El sepultamiento del complejo de Edipo
Enviado por Mr. ANM • 5 de Marzo de 2025 • Tarea • 1.196 Palabras (5 Páginas) • 32 Visitas
Universidad Autónoma de Querétaro[pic 1][pic 2]
Facultad de Psicología
Área del básica
Campus SJR
4° Semestre
Alexis Guadalupe Avila Arteaga
01/02/25
Capítulo XIX
El sepultamiento del complejo de Edipo .
¿En algún momento de la vida el complejo de Edipo muere dentro de nosotros?
El complejo de Edipo, como lo describe Freud, es una de las estructuras fundamentales del desarrollo psíquico humano, una fase inevitable por la que todos pasamos en la infancia y que deja huellas profundas en nuestra vida emocional y relacional. Pero, ¿realmente muere en algún momento de nuestra existencia o simplemente se transforma en algo distinto, más sutil y complejo?
Para entender esto, primero es importante recordar en qué consiste el complejo de Edipo. En términos freudianos, es el período en el que el niño experimenta un amor profundo e idealizado hacia uno de sus progenitores (generalmente el del sexo opuesto) y, al mismo tiempo, siente rivalidad o celos hacia el otro. En la niña, Freud lo llamaría complejo de Electra, con una dinámica similar. Esta etapa, que se sitúa entre los 3 y los 6 años, es crucial para la formación del superyó, que es la instancia psíquica que nos orienta moralmente y nos ayuda a reprimir deseos que no son aceptables socialmente.
Ahora bien, Freud plantea que este complejo de Edipo se "resuelve" cuando el niño supera esta etapa, reprimiendo sus deseos y canalizándolos hacia la internalización de normas y valores familiares. Es decir, la “muerte” del Edipo no es un borrado absoluto, sino una reorganización del deseo y de los conflictos que lo acompañan. Como resultado, el niño deja de ver a sus padres como figuras de deseo o competencia y, en cambio, los convierte en modelos de identificación.
Pero aquí viene la parte interesante: aunque el complejo de Edipo en su forma infantil desaparece, sus efectos persisten en la adultez de formas más sutiles y complejas. El amor que sentimos en nuestra infancia por nuestros padres, la forma en que nos relacionamos con ellos y la manera en que resolvemos nuestros primeros conflictos emocionales dejan huellas en nuestra personalidad, en nuestros vínculos amorosos y en nuestra forma de entender el mundo.
Aunque la fase edípica se supera, sus rastros pueden encontrarse en la manera en que elegimos a nuestras parejas, en nuestros conflictos con la autoridad y en los roles que adoptamos en nuestras relaciones. No es casualidad que muchas personas elijan parejas con rasgos similares a los de sus padres. Desde el psicoanálisis, esto se explica porque, al formarnos en la infancia a partir de esas primeras figuras de amor y autoridad, nuestras elecciones afectivas posteriores tienden a buscar patrones conocidos.
Asimismo, la rivalidad que se experimentó en la infancia puede aparecer en la adultez de distintas maneras. Algunos pueden sentir dificultades para aceptar figuras de autoridad sin resistencia, como jefes o líderes, mientras que otros pueden presentar una necesidad inconsciente de aprobación por parte de figuras que representan la autoridad, lo que se traduce en una búsqueda constante de reconocimiento.
En casos más extremos, cuando el complejo de Edipo no se resuelve de manera adecuada, puede generar bloqueos emocionales, problemas para establecer relaciones amorosas sanas o una dependencia excesiva hacia los padres, lo que impide un desarrollo independiente y autónomo.
Si entendemos la "muerte" del complejo de Edipo como su desaparición total, la respuesta es no. El complejo de Edipo no se desvanece como si nunca hubiera existido, sino que se transforma en algo más elaborado, influyendo en nuestra psique de formas más sofisticadas. Es un proceso de integración, en el que los deseos, conflictos y emociones de la infancia se reorganizan dentro de nuestra estructura psíquica.
Incluso en la adultez, en momentos de crisis o conflicto, pueden resurgir aspectos edípicos en nuestras relaciones. Por ejemplo, cuando una persona experimenta un divorcio y regresa emocionalmente a buscar apoyo en sus padres, o cuando en una relación amorosa emergen dinámicas de dependencia que reflejan patrones infantiles. En la terapia psicoanalítica, se observa cómo muchas problemáticas adultas tienen raíces en experiencias edípicas no resueltas.
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