El lenguaje universal de la música
Enviado por anonymous089 • 29 de Julio de 2012 • Ensayo • 1.537 Palabras (7 Páginas) • 906 Visitas
A lo largo de los años la música ha sido considerada como un lenguaje universal, pero esta concepción ha cambiado. En al actualidad el concepto más aceptado es el de fenómeno universal ya que forma parte de la cultura de todos los pueblos. Como lenguaje queda limitado a ciertas culturas.
Humberto Ecco (Crítico literario, semiólogo y escritor (S.XX)) fue uno de los primeros en pronunciarse al respecto, diciendo que la música no es un lenguaje universal porque carece de contenido semántico. Al no tener un significado concreto, no se puede entender por todos de la misma manera, cada oyente la interpreta de distinto modo. Pero no por ello se puede negar que la música sea un lenguaje, ya que es una comunicación y expresión, y tienen sus códigos específicos de representación e interpretación. Es un lenguaje hecho arte, más expresivo si cabe que la propia lengua. Es creada por un compositor, transmitida por un intérprete, escuchada y recreada por los oyentes que la percibimos, aunque sea de diversa forma, incluso atribuyéndole significados que ni siquiera el autor hubiese imaginado. Del carácter inefable de la música se hace eco Aldous Huxley en su famosa frase: “la música expresa lo inexpresable”. La música, como arte se encuentra situada en el marco de los lenguajes artísticos, diferenciándose de estos en que junto a la poesía, se transmite en el tiempo. A través de la música se pueden describir situaciones, expresar sensaciones, emociones, sentimientos o ideas puramente musicales. La profusión de todos ellos, expresados a través de la historia, y en la música perteneciente a diversas culturas, es innumerable. Es un lenguaje que puede tener más significados que el lenguaje oral, por dicho motivo.
Es innegable que la música y la palabra comparten algunas formas de organización y expresión. Estos dos medios de comunicación tienen en común el ritmo, la entonación, la dinámica y la agógica, que se encuentran tanto en el discurso oral como en el discurso musical. Los dos necesitan de estos elementos para mantener el interés en el oyente o receptor, que unen y matizan lo que se desea trasmitir. Al hablar nos expresamos de diferentes maneras, dependiendo de lo que queremos comunicar. En música ocurre exactamente lo mismo. La música, así como el lenguaje escrito, tiene sus pausas, sus acentuaciones y sus cadencias. También pueden compartir la forma. Un claro ejemplo lo podemos encontrar en las narraciones tanto escritas como musicales. Las dos formas de expresión necesitan de una exposición-planteamiento, desarrollo-nudo y desenlace para contar o recrear la historia que quieren trasmitir.
Por todo ello es innegable que la música aunque no sea un lenguaje universal si que es un lenguaje, y un indudable medio de expresión. Como dijo Aristóteles, la música expresa los movimientos del alma.
Por medio de la música se han plasmado tanto ideas, sentimientos como ideologías: nace de las formas de vida de un pueblo, por lo que a través de ella podemos conocer, valorar y respetar, la diversidad cultural a la que hoy día tenemos acceso.
Esta información pude ser, como he dicho anteriormente, interpretada de diversas maneras, pero no deja impasible a nadie. La música puede que no sea experimentada igual por cada oyente, pero lo importante es que, en cada uno, suscita una respuesta. A veces, la reacción es colectiva. Sólo hay que observar, por ejemplo, cuando se interpreta en Viena, el primer día del año, la Marcha Radeztky de Johann Strauss. Como los oyentes, la primera vez es probable que fuese de manera espontánea, pero ahora convertida en tradición, la acompañan dando palmadas cuando escuchan el “refrían” o estribillo de esta obra. Igualmente sucedió cuando se escuchó por primera vez el Aleluya del Mesías de Georg F. Haendel en Inglaterra. La emoción que sintieron el rey y toda la corte les hizo ponerse en pie, como homenaje ante la grandiosidad expresada en este fragmento. Una de las formas musicales que expresan una ideología colectiva, son los himnos. En la catedral de Turín, San Ambrosio los creó y cultivó con el beneplácito de San Agustín. Las marchas tienen el ritmo muy marcado, pueden ser tristes o alegres, con lo cual el oyente se deja llevar por lo que la música le transmite: fuerza, tristeza o alegría.
Por ejemplo, si asistimos a la representación de una ópera y ésta es cantada en otro idioma distinto al nuestro, que no conocemos, aunque no entendamos lo que dicen, al ser una representación basada en la música nos trasmitirá la fuerza o la delicadeza de la obra, que nos hará experimentar diferentes estados de ánimo. Sin embargo si fuésemos a ver una obra de teatro y resultase que la representan en un idioma
...