Enfermedades mentales.
Enviado por Rolando Javier Pinharanda • 24 de Julio de 2016 • Ensayo • 46.396 Palabras (186 Páginas) • 243 Visitas
AYUDANDO
Y
ENTENDIENDO
MEJOR A LOS
QUE SUFREN
ENFERMEDADES MENTALES
Indice
1. - INTRODUCCION Pag. 4
2. - AUTISMO Pag. 7
3. - ESQUIZOFRENIA Pag. 11
4. - ESTRESS Pag. 21
5. - FATIGA CRÓNICA SÍNDROME Pag. 43
6. - FOBIAS Pag. 57
7. - MELANCOLÍA Pag. 63
8. - NEUROSI Pag. 72
9. - PÁNICO ATAQUES Pag. 73
10. - PERSONALIDADES PSICOPÁTICAS Pag. 76
INTRODUCCION
La tragedia de la enfermedad mental adopta muchas formas. Se le puede asemejar a un actor que usa diversos atavíos o disfraces, dependiendo del personaje que representa. ¡ Existe tanta incertidumbre acerca de esta condición que algunos psiquiatras famosos han llegado a afirmar que no hay tal cosa como la “enfermedad” mental ! Piensan que meramente es un asunto de ‘comportamiento errático.’ Pero hay evidencia de que la sangre que se extrae de esquizofrénicos y que se inyecta en personas cuerdas puede hacer que éstas temporaria mente se vuelvan dementes, lo cual parece refutar esta información, así como lo hace el hecho de que esta condición a menudo es hereditaria.
Algunas autoridades se oponen firmemente al uso de palabras como “esquizofrenia” y “depresión maniaca” al describir la enfermedad mental. Dicen que ese uso de estos nombres, los cuales tienen un significado presagioso para muchas personas, solo empeora el asunto.
Sin embargo, un paciente y su familia no deberían permitir que un diagnóstico y un nombre que se le da a la enfermedad sea causa de estar asustados o abandonar la esperanza. Lo cierto es que las enfermedades mentales rara vez son precisas en cuanto a lo que concierne a los síntomas y a la causa de la enfermedad. Esto hace que el diagnóstico y el tratamiento sean inexactos y por lo tanto pueden haber considerables desacuerdos entre las autoridades. En realidad hay diferencias de opiniones en cuanto a qué nombres se deberían aplicar a qué condiciones.
“Enfermedades orgánicas “
Es una práctica general dividir a todas las enfermedades mentales en dos clases, “orgánicas” y “funcionales.” Entre las muchas caras de la enfermedad orgánica están las que se presentan en el nacimiento o poco tiempo después, tales como parálisis cerebral, mongolismo, cretinismo y otras formas de retardo. Otras enfermedades orgánicas se hacen sentir más tarde en la vida, como la semilidad consus diversas aberraciones mentales, caracterizadas a menudo por puerilidad. Esas condiciones mentales recuerdan las palabras de Shakespeare acerca de ser ‘una vez hombre pero dos veces niño.’
¿Sería prudente que un cristiano consultara a un profesional de la salud mental?
Informes procedentes de varios países indican que, en estos “últimos días”, ha aumentado la cantidad de casos de trastornos mentales y emocionales. (2 Timoteo 3:1.) Aunque los cristianos se compadecen profundamente de sus hermanos en la fe aquejados de este tipo de afecciones, reconocen que cada cual debe decidir si recurrirá a algún tipo de tratamiento. “Cada uno llevará su propia carga de responsabilidad.” (Gálatas 6:5.) Algunos que padecen, entre otras alteraciones angustiantes, esquizofrenia, trastornos bipolares (psicosis maniaco depresiva), depresión clínica severa, trastornos obsesivo-compulsivos y auto mutilación, han logrado llevar vidas bastante normales con ayuda profesional idónea.
En algunos lugares se ha puesto de moda recurrir a alguna forma de terapia. En muchos casos el paciente no sufre trastornos mentales graves, sino que tiene dificultades para afrontar cierta situación en la vida. Sin embargo, la ayuda más eficaz para afrontar las vicisitudes de la vida la proporciona la Biblia. (Salmo 119:28, 143.) Por medio de ella, Jehová imparte sabiduría, capacidad para pensar y verdadero conocimiento, cosas que nos fortalecen mental y emocionalmente. (Proverbios 2:1-11; Hebreos 13:6.) Puede ser que en ocasiones los siervos fieles de Dios se expresen de un modo irracional debido a un grave trastorno interno. (Job 6:2, 3.) Santiago 5:13-16 anima a estas personas a pedir ayuda y consejo a los ancianos. Quizás un cristiano esté enfermo en sentido espiritual, se sienta afligido por circunstancias inmutables o situaciones estresantes, o se considere víctima de alguna injusticia. (Eclesiastés 7:7; Isaías 32:2; 2 Corintios 12:7-10.) Tal persona puede obtener ayuda de los ancianos, quienes ‘la untarán con aceite’, es decir, la confortarán hábilmente con consejos de la Biblia y, además, ‘orarán sobre ella’. ¿El resultado? “La oración de fe sanará al indispuesto, y Jehová lo levantará [de su condición abatida o lo librará de sus sentimientos de que Él lo ha abandonado].”
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