“El aparato psíquico y el inconsciente”
Enviado por M R G • 10 de Diciembre de 2021 • Documentos de Investigación • 3.786 Palabras (16 Páginas) • 182 Visitas
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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
FACULTAD DE PSICOLOGÍA
Ensayo:
“El aparato psíquico y el inconsciente.”
Modelos en Psicología Clínica, SUA.
Grupo 9112
Curso 2020-2021
La formación freudiana de las instancias psíquicas se dio a partir de un distanciamiento de las propuestas del psiquiatra y filósofo francés Pierre Janet . La división que realizó Freud entre inconsciente, preconsciente y consciente, para caracterizar los componentes de la psiquis humana, sirvió para diferenciar la concepción del inconsciente en la teoría freudiana de aquellas que habían predominado en teorías psicológicas previas a la suya. En este sentido, Freud mostró como lo inconsciente ya no podía ser entendido como los residuos de la actividad de la consciencia o aquello que en potencia podía ser consciente.
La consciencia y el consciente.
La designación de los sistemas en la primera teoría del aparato psíquico de Freud gira en torno de la referencia a la conciencia: inconsciente, preconsciente, consciente.
Según la teoría metapsicológica de Freud, la conciencia sería la función del sistema percepción-conciencia, desde el punto de vista tópico, se sitúa en la periferia del aparato psíquico, recibiendo la información del mundo exterior y a su vez la información proveniente del interior, es decir, las sensaciones pertenecientes a la serie placer-displacer y las reviviscencias mnémicas.
Con frecuencia Freud relaciona la función percepción-conciencia con el sistema preconsciente, que entonces recibe el nombre de sistema preconsciente-consciente. Mientras que desde el punto de vista funcional, el sistema percepción-conciencia se opone a los sistemas de huellas mnémicas que son el inconsciente y el preconsciente.
Aún cuando la teoría psicoanalítica se constituyó rehusando a definir el campo del psiquismo por la conciencia, la conciencia no se ha considerado como un fenómeno no esencial. Freud considera la conciencia como un dato de la experiencia individual, que se ofrece a la intuición inmediata, y no intenta dar una nueva descripción de la misma, es decir, un hecho que no tiene equivalente y que no puede explicarse ni describirse. Sin embargo, cuando se habla de conciencia, todo el mundo sabe inmediatamente por experiencia de qué se trata. Esta doble tesis exige una teoría de la conciencia que determine su función y el puesto que ocupa.
Desde que Freud crea su primer modelo metapsicológico nos presenta dos afirmaciones fundamentales: por una parte, asimila la conciencia a la percepción, cuya esencia sería la
capacidad de recibir las cualidades sensibles. Por otra, atribuye esta función de percepción-conciencia a un sistema, autónomo respecto al conjunto del psiquismo, cuyos principios de funcionamiento son puramente cuantitativos.
La conciencia sólo nos da lo que llamamos cualidades, sensaciones muy variadas de diferencia y en las cuales la diferencia depende de las relaciones con el mundo exterior. Freud a lo largo de toda su obra mantendrá que la conciencia es la cara subjetiva de una parte de los procesos físicos que se producen en el sistema neuronal de los procesos perceptivos.
Para la conciencia, la percepción del mundo exterior es su prioridad pues el acceso a la conciencia va unido a las percepciones que nuestros órganos sensoriales reciben del mundo exterior.
También la conciencia de los fenómenos psíquicos es inseparable de la percepción de cualidades, pues la conciencia es un órgano sensorial para la percepción de las cualidades psíquicas, ya que percibe los estados de tensión pulsional y las descargas de excitación en forma de cualidades de displacer-placer.
Pero el problema más difícil lo plantea la conciencia de lo que Freud denomina “procesos de pensamiento”, entendiendo por tales tanto el revivir recuerdos como el razonamiento y de modo general, todos los procesos en los que intervienen representaciones. A lo largo de su obra, Freud sostuvo una teoría que hace depender la toma de conciencia de los procesos de pensamiento de su asociación con restos verbales, estos permiten a la conciencia encontrar una especie de punto de refuerzo a partir del cual puede irradiar su energía de sobrecatexis: “Para conferir una cualidad, éstos se asocian a los recuerdos verbales, cuyos restos cualitativos son suficientes para atraer sobre ellos la atención de la conciencia, después de lo cual una nueva catexis móvil se dirige sobre el pensamiento.”
Esta unión de la conciencia a la percepción induce a Freud a juntarlos en un solo sistema que en los trabajos metapsicológicos llamará “percepción-conciencia”.
En cuanto a la situación tópica de la conciencia Freud plantea un problema, si bien se la sitúa en los niveles superiores del sistema, pronto su conexión con la percepción hará que Freud la sitúe en la periferia entre el mundo exterior y los sistemas mnémicos. El aparato perceptivo psíquico se compone de dos capas: una externa, el protector contra las excitaciones, destinado
a reducir la magnitud de las excitaciones procedentes del exterior y otra situada tras la anterior, es la superficie receptora de las excitaciones.
Así, la atención que se dedica a los procesos de pensamiento permite una regulación más fina de éstos, que la que proporciona únicamente por principio de placer.
Finalmente, desde el punto de vista dinámico se observa evolución en cuanto a la importancia atribuida por Freud a la conciencia, tanto en el proceso defensivo como en la eficacia de la cura.
El énfasis sobre el inconsciente es cada vez mayor, al menos parcialmente, como lo vemos, por ejemplo en la represión en el sentido de un rechazo intencional aún próximo al mecanismo de atención, de las defensas y de la resistencia que se traducen en la cura, lo que condujo a Freud a la nueva elaboración del concepto de yo y a su segunda teoría del aparato psíquico. La conciencia desempeña un papel importante en la dinámica del conflicto y de la cura, pero no puede definirse como uno de los polos en el conflicto defensivo.
Una etapa importante de esta evolución viene marcada por los escritos metapsicológicos de 1915, Freud no pretende renunciar a la idea de que la conciencia debe atribuirse a un sistema como un órgano especializado, pero indica que la capacidad de acceder a la conciencia no basta para definir la posición tópica de un determinado contenido en el sistema preconsciente o en el sistema inconsciente.
Dentro de la teoría de la cura, un tema fundamental de reflexión continúa siendo la problemática de la toma de conciencia, de su eficacia mediante el recuerdo y construcción, repetición en la transferencia, trabajo elaborativo y finalmente interpretación, cuyo impacto no se limita a una comunicación consciente en la medida en que da lugar a modificaciones estructurales.
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