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Ensayo sobre la historia de la locura


Enviado por   •  24 de Enero de 2017  •  Ensayo  •  2.128 Palabras (9 Páginas)  •  289 Visitas

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Historia de la locura

El estudio de la locura ha sido determinado por cada cultura en lo que va de la historia, de forma particular; de acuerdo a las ideas hegemónicas. No es un dato objetivo y no se trata de algo que surge de manera natural. Cualquier sociedad puede definir la locura de tal manera que ciertas personas caigan en esa categoría y sean aisladas. Pero el poder no sólo determina la normalidad y la locura, sino también el conocimiento. Estos conceptos han ido variando desde diferentes tipos de interpretación y gracias a Psicólogos, Psicoanalistas y filósofos que han aportado dando una adaptación  hacia una mejora tanto en el trato humanista, así como también tratando de conseguir una mejora en el paciente. Foucault nos dice que es construida socialmente.

Indicaba Foucault que  “La locura como la perversión sexual o la delincuencia, es lo rechazado y lo expulsado más allá de los límites de la razón, la locura está presente en la vida cotidiana, conviviendo con otras formas de experiencia”  (Martín & Bernal, 2009).  La historia de la locura es un estigma dado por la sociedad, mas no se refiere a una entidad natural.

“A lo largo de la historia las enfermedades mentales han sido definidas según concepciones mágicas y religiosas, cuestionándose su condición de enfermedad, atribuyéndoles un origen espiritual diabólico en los tiempos antiguos, o un origen social y económico en los tiempos actuales”. (Castro, 2005). 

En la Antigüedad se creían que la locura era obra de los dioses,  la tildaban de “sagrada”, se apuntaba que las divinidades la enviaban como castigo o venganza hacia el sujeto. En ésta época, las personas no eran culpabilizadas por su trastorno, eran más bien considerados como víctimas inocentes de fuerzas que no podían controlar y que los impulsaban a tomar acciones insensatas. Asociaban a la locura con los tres dioses de la mitología griega: Até (diosa de la insensatez y la ruina), Manía (personificación de la locura) era enviada a los que no observaban las leyes sagradas y los volvía locos; y Dionisos (el dios del vino y también de la locura, ritual y el éxtasis).

Teniendo como referente a la Edad Media, es aquí donde se decía que la locura se da como el resultado de una posesión o pacto con el diablo, como si fuese controlado por las fuerzas del mal y un efecto de la brujería; se tenía como referente la encarnación del mal, y es aquí que surge un enfoque “médico” de la locura, donde se cree que los locos tenían una piedra en la cabeza (piedra de la locura), que originaba su mal y realizaban, pues; operaciones quirúrgicas, para extraerla; con la aparición del cristianismo, la locura fue conceptualizada como sinónimo de pecado, defecto moral y el exorcismo era el tratamiento utilizado.

En la Antigua Roma las personas con locura comprobada por la justicia, frecuentemente a petición de los parientes, no podían hacer promesas, ni tener palabra, ni testimoniar; se le imponen numerosas incapacidades jurídicas, no podía hacer contratos,  no podía disponer de sus bienes, de los cuales se encargarían sus parientes o su tutor. Y los parientes debían garantizar su subsistencia y su guarda, en la medida en que se lo permitan las circunstancias económicas y su rango social; los locos extranjeros sin sostén familiar, eran expulsados pura y simplemente, a veces después de haber sido azotados.

A la locura se la suponía como toda actuación, signo o daño físico de carácter individual oh grupal, cuyas personas indiquen conductas que ocasionen riesgo, que sean distintos a la normalidad, siendo así un hecho vergonzoso para la norma social, eran una amenaza a la racionalidad y esto condujo a un incremente de la población internada;  entonces, se podría decir que lo “anormal”, usado para describir a lo contrario de lo estipulado por la sociedad; vendría a ser patológico y que el sujeto que no cumplía con este parámetro era encerrado en un centro de reclusión, por lo que no existía distinción, se los excluía  junto con el resto de figuras sin razón: delincuentes, prostitutas, borrachos, etc.  Se los clasificaba en 3 grupos: los furiosos (amansados mediante ayunos, palos y duchas frías y si no resultaba se los instalaba en el cepo, como última medida, se los fijaba a un muro, mediante una cadena corta), los deprimidos (cuidados en su domicilio, se los aísla en una habitación separada del resto de la familia y a menudo se les ocultaba de las relaciones sociales) y los tranquilos (alternan con la familia y las amistades, al no constituir peligro.

 “y se llegan a crear  dos instituciones: el hospital médico (para los que no puedan trabajar por algún problema físico) y el hospital psiquiátrico (para los que no puedan trabajar por algún problema mental). (Martín & Bernal, 2009).

En la Época Clásica del siglo XVIII se comienza a dar un mejor trato a las personas que padecen locura, un trato más humano a los enfermos mentales. En París, Philippe Pinel, director del Asilo de la Salpetriére, libera de sus cadenas a los aherrojados y confinados. Y es a partir de aquí que el “loco” deja de ser considerado como un “insensato”, al cual no hay que escuchar ni atender, pues es completamente ilógico. Pasa a ser considerado como un ser “alienado”.  En el siglo XIX la reclusión toma otro sentido, aquí se plantea la búsqueda de equilibrio y se considera como enfermedad mental. Foucault nos habla de una falacia que se impregnaba en cuanto al tema de la locura, puesto que en un manicomio no se realizaba lo que en realidad se decía que se hace; como tratamiento que sirva para mejora del paciente, y se los silenciaba a los que con su manera de ser, expresiones, comportamiento, amenazaban los valores de las clases dominantes y esto no era parte de una institución terapéutica.

 “el manicomio desgarró las vidas de quienes tuvieron la mala fortuna de ser encerrados tras sus impenetrables muros donde sólo reinaba el poder de la psiquiatría. Investigaciones recientes dan cuenta de las muchas experiencias que cabían en el manicomio, lugar de reclusión y refugio, espacio terapéutico y de producción del saber.” (Sacristán, 2009)

 Freud toma el papel de inventor al dar a conocer un nuevo papel para el médico y una nueva actitud: la de escuchar al enfermo y buscar el sentido de sus síntomas. Contra una psiquiatría organicista que intenta trazar una frontera clara entre el hombre sano de espíritu y el alienado, por lo que se incorpora la locura al destino mismo del hombre. Sostiene que existe una continuidad entre la cordura y la locura, así mismo; señala que las enfermedades mentales presentan analogías sorprendentes y profundas con las grandes producciones sociales del arte, la religión y la filosofía. Casi se podría decir que una histeria es una obra de arte deformada, una neurosis obsesiva es una religión deformada y un delirio paranoico es un sistema filosófico deformado.

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