El hombre en busca de sentido

EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO

En este ensayo viajaremos en el tiempo hasta la Segunda Guerra Mundial, uno de los eventos que más ha marcado la historia no sólo de un país, sino del mundo entero, y no sólo de una persona sino de una generación completa. “El hombre en busca de sentido” es un libro escrito por Viktor Frankl, en el cual nos relata cómo fue la vida dentro de un campo de concentración. Este ensayo se centrara en varios hallazgos cruciales del doctor Frankl que ponen de manifiesto nuestro deseo inconsciente de descubrir un sentido definitivo a la vida, tanto si deriva de una fuente espiritual como si proviene de otro tipo de inspiración o influencia.

Las desgracias con las que vivía la gente en aquel campo eran terribles, lo más difícil para ellos fue adaptarse al campo y una vez adaptados eran como personas con un par de pérdidas, su sentimentalismo desaparecía, la sexualidad se iba, la desnutrición era bastante conocida. El psicólogo Viktor Frankl tenía prometida una carrera de éxito destacaba por posicionarse en los círculos médicos más importantes y recién había sido nombrado director de la sección de Neurología del Hospital de Rothschild (1940) en donde se atendía únicamente a pacientes judíos lo cual significaba una temeraria audacia ya que empezaba la persecución nazi.

Viktor Frankl consiguió un visado para emigrar a Estados Unidos y además eludir la persecución nazi lo cual le brindaba la oportunidad de desarrollar y defender sus teorías psiquiátricas. Salió a caminar a buscar la respuesta de lo que tenía que hacer, tomó una decisión, la cual era permanecer junto a sus padres, unas semanas después su familia se dispersó. En Auschwitz se separo de su mujer llamada Tilly, de la que nada se supo durante su encierro. De su madre se despidió en el campo de Theresienstadt al aceptar una infinidad de separación en donde le pidió un adiós a manera de bendición.

Días después presenció la muerte de su padre con ochenta y un años de edad, desnutrido y sufriendo un edema pulmonar le inyecto morfina que consiguió esconder de contrabando, esto ocurrió casi al amanecer, entonces sabía que había hecho lo correcto que era permanecer con sus padres acompañándolos hasta la muerte y evitando un sufrimiento innecesario a su padre.

Al llegar muchas personas se encontraban bajo este efecto tenían muchas esperanzas de ser liberados o imaginaban que todo iba a terminar bien no reconocían la realidad. Una vez aceptando su estancia, se realizo la primera selección que consistía en el <juego del dedo>. Esto indicaba tu supervivencia o la muerte. El oficial asignado identificaba lo que pasaría con cada prisionero con tan solo verlo.

Por ejemplo, si era joven, caminaba erecto y tenía buen físico, lo mandaban a la derecha, él pasaría por el proceso de desinfección. En cambio, si se veía viejo y cansado lo mandaban a la izquierda, ellos pasaban directamente al crematorio en donde a las afueras del campo se observaba una chimenea la cual significaba tu cuerpo en cenizas.

La estación Auschwitz era el peor campo de concentración porque contenía cámaras de gas, hornos crematorios y matanzas indiscriminadas. Los trabajos forzados consistían en estar en primeros auxilios, cavar túneles o tender traviesas para el ferrocarril y al hacer eso ganaban cupones de premio. Éstos valían 50 Pfenning, los cuales equivalían a seis cigarrillos. Doce cigarros se podían cambiar por doce raciones de sopa las cuales les daban satisfacción por dos semanas.

Desinfección consistía en desvestirte, ducharte y rasurarte en dos minutos, sino lo hacías dentro del tiempo recibías un castigo. A los prisioneros que gozaban de zapatos de calidad se les cambiaban por otros en peor estado y hasta de un número más grande. Los que traían botas altas hicieron una trampa para que los oficiales “no se dieran

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