El valor de la Honradez
Enviado por leslieyabed • 30 de Agosto de 2013 • Tutorial • 7.598 Palabras (31 Páginas) • 332 Visitas
Tema 10. - El valor de la Honradez - Honestidad.
“NO PUEDE EXISTIR
NADA HONESTO SI
NO ESTÁ CONFORME
CON LA JUSTICIA".
Ciceron.
Objetivos:
- Profundizar en este valor y descubrir la necesidad de obrar con rectitud de ánimo e intención.
Motivación:
1- Todos reciben una lista de valores y deben clasificarlos en orden a los valores de quien está contestando. El que se coloque en primer lugar significa que es el valor que más aprecia.
La lista se le entrega a cada participante:
- vida próspera.
- igualdad (igual oportunidad para todos.)
- seguridad familiar.
- libertad (independencia.)
- armonía en el hogar.
- educación de los hijos.
- amor maduro.
- seguridad nacional.
- placer.
- auto-respeto.
- reconocimiento social.
- verdaderos amigos.
- honestidad.
- independencia.
- lógica.
- auto control
- limpieza.
- coraje (valor)
- fe.
- despreocupación.
- un ideal grande.
2- Los participantes, en silencio hacen su clasificación personal de los valores.
3- Cada uno escoge otra persona y forma una pareja para cuestionar las respuestas dadas.
4- Finalmente se resume en el propio grupo y evalúan lo que pasó, sacando consecuencias para la vida individual.
Desarrollo:
Se pasa a reflexionar el tema repartiendo a cada uno estos puntos.
En la práctica, los términos honradez y honestidad se usan como sinónimos y con idéntico significado. Decimos de alguien que es honrado porque obra con rectitud de ánimo, de intención. Su forma de ser íntegra y coherente en pensamientos y en obras nos habla de buena voluntad, de autenticidad de integridad moral. Parece que "honradez" se refiere más a la integridad de la persona, mientras que la "honestidad" define la cualidad, virtud, valor, actitud del hombre recto, que por "ser" honesto, obra de forma humana.
Retrato de la persona honrada u honesta.
- La primera característica es la rectitud de intención, que no es más, que guiarse por la propia conciencia, por criterios rectos enraizados en la bondad y en el deseo del bien, no en "el que dirán" o en la presión social.
- No hay honradez sin conciencia que perciba y se incline por unos valores que permitan ejercer el necesario crecimiento interior.
- Vivir conforme a los propios principios es respetarnos a nosotros mismo y tener en gran estima nuestra dignidad personal, la mayor dignidad que existe en este mundo, porque el ser humano a lo máximo a que puede aspirar es a sentirse persona entre todas las personas e hijos de Dios con todos los derechos. Todos los "títulos": Rey, príncipe, director de una gran empresa, no aumentan la dignidad de un ser humano; el título más sublime es ser persona hombre o mujer.
- La persona honrada vive de "dentro a fuera" no al revés. Esto quiere decir que "es, "se tiene" a sí misma, y por eso necesita ser ella misma e identificarse a con la verdad. Vive una vida de rica plenitud interior, se ocupa poco o nada de las apariencias, del que dirán, del tienes y del figurar en la sociedad.
- Al estar convencida la persona honrada de que toda su dignidad y grandeza viene por el hecho de ser ella misma y por obrar de forma coherente y con arreglo a unos principios y valor humanos libremente elegidos y acogidos.
- Otra característica es su sencillez y naturalidad. Distingue muy bien lo importante de lo intrascendente; por eso siempre viene de cara, de frente, sin dobles ni disimulo. Para ser honrado es imprescindible la buena voluntad de comportarse con rectitud de intenciones.
- Quien es honrado "tiene palabra" es digno de confianza, no falla jamás. Dice lo que piensa y obra como piensa y dice. La palabra de una persona honrada va acompañada de obras.
- La persona honrada que tiene sano orgullo de ser lo que es, huye de las apariencias, es fiel a sus convicciones y, en consecuencia, no teme presentarse como es. Por eso la honradez se lleva tan mal con la hipocresía o tendencia a aparentar una virtud que no se tiene.
- Es fácil saber a que nos atenemos cuando nos relacionamos con personas honradas. Por el contrario cuando nos relacionamos con una persona falsa, hipócrita, sin honra y sin dignidad, todos son problemas, confusión y falta de entendimiento. Quién no se respeta a sí mismo, quién pierde la propia dignidad, es imposible que respete o estime la dignidad de los demás.
La honradez hoy.
Nuestra sociedad está pasando por una crisis de honradez. Nuestros modelos, las personas que deberían darnos ejemplo de un comportamiento adecuado y constructivo, nos sorprenden (cada día menos, porque desgraciadamente nos vamos acostumbrando) con delitos, que acaban con la confianza que habíamos depositados en ellos.
Hemos llegado a un punto que cuando un alto cargo parece salvarse de este juego y predominan sus actos nobles y honestos, la tendencia no es pensar que estamos ante una buena persona, sino que estamos convencidos de que ya cometerá algún desliz, que terminará como todos.
Esta es la imagen que recibimos que se está fomentando la desconfianza, a sabiendas de que no sólo destruye el bienestar de la sociedad, sino que hace tambalear los cimientos de sus valores. Pero no es menos cierto que nos estamos dejando llevar por esta "actitud facilona" cayendo en los mismos errores que esos modelos negativos y justificando todo lo que hacemos porque: "Si ellos lo hacen, ¿Por qué nosotros no?
Quizás todavía no hayamos asumido que también nosotros formamos parte de la sociedad y que nuestro ejemplo, actitud y comportamiento en la vida sirven de modelo a otras personas. No hay que ir muy lejos para descubrir conductas poco honestas. Existen en nuestra propia vida y debemos ser capaces de analizarlas, descubrirlas, sin intentar justificarlas con el comportamiento de los demás. La sociedad no va a cambiar cuando cambien sólo las personas que ocupan altos cargos, sino cuando tú, aquel otro, yo... cambiemos.
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