusta a los otros niños, como tampoco le gusta a él.

Es importante enfatizar en lo positivo, felicitarlo cuando juega con el hermanito y no lo muerde, decirle lo orgulloso que estamos de él porque se está comportando muy bien, y ocasionalmente ofrecer estímulos, como un helado, después de haber jugado sin morder. También es importante explicarle las consecuencias de su mal comportamiento que lo privan de privilegios y placeres (“si muerdes al amiguito, el no querrá jugar contigo y tendrás que jugar solo”)

Cuando el niño pese a las advertencias y posibles consecuencias muerde, debe recibir una sanción: retirar el niño del sitio donde se encuentra, interrumpir el comportamiento negativo, manifestarle verbal y gestualmente el desacuerdo con ese comportamiento, sentarlo en un lugar aislado aproximadamente dos o tres minutos. Una vez cumplido el tiempo se le debe decir: “te advertí que sí mordías al amiguito...” y finalmente se le debe exigir que pida disculpas por haber mordido e invitarlo a que acaricie el sitio de la piel que lastimó.

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