El Profesor Y Su Interaccion Con El Alumno
Enviado por chool • 12 de Enero de 2012 • 2.544 Palabras (11 Páginas) • 1.792 Visitas
TEMA 1. EL PROFESOR Y SU INTERACCIÓN CON EL ALUMNO
LOS FUNDAMENTOS DEL CONOCIMIENTO EN LA VIDA COTIDIANA
La realidad de la vida cotidiana se acepta como realidad dada por los miembros de la sociedad, existe antes de que uno aparezca, se origina en sus pensamientos y acciones.
El proceso de objetivación de la realidad se establece a partir del reconocimiento de lo que me acontece, “el aquí de mi cuerpo y el ahora de mi presente”, lo que está a mi alcance, el mundo en el que actuó a fin de modificar su realidad o el mundo en el que trabajo.
Mi existencia en la vida cotidiana se da al interactuar y comunicarme con otros, mi actitud corresponde a la actitud de otros y puede concordar o estar en contraposición a ellos.
El autor señala que la vida cotidiana se divide en dos sectores, los rutinarios y los problemáticos, se vive en un proceso de incorporación de ambos aspectos que puede conflictuarse o diferenciarse de los comunes. Se estructura en función de una temporalidad y espacio que parten de la conciencia de los individuos sobre sus nociones de tiempo.
La interacción social en la vida cotidiana, enfatiza en la relación “cara a cara” , en este tipo de relación la subjetividad del otro se encuentra más próxima que otro tipo de relaciones.
LA REALIDAD DE LA VIDA COTIDIANA
El método que se considera más conveniente para clarificar los fundamentos del conocimiento en la vida cotidiana es el del análisis fenomenológico, método puramente descriptivo y como tal, “empírico”, pero no “científico”, que así consideramos la naturaleza de las ciencias empíricas.
El análisis fenomenológico de la vida cotidiana, o la experiencia subjetiva de la vida cotidiana, es un freno contra todas las hipótesis causales o genéticas, así como contra las aserciones acerca de la situación ontológica de los fenómenos analizados. El sentido común encierra innumerables interpretaciones pre-científicas y cuasi-científicas sobre la realidad cotidiana.
La conciencia es siempre intencional, siempre apunta o se dirige a objetos. Nunca podemos aprehender de tal o cual substrato supuesto de conciencia en cuanto tal, sino sólo la conciencia de esto o aquello, que el objeto de la conciencia se experimenten como parte de un mundo físico exterior, o se aprehenda como un elemento de una realidad subjetiva interior. Un análisis fenomenológico detallado revelaría las diversas capas de experiencia, y las distintas estructuras de significado que intervienen.
La realidad de la vida cotidiana se presenta como la realidad por excelencia entre las múltiples realidades existe. Su ubicación privilegiada le da derecho a que se le llame suprema realidad, La tensión de la conciencia llega a su apogeo en la vida cotidiana, esta se impone sobre la conciencia de manera masiva, urgente e intensa en el más alto grado. Experimento la vida cotidiana en estado de plena vigila. Este estado de plena vigila con respecto a existir y aprehender la realidad de la vida cotidiana es para mí algo normal y evidente por sí mismo.
Aprehendo la realidad de la vida cotidiana como una realidad ordenada. Se presenta ya objetivada, constituida por un orden de objetivos que han sido designados como objetos antes de que yo apareciese en escena. El lenguaje usado en la vida cotidiana me proporciona las objetivaciones indispensables y dispone el orden dentro del cual éstas adquieren sentido y dentro del cual la vida cotidiana tiene significados para mí. El lenguaje marca las coordenadas de mi vida en la sociedad y llena esa vida de objetos significativos.
La realidad de la vida cotidiana se organiza alrededor del “aquí” de mi cuerpo y el “ahora” de mi presente. Este “aquí y ahora” es el foco de la atención que presto a la realidad de la vida cotidiana. “Lo que aquí y ahora” se me presenta en la vida cotidiana es lo realissimum de mi conciencia. No se agota por estas presencias inmediatas, sino que abarca fenómenos que no están presentes “aquí y ahora”. Significa que yo experimento la vida cotidiana en grandes diferentes de proximidad y alejamiento espacial como temporal. Lo más próximo a mí es la zona de vida cotidiana directamente accesible a mi manipulación corporal.
La realidad de la vida cotidiana se me presenta además como un mundo intersubjetivo, un mundo que comparto con otros. Esta intersubjetividad establece una señalada diferencia entre la vida cotidiana y otras realidades de las que tengo conciencia. No puedo existir en la vida cotidiana sin interactuar y comunicarme continuamente con otros. Sé que mi actitud natural para con este mundo corresponde a la actitud natural de otros, que también ellos aceptan las objetivaciones por las cuales este mundo se ordena, también ellos organizan este mundo en torno de “aquí y ahora” de su estar en él y se proponen actuar en él. La actitud natural es la actitud de la conciencia del sentido común, porque se refiere a un mundo que es común a muchos hombres.
La realidad de la vida cotidiana se da por establecida como realidad. No requiere verificaciones adicionales sobre su sola presencia y más allá de ella. Estás ahí, como facticidad evidente de por sí e imperiosa. Sé que es real. Se divide en sectores, unos que se aprehenden por rutina y otros que me presentan problemas de diversas clases.
La realidad de la vida cotidiana abarca los dos tipos de sectores, en tanto lo que parece un problema no corresponda a una realidad completamente distinta. Las rutinas de la vida cotidiana prosigan sin interrupción, serán aprehendidas como no problemáticas.
La realidad de los sueños o el del pensamiento teórico “conmutaciones” similares se producen entre el mundo de la vida cotidiana y el mundo de los juegos, tanto de los niños como de los adultos. El teatro proporciona una excelente ejemplificación de este juego de parte de los adultos. La transición entre las realidades se señala con la subida y bajada del telón. Cuando se levanta el telón, el espectador se ve “transportado a otro mundo”, que tiene significados propios, y a una orden que tendrá o no mucho que ver con el orden de la vida cotidiana. Cuando cae el telón, el espectador “vuelve a la realidad”, es decir, a la suprema realidad de la vida cotidiana en comparación con la cual la realidad presentada sobre el escenario parece ahora tenue y efímera. El mundo de la vida cotidiana se estructura tanto en el espacio como en el tiempo. Todo individuo tiene conciencia de un fluir interior del tiempo.
La intersubjetividad tiene también una dimensión temporal en la vida cotidiana. El mundo de la vida cotidiana tiene su propia hora oficial, que se da intersubjetivamente. Esta hora oficial puede entenderse como la intersección del tiempo cósmico con su calendario
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