El estrés es libre de toda culpa

“si el estrés se valora siempre de manera negativa, los seres humanos no tendrían la experiencia suficiente para afrontar los retos que la vida nos pone en nuestros múltiples roles como hijos, padres, profesionales y amigos, además de que limitarían la capacidad de adaptación a los cambios y las posibilidades de ser plenos e íntegros” Psic, Marcela Lechuga

El estrés, libre de toda culpa

El estrés está de nuestro lado.

¿Qué es lo primero que traemos a nuestra mente cuando escuchamos la palabra estrés? sí, hay varias opciones que se pueden contemplar, pero entre todas ellas, la que más sobresale, sin duda alguna es la palabra “enfermedad”. Pero ¿porque etiquetamos o llamamos al estrés de esta manera, de una forma totalmente desajustada y distorsionada?, la respuesta es muy sencilla, y se debe en primer lugar a que es lo primero que nos enseñan, vemos o de alguna u otra forma nos describen, es aquella apariencia de una persona sumergida en problemas, angustiada, con un alto grado de enojo, o porque no hasta con una mirada totalmente diferente. Pero la realidad es otra, totalmente lo contrario a lo que sabemos hasta hoy.

El estrés es libre de toda culpa.

Debemos aprender a verlo, no como una enfermedad, sino como un aliado, ¿raro, no lo crees?, pero no, el estrés es aquel que nos da un alerta ante situaciones no previstas e inesperadas como: perder un examen de la universidad, algún error o problema en el trabajo, que se extravíen las llaves de tu departamento o porque no ante alguna situación de peligro, es aquí donde el estrés nos da un alerta y nos indica que debemos mantener el control, miremos un ejemplo: te encuentras rumbo a tu casa cansado, después de un largo día de trabajo, y al llegar a ella te percatas que las llaves de tu departamento no las llevas contigo, en ese momento tu atención se prepara para encontrarlas y buscar una solución, allí ya estamos viviendo un momento de estrés el cual nos indica que debemos resolver una situación que no estaba prevista o planeadas en nuestra rutina, esta reacción es un comportamiento de nuestro organismo totalmente natural, por lo cual son algo difícil el evitar, en pocas palabras estas respuestas que nuestro cuerpo genera es un aviso ante estas situaciones que nos lleva a actuar, a tener el control de la circunstancias y a buscar una solución.

¿Cuándo es un síntoma de alarma?

Ya sabes que el estrés no es una enfermedad, es un proceso natural del organismo, así como lo definió el Dr. Hans Selye en el año 1935. “El estrés es la respuesta adaptativa del organismo ante los diversos estresores”. Lo denominó “Síndrome general de adaptación”.  Nos avisa de que algo ocurre. ¿Pero cuando se puede considerar un síntoma de alarma?, es en aquel momento cuando ese punto de activación del estrés se vuelve constante, duradero, en vez de disminuir aumenta y se torna incontrolable, nos preocupamos constantemente, no encontramos motivación en lo que hacemos, sino todo lo contrario, hasta el punto de interferir en nuestras rutinas diarias, aquel estado de tensión corporal y de un total sobresalto mental, allí ya es un síntoma de alarma, llamado “distrés” el cual nos está indicando que hemos perdido el control de la situación, que estamos alterados y que en lugar de buscar una solución, hacemos todo lo contrario, lo opuesto a mantener la calma.

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