Ensayo Semestral ¿Y tú, como defines la soledad?
Enviado por briantovar • 24 de Octubre de 2016 • Ensayo • 1.996 Palabras (8 Páginas) • 249 Visitas
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ITESM
Preparatoria Esmeralda
Profesor: Master Isaí Mejía
Alumno: Brian Tovar Paredes
Matrícula: A01373089
Materia: Español y literatura comparada moderna
Ensayo Semestral
¿Y tú, como defines la soledad?
Introducción
Desde que todos somos pequeños la idea de tener a alguien cerca ya sea una pareja, una familia amigos y compañía nos es inculcada a la mayoría de nosotros como correcta y debida. Sin embargo llegar a considerar que debemos de pensar así anteponiendo nuestro bienestar físico y emocional puede llegar a ser contra produciente, claro está que para cada persona es completamente diferente. Es por eso que también necesitamos disfrutar de nuestra individualidad, sentirnos autosuficientes e independientes, diferentes y únicos, siendo así capaces de hacer cosas, convenientemente la mayoría, por nosotros mismos.
Pero todo tiene su momento, a veces tenemos ganas de estar con gente y todo lo que esta conlleva; ruido, risas, conversaciones, salir, etc. En otros momentos necesitamos silencio y paz. Lo mejor es tener la suficiente libertad y la oportunidad para elegir si queremos estar solos o acompañados, y disfrutar de ambas situaciones según nuestro ánimo y necesidad. Es por eso que el estudio de la soledad es indivual pues las sensaciones recibidas y manifestadas pueden llegar a ser complejas de empezar a entender.
Desarrollo
Las personas que apoyan la idea de que la soledad conlleva a algo malo, basan su idea en una principal frase; que el hombre es social por naturaleza. Pero eso no quiere decir que para ser felices debamos de estar siempre rodeados de personas o de que estar solo o contar con pocos amigos es lo mismo que estar mal. Cada persona, de acuerdo a sus características y personalidad toma decisiones todo el tiempo que incluyen la inclusión o la exclusión. Una persona introvertida necesita gran parte de su tiempo para sentirse realmente bien, tomando en cuenta sus emociones y el desarrollo de sus pensamientos, mientras que una persona extrovertida debe de estar con gente para sentirse bien.
Estas dos formas de ser no son buenas ni malas, simplemente es lo que cada quien necesita en base a su forma de ser. No podemos dejar de lado el hecho de dependiendo de la cultura y de la época el socializar y la compañía cambia, como la mayoría de las cosas dentro de esto mundo, no podemos dejar de ser subjetivos en lo que realmente uno quiere.
Por la primera cara de la moneda la soledad es apreciada como buena por individuos que buscan un reencuentro personal, para conocerse a sí mismos totalmente y así poder tomar buenas decisiones en base a sus deseos y aspiraciones, también se incluyen a las personas que prefieren tener un circulo pequeño, casi solitario en donde solo frecuenten a gente que sea de confianza y les inspiren a tener una relación que en verdad se aprecie. El sentimiento de soledad no siempre es dañino. En algunos casos se puede elegir destinar parte del tiempo a realizar tareas en solitario como opción personal. En este caso se trata de una soledad buscada que nada tiene que ver con sentimientos de tristeza, sino que al contrario puede ser muy gratificante porque ayuda a fomentar el bienestar emocional. Por lo tanto, se trata de gozar de momentos de intimidad.
Ahora de la otra cara de la moneda están las personas que ven a la soledad como su peor miedo como si al estar solos su vida no tuviera algún sentido y por lo tanto ninguna misión en la vida, puede llegar a ser deprimente y suicida para mentalidades fatalistas e inseguras. Es por eso que la soledad no deseada suele estar relacionada con emociones negativas que surgen por circunstancias que la persona no ha elegido. Cuando no se tienen vínculos con los demás o éstos son superficiales, es común que nazcan sentimientos de tristeza que afectan al estado de ánimo y que disminuyen la motivación para relacionarse.
Personalmente estoy en la primera cara de la moneda pues me considera a mí mismo como reservado pero seguro de mí mismo, sin necesidad de agradar a nadie por ningún móvil o razón y a decir verdad me alegra, pues desde que soy pequeño soy consciente que la felicidad no la otorga nadie, únicamente las meras personas y es que el miedo a la soledad es el peor consejero para buscar amor, amistad y compañía porque generalmente nos hace decidir mal y lo podemos ver en el libro del viejo y el mar de Ernest Hemingway en donde un viejo que para su edad debería de tener pasatiempos más tranquilos y un estilo de vida más relajado por su deteriorada salud no le importa y se lanza al mar en donde tratara de buscar a un pez demasiado grande para que un solo hombre lo capture, a Santiago no parece importarle y continua con su posible deseo de morir:
“Me estás matando, pez –pensó el viejo–. Pero tienes derecho. Hermano, jamás en mi vida he visto cosa más grande, ni más hermosa, ni más tranquila, ni más noble que tú. Vamos, ven a matarme. No me importa quién mate a quién.”[1]
Claro que a Santiago no le importa quien muera porque su muerte esta próxima y lo peor es que de alguna manera la está buscando, la idealiza como un buen fin, una muerte heroica a comparación de una vida solitaria lo llevo a la desgracia y a la frialdad. En todos lados podemos encontrarnos a Santiagos; temerosos de acabar solos probablemente mal acompañados y en su jugada de hacer algo al respecto se sumergen en una seguridad acompañada que solo viene con los demás, jamás consigo mismo y eso si te puede matar.
Como ya se mencionó, la felicidad es acertada por nosotros mismos y nadie más: “…Pero estos elementos que he tratado no son sino los de la condición humana; a pesar de las personas que nos rodean, somos seres solitarios luchando en el mar de la vida, cada uno con anhelos de sobresalir a la superficie. Algunos saltan y llegan a la plenitud de su vida, por sus méritos y por sus medios; pero otros se hunden desgraciados al fondo, de donde no tienen salida; he ahí la diferencia de un hombre feliz…”[2]
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