El dificil arte de pelear con los seres que amas

el difícil arte de pelear con las personas que amas

la vida en pareja se integra por las experiencias de vinculación y continuación continuas entre los miembros. aún cuando las personas se unen por el placer de compartir gustos e intereses tarde o temprano aparecerán diferencias, equívocos y malentendidosque deberán resolverse mediante diferentes esquemas de negociación aprendidos dirigidos a generar premisas de satisfacción mutua. y como negociamos esas diferencias? bueno lo primero que tenemos que hacer es remitirnos a lo que hemos aprendido en nuestros hogares Y en particular de nuestros padres respecto a la forma apropiada de hacer valer nuestra opinión o nuestra valía.. En definitiva, el modelo que aprendimos de ver cómo como papá y mamá arreglaban sus diferencias será el principal esquema a utilizar cuando nos toque pelear o discutir con la pareja que hemos elegido. también habremos que incorporar la experiencia particular en cómo resolvemos nuestras diferencias con las personas que intentaban poner una autoridad sobre nosotros o que atentaron contra lo que consideramos nuestra dignidad. no es algo que no sorprende pero la mayoría de nosotros la primera forma que aprendimos o que utilizamos para manejar esas diferencias era mediante la violencia física Así es la herencia prehistórica no se separa de nosotros y es la forma rudimentaria de arreglar esto es mío y tú no me lo vas a quitar, y de ahí seguía el empujón el mordisco o el golpe directo. posteriormente aprendimos que no siempre podíamos resolver las diferencias mediante la vía de la agresión y aprendimos a discutir utilizando argumentos para lograr un equilibrio entre lo que queremos y lo que obtenemos. ciertamente para algunos fue más fácil seguir utilizando la agresion y otros tuvimos que aprender el arte de la discusión puesto que cuando nos sometemos a alguna autoridad institucional la agresión y la violencia no eran caminos apropiados. aprendimos que no puedes golpear a un padre pero si puedes recibir golpes de ellos si no haces o dices las cosas de acuerdo a la norma establecida y de ahí empezamos a manejar esquemas de conversación donde pudiéramos hacer valer nuestras ideas por medio de la palabra, la persuasión o también la intimidación verbal. de acuerdo a los diferentes estímulos y variables del ambiente reconocimos situaciones en las cuales se puede resolver la diferencia mediante una disputa física y en las cuales se tiene que utilizar una disputa argumentativa. los años pasaron y conforme nos vamos haciendo más adultos nos vamos alejando cada vez más de la agresión física Aunque no es raro que en la vida conyugal empiece a salir nuevamente esta forma de resolver los problemas y nos demos cuenta de que estamos cayendo en un hoyo negro que tarde o temprano para que desaparezca la armonía de esta vida en pareja. no obstante tenemos la fortuna de esos mismos como adultos y reconocer que la mejor forma que tenemos de resolver las diferencias es exponiendo nuestros argumentos en un esquema de discusión que nos lleve a resultados y experiencias mutuamente satisfactorias. Por ello es importante que definamos en nuestra relación de pareja cuáles son las formas apropiadas que queremos utilizar para manejar estos diferencias y desacuerdos sin que alguna de las partes resulte violentada o afectada física emocional o económicamente. En este sentido, establecer reglas para que las discusiones no se salgan de control ni afecten la integridad de los miembros resulta necesaria de la misma manera que se utilizan las reglamentos en las peleas de boxeo o en los debates políticos. de la misma forma en que establecimos nuestras expectativas cuando platicamos nuestros contratos matrimoniales es importante que definamos las reglas mínimas que deben permanecer cuando tengamos que exponer nuestras diferencias he aquí algunas de las más recomendadas por los expertos:

1. no llamarse por su nombre si la forma ordinaria de comunicación es mediante sustantivos como corazón cariño amor vida...

2. no interrumpir

3. no culpar, ni acusar

no maldecir, ni gritarse

no usar el sarcasmo deliberadamente

no estar a la defensiva sino en el interés de construir acuerdos

de no usar generalizaciones ("Tú siempre...",  "Tú nuncq...").

no intimidad física emocional o gesticularmente.

no abandonar el espacio de discusión sin un acuerdo previo

no amenazar con abandonar la relación temporal o definitivamente.

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