Ensayo de la biopolítica

INTRODUCCIÓN

La biopolítica es una palabra que no muchas personas han escuchado en su vida diaria, pero es algo que todos deberíamos saber ya que esto nos podría favorecer o perjudicar. En la actualidad se supondría que todos deberíamos estar cerca y saber acerca de lo que viene siendo lo político

Entre los años 60/70´s el filósofo francés Michel Foucault (1926-1984) fue el principal impulsor del concepto de la biopolítica, conforme pasaron los años hubo más gente que se fue interesando y muchos llegaron hacer grandes autores como la francesa Antonella cuatro, Auguste Comte, Edgar Morin o Aaron Starobinski para quien la biopolítica constituía una tentativa de explicar la historia de la civilización tomando como base las leyes de la vida biológica

La biopolítica puede tener diferentes definiciones de diferentes autores que tienen su punto de vista, pero para Foucault era mas un neologismo utilizado por el para reconocer una forma de ejercer el poder no sobre los territorios, sino sobre la vida de los individuos y de las poblaciones

Edgar Castro es otro autor sobre la biopolítica, decía que si el contenido del concepto de la biopolítica se redujese a sostener que el estudio del estado puede o debe abordarse a partir de la analogía con los organismos vivientes y a pensar la acción política a partir de la comparación con la actividad del médico, entonces sus orígenes se remontarían a los de la teoría política occidental.

En este texto se hablará de varios temas relacionados con la Biopolítica lo positivo y lo negativo de esta, lo que esta relacionado con las nuevas áreas de indagación, etc.

De la biopolítica como poder de hacer vivir y dejar morir

El pensador francés Michel Foucault intentaba destacar que el soberano ejercía su poder condenado a muerte a quienes desafiaran su poder o exponiendo a sus súbditos a la eventualidad de morir en una guerra toda vez que fuera necesario defenderlo de sus enemigos.

A partir del siglo XVIII, la biopolítica, en cambio, se ejerce de forma positiva sobre la vida, vale decir, sin reprimirla ni anonadarla si no, por el contrario, haciéndola consistir, dándole entidad, optimizándola. Evidentemente, la vida que toma a su cargo la biopolítica no se iguala a aquella que, haciendo uso de su derecho, el soberano eximía de la muerte. Efectivamente, tal como explicaba el autor en su curso, a diferencia de la soberanía, el dispositivo biopolítico la emprende con la vida biológica misma, esto es, con el hombre como ser viviente o mejor con la especie en tanto comprende a la totalidad y multiplicidad humana.

Se decía que la biopolítica se pudo haber ejercido de forma desequilibrada, en su caso, a favor de la vida. Después de todo, según la formula, de la muerte se encargaría cuando ya no hay mas remedio que ‘dejar morir’. Y, aun así, la muerte no le concerniría mas que como un punto de fuga a través del cual la vida se pone fuera de su alcance. Pero Foucault mismo se encargó de dejar constancia del interés del biopoder por la muerte.

Del estudio de la gubernamentalidad liberal como una etapa de las investigaciones sobre biopolítica

A diferencia de lo que sostiene un autor como Didier Fassin para quien, el estudio de los problemas de la población y de la gubernamentalidad supuso un cambio de ideas que desvío a Foucault de sus investigaciones sobre biopolítica y, por ende, dejó inexplorado todo lo concerniente a la vida y a la muerte.

Foucault sostuvo que la biopolítica tiene que ver con la población y la población como problema político y a la vez problema científico y político, como problema biológico y problema de poder. También puntualizaba que será preciso modificar y bajar la morbilidad, habrá que alegrar la vida, estimular la natalidad. En el mismo sentido, se refirió a otros campos de intervención biopolítica que indudablemente atañen a la vida de la población como problemas de la vejez, la invalidez, los accidentes.

Una de las tantas definiciones de Foucault sobre población según la cual esta es “un conjunto de elementos que, por un lado, se inscriben en el régimen general de los seres vivos, y por otro, ofrecen una superficie de amarre a transformaciones autoritarias pero reflexionadas y calculadas.

Con todo esto Foucault añadió una precisión más a este respecto cuando sostuvo “la dimensión por la cual la población se incluye entre los demás seres vivos es la que va a ponerse de manifiesto y se sancionara cuando, por primera vez, se deje de llamar a los hombres ‘el genero humano’ y se comience a llamarlos ‘la especie humana’.

De la vida y de la muerte en la era de la gubernamentalidad

Foucault afirmaba que lo que debería entonces ser estudiado ahora, es la manera en que los problemas específicos de la vida y de la población han sido planteados al interior de una tecnología de gobierno que, sin haber sido siempre liberal no ha dejado de estar obsesionada desde fines del siglo XVIII por la cuestión del liberalismo. Con esta declaración parecía estar avalando las criticas que con bastante posterioridad le reprocharían que “las cuestiones de la vida en sí podrían decirse por principio metodológico no le interesan”.

También describía como es viviera en la era de la gubernamentalidad se había desde sus primeras presentaciones del dispositivo biopolítico. Vivir en el marco de este dispositivo implica que factores naturales como la fecundidad, la longevidad, la morbilidad que conciernen a la vida de la especie humana constituida en población cobran interés y son materia de regulación política

A diferencia de la normación disciplinaria que establece un modelo previo con carácter prescriptivo al cual debe adaptarse la conducta de los individuos para ser considerados como normales, la normalización biopolítica toma en consideración la media general que se obtiene de medir estadísticamente el comportamiento biológico de la población.

La normalización también atañe a las opiniones, elecciones, decisiones, consumos, esto es el comportamiento de la población considerada como público.

La biopolítica y las nuevas áreas de indagación

De la biopolítica se pensaba que se abría a la discusión de las ciencias sociales y humanas a campos nuevos e inéditos en la investigación académica. En un sentido lo ha sido, ya que las tecnologías de la información y la comunicación, el control y manejo del poder sobre los individuos, las subjetividades y los cuerpos llegan a terrenos inexplorados.

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