Ensayo sobre problemáticas del maestro.

Ensayo – Jonathan Parrales

Es bien sabido por “default” que el personal docente se reconoce como un guía para el trayecto que el estudiante realiza en la escuela donde la meta es el aprendizaje. Sin embargo, como en cualquier proceso de comunicación, existen obstáculos que dificultan la transmisión del mensaje que el emisor quiere dar; en este caso, hay factores psicológicos, ambientales, sociales y culturales que hacen complicada la enseñanza que efectúa el maestro hacia sus alumnos.

La cuestión más complicada y trabajosa a la que me voy a enfrentar en lo personal es la de el desinterés de los alumnos de la secundaria por sus estudios. Visita tras visita, podemos evidenciar series de problemáticas del ambiente social (descuido de los hijos de parte de los padres de familia, robos e inseguridad en el contexto, etc.) y el ambiente académico (falta de maestros, indisciplina, mala organización del plantel, etc.) pero hablando del ambiente áulico, en cada grado se puede presenciar el gran problema latente y causante de impotencia: desinterés de los adolescentes por su escuela.  Si un dado caso el alumno se decide por cumplir con los trabajos, lo hace pero sin conciencia y de manera mecánica, sin saber el significado real del propósito oculto de las actividades. No los culpo, la adolescencia es un lapso de la vida cambiante, frágil y difícil, donde los estudios suelen pasar a segundo plano por las nuevas preocupaciones que llevan consigo al vivir la etapa (aceptación social, cambios en su cuerpo y mente, sentimientos de autodependencia, etc.)

Jesús Alonso Tapia en su capítulo IV “Motivación y aprendizaje en la enseñanza secundaria”, menciona como primera meta que debería alcanzar el docente la de hacer sentir al alumno competente, aprender y disfrutar de ello. Esto es un inicio fundamental en lo personal para comenzar a sembrar en los alumnos el conocimiento que tanto les va a ser útil en sus vidas. Aquí entra en juego la capacidad que tiene el personal docente para ser flexible y hacer tocar tierra a las mentes inestables de los adolescentes por medio de primeramente la paciencia y comprensión; sin éstas, el docente podría tornarse loco al tratar de controlar a los chicos. Primeramente pienso que el maestro debería ser capaz de canalizar sus propias emociones y tener un dominio casi perfecto de ellas, logrando mantener su postura y presencia y hacer notar a sus alumnos que hay una persona madura y canalizada enfrente de ellos.

El autor sigue mencionando en su texto que el docente debe provocar en sus alumnos una mejora de autoestima; también hacerles ver que lo aprenden es útil, provocar un sentir de actuación autónoma y no obligada. También mantener el interés durante la clase y dejar tareas que inviten al alumno a pensar, no sólo dejar tareas por dejar. Esta serie de requisitos que debe cumplir el docente para formar de buena manera a sus alumnos representan un reto interesante para mí. Me hacen reflexionar en cuánto debo tomar en cuenta a la hora de dar una clase; y me motivan a querer cumplirlas ya que nunca tuve maestros en la secundaria que cumpliesen con todo ello. Confirmo todo lo dicho recordando una frase que leí alguna vez: el mejor maestro no es el que te hace estudiar, sino el que te despierta el amor por el estudio. 

...