Expresio Y Creatividad
Enviado por marlemlemusnavar • 9 de Junio de 2012 • 13.814 Palabras (56 Páginas) • 494 Visitas
Los profesionales en el campo de la Educación, deben disponer de un marco de referencia .interpretativo y de estrategias de intervención específicas, que les permitan orientar la reflexión y la práctica en el trabajo que desarrollan con los niños en las aulas. Por ello, el presente artículo orienta en la revisión de conceptos relacionados con el currículo y la creatividad. A su vez, se evidencia la relación que existe entre ambos términos, con el fin de poder concretar sugerencias prácticas que faciliten la aplicación de un currículo educativo que conduzca al desarrollo del potencial creativo de los alumnos, sujetos primordiales del proceso educativo. Es importante mencionar que en el desarrollo integral del ser humano un componente fundamental es la creatividad, que le permitirá construir preconceptos y producir ideas, así como conocerse a sí mismo, desarrollar sus habilidades, afinar destrezas y enriquecer su potencial. Lo anterior, conlleva un reto para el docente de cualquier nivel de enseñanza, ya que a través de la aplicación de un currículo flexible en el aula y de su intervención mediadora, debe brindar los espacios al alumno para que aprenda en un clima de libertad que le permita recoger los frutos y hallazgos de su esfuerzo, sea individual o compartido.
Los conceptos de currículo y creatividad en el ámbito educativo merecen especial atención, debido a la inserción de estos términos en los procesos de enseñanza y aprendizaje del educando.
El currículo en el contexto de la escolarización, implica, definirlo e identificar sus principales elementos, ya que este concepto ha variado a través del tiempo, sujeto a las transformaciones sociales, técnicas y a las reformulaciones de los objetivos de la educación.
Por su parte, la creatividad en el transcurso de la historia ha sufrido diversas connotaciones que surgen de visiones filosóficas, pedagógicas, biológicas, psicobiológicas o emitidas por otros especialistas. Intentando definir ambos conceptos, se obtiene lo siguiente:
¿Qué es el currículo?
Todo sistema educativo está sustentado en un currículo determinado, que responde a los fines y objetivos que orientan el tipo de persona que se quiere formar.
Precisamente, le compete al docente operacionalizar el currículo en el trabajo que desempeña con los alumnos, propiamente en el aula.
Se debe tomar en cuenta que a través del tiempo se han manejado diferentes contextualizaciones en cuanto a materia curricular se refiere, Tadeu, (1995), opina, que el currículo obedece a definiciones consensuales, producto de intercambios entre diversos sujetos del proceso educativo, a su vez considera reglamentaciones estatales y el peso de sus determinaciones con respecto al contexto sociocultural donde interactúa. Gimeno y Pérez (1998: 141), al respecto, expresan:
“El pensamiento pedagógico en torno al currículo es muy heterogéneo y disperso, pudiéndonos encontrar incluso posiciones que desprecian el análisis y decisiones sobre los contenidos, pretendiendo únicamente proporcionar esquemas de cómo organizarlo y manejarlo por parte de los profesores”.
Obviamente, las diversas connotaciones del concepto, dependen de la orientación, objetivos y propósitos del cual es objeto en cada momento particular de la historia.
Bossing, (1961) y W.Ragan, (1896), retoman en sus apreciaciones en torno al currículo, el elemento experiencia como aspecto fundamental que le permite al niño apropiarse del conocimiento que se genera en el aula. Al respecto, Tyler, en (1973), ya había externado que el currículo como experiencia es válido y que a su vez, implica, la adopción por parte del docente de un sistema de evaluación objetivo y dinámico en los diversos momentos del proceso de enseñanza y aprendizaje del educando.
El niño en las múltiples relaciones que establece con las personas que interactúa en su campo de acción, va aquilatando experiencias en las diversas áreas del saber, que le permiten crear una base de conocimientos que posteriormente puede transferir, e inclusive reforzar en el ambiente de trabajo con compañeros y maestros. En este sentido es válido resaltar el pensamiento de Piaget, citado por Méndez (1996:4), quien expresa:
“Las estructuras de la inteligencia no son el resultado ni de la herencia ni del ambiente, sino del intercambio activo que el niño tiene con su entorno”. Se reafirma que el niño como sujeto cognoscente posee conocimientos previos enriquecidos por el contexto social, cultural, político, religioso y económico de donde proviene, y que a su vez, son retomados por la institución educativa que participa en su proceso formador, con la intervención directa del docente. Kemmis (1988), en sus estudios en torno al currículo, refiere que éste es “un proyecto educativo que opera en las aulas”. El término en este sentido cobra vida, dinamismo y efectividad en procura del aprendizaje significativo del alumno, ya que permite guiar la acción educativa, y por otra parte, su realización en los hechos reales que se suscitan en el ambiente del salón de clases.
Bolaños y Molina (1996:21), confirman el dinamismo en la evolución del concepto, al visualizar“una concepción del currículo desde la perspectiva de su desarrollo en la realidad concreta”. Permitirle al niño que exprese sus ideas, que comparta emociones, satisfacciones y experiencias vívidas en lo interno de su hogar, es otorgarle significado y relevancia a su aprendizaje en la institución.
Peralta (1996), enfatiza el aprendizaje como el propósito central del currículo, donde precisamente, deben generarse todos los esfuerzos educativos. Tomando en cuenta, que sumado a la acción pedagógica que directamente se aborda en el proceso de formación del niño, se suscitan espacios de intercambio social y salud mental que enriquecen las vivencias de ese alumno en conjunto con sus compañeros, maestros y padres de familia.
Retomando las posiciones anteriores, se infiere que el currículo implica la inserción del alumno en el aula en un proceso de formación integral que retoma toda su historia de vida desde el ambiente intrauterino, familiar y comunal, el cual se reforzará con las experiencias significativas que se susciten con los compañeros y maestros en el ámbito educativo, para ello, el docente deberá asumir una posición de guía y colaborador que busca tenazmente resaltar los elementos de la cultura, de la propia idiosincrasia de los alumnos, de los recursos didácticos pertinentes y de las metodologías relevantes para un disfrute pleno en la dinámica del aprendizaje del educando.
El término currículo, integra el esfuerzo mancomunado de toda la comunidad educativa, representada en la persona del adulto, llámese educador, padre de familia u otros y del niño como discente.
Ambos, constituyen
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