Etapa De La Vejez Y Tema De La Muerte
Enviado por Amada0123 • 19 de Agosto de 2014 • 1.024 Palabras (5 Páginas) • 366 Visitas
A medida que se avanza en el tiempo, los hijos, con altibajos, van encaminando sus vidas y si bien tienen problemas no resueltos, poco a poco van siendo más independientes, de alguna forma se arreglan solos o ya tienen herramientas como para poder manejar las crisis que la adultez les impone. Entonces nosotros, lenta pero progresivamente, vamos ingresando a nuestra segunda adolescencia, la gero adolescencia. Así, de vez en cuando, comenzamos a preguntarnos con recelo y con un poco de temor, cómo será nuestra vida después de los 60, los 65 o los 70. ¿Quién nos puede dar un consejo, a qué modelo de envejecimiento vamos a adherir?. Habitualmente ya no están nuestros padres y no se encuentran ancianos conocidos que objetivamente intenten hablarnos de la vejez, como en otras etapas de la vida en las que todos nos anticipaban lo que nos podía pasar. Quizás porque nadie acepta ser viejo… Los viejos son siempre los otros, o los que tienen diez años más que uno, sea cual fuere nuestra edad. Entonces tomamos conciencia de que sólo nosotros podemos decidir lo que deseamos que nos pase en la vejez y que debemos luchar para lograrlo. No hay otra persona a quien consultar, porque en la punta de la pirámide de esta vida vamos a estar nosotros, los que tal vez lleguemos, los que se supone vamos a tener la experiencia y el conocimiento como para ayudar a encaminar a los que vienen atrás y mientras tanto… avanzamos.
Llegamos a esta etapa con una gran experiencia profesional o laboral, pero las motivaciones y las opciones para llevar adelante proyectos, que en otros momentos nos hubiesen entusiasmado mucho, ya no son las mismas. La realidad nos hace ver que no aspiramos a que se produzcan grandes cambios y que aquí estamos, por ahora en la cima de la lúcida madurez, pero con dudas, temores e incertidumbres sobre nuestro futuro. . . como nuevos adolescentes. Cada vez se va haciendo más fuerte el deseo de compartir más tiempo con los seres queridos y el de poder hacer esas cosas que siempre anhelamos, pero que por el trabajo, la crianza de los hijos o las actividades de la vida diaria, no se pudieron concretar. Sabemos que la juventud se acabó y que tenemos teóricamente un buen tiempo por delante, por eso hay que comenzar a ocuparse del cómo vivir lo que queda. Pensar cuantas veces “matamos “o “perdimos “el tiempo y hoy le damos el valor que antes no percibíamos que tenía. Nos cuestionamos también el desgaste, el rendimiento físico y sexual, las enfermedades, las discapacidades que podemos padecer algún día y la muerte, más aún cuando nos enteramos del fallecimiento de algún conocido de nuestra edad, o lo que es peor, de alguien más joven.
Las pausias , la meno o la andro, nos van haciendo sentir distintos y comenzar a mirar los cambios en nuestros cuerpos casi con susto. Cuesta cada vez es más difícil mantenerse en peso, poder dormir muchas horas, recuperarse después de trasnochar, evitar el uso de un cepillo de baño para enjabonarse la espalda o el ponerse
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