¿HACIA UNA EPISTEMOLOGIA DE LA COMUNICACIÓN?
Enviado por luisin123 • 16 de Abril de 2015 • 4.709 Palabras (19 Páginas) • 152 Visitas
¿HACIA UNA EPISTEMOLOGIA DE LA COMUNICACIÓN?
Felipe López Veneroni
A las últimas fechas, los estudios relacionados con la investigación en comunicación, y la investigación misma, se han ubicado en una perspectiva multidisciplinaria, abriéndose a campos problemáticos hasta hace poco parcial o totalmente soslayados en y por la comunicación.
El principal y acaso mas fundamental de estos campos problemáticos lo constituye la pregunta por la disciplina misma, es decir, por su objetividad particular en tanto “ciencia” o conjunto de “ciencias” más o menos constituidas y sustentadas en un corpus teórico y metódico que, al tiempo que permitiría su re-conocimiento dentro de una realidad social concreta, las revelaría en su propia especificidad o, si se quiere, en su “autonomía relativa” respecto de otros campos del conocimiento científico de lo social.
La instauración de una problemática de esta naturaleza no obedece, como quizás pensarían los portadores de un empirismo pragmático, a cuestiones de ociosidad teórica ni, tampoco, a un capricho de la voluntad individual, sino al proceso diríamos histórico de todo conocimiento particular y, consecuentemente, del conocimiento científico en general; más aún: es una de las condiciones fundamentales que han hecho posible al conocimiento y a través de la cual se ha articulado su continua transformación.
No es para nada casual que a los investigadores en comunicación comience a pre-ocuparles la propia definición objetiva de esta disciplina; al contrario, más bien deberíamos preguntarnos cómo es posible que ésta no haya procedido su práctica en la investigación o, en todo caso, por qué un sector cada vez más amplio no sólo de “comunicólogos” sino también de otros científicos sociales y aun de filósofos se encuentra insatisfecho con las definiciones hasta ahora aventuradas y, por lo mismo, con la práctica reflejada en la investigación misma.
Podríamos intentar una respuesta a esta interrogante que, por lo demás tienen mucho que ver con el titulo y el tema a tratar en este breve texto y que en términos muy sintéticos podríamos resumir de la siguiente forma:
Debido al brevísimo tiempo en que se ha ido constituyendo la práctica científica comunicacional, apenas ahora –y de manera muy relativa– contamos con un cúmulo de trabajos y experiencias lo suficientemente amplio para permitirnos valorar, a la luz de las escuelas y de las teorías e investigaciones derivadas de éstas, los caminos, brechas y bifurcaciones recorridos por las “ciencias” de la comunicación y sopesar, así, a dónde se ha llegado, cómo y, de manera particularmente importante, desde dónde se ha partido, es decir, cuál o cuáles han sido los fundamentos de las diferentes concepciones de la comunicación que cada una ha pretendido investigar y los mecanismos teórico-prácticos para lograrlo.
Circunstancialismo histórico
Este cuestionamiento adquiere particular relevancia en disciplinas que, como las ciencias de la comunicación, carecen de una historicidad profunda que nos permita recuperarlas como construcción de un proceso de proposiciones/opciones reflexivas sobre las que se ha cimentado su objeto particular de estudio.
Efectivamente: a diferencia del estudio económico, político, histórico (incluso historiográfico), “sociológico”, jurídico y aun psicológico de las relaciones sociales, el comunicacional se apoya en una historia tan reducida o, en todo caso, tan endeble que es particularmente difícil aprehenderlo como parte integral del proceso histórico en el que han tenido origen, y a través del cual se han transformado, las diferentes propuestas y momentos del conocimiento científico de lo social.
Aun cuando ciertos teóricos de la comunicación, concretamente los herederos de una tradición empírica-funcional, han querido adjudicar a Aristóteles una cierta paternidad en la materia, no podemos ni siquiera hablar de una “recuperación individual” de la historia científico-comunicacional tal como podríamos hacerlo, por ejemplo, de Ricardo, Vico, Hume, Maquiavelo, Comte, Marx o Freíd respecto de los otros campos de estudios mencionados.
Si bien no hay ni una sola disciplina científica que pueda considerarse totalmente constituida o perfectamente delimitada (de la misma manera en que tampoco podemos hablar de Una Ciencia o de Un Método Científico universalmente válido), tanto en el terreno del conocimiento natural como en el del conocimiento social, todo cuerpo de saber, finalmente, es producto de transformaciones continuas, reconsideraciones, descubrimientos o superaciones que sólo pueden operarse a través de un largo y complejo proceso histórico.
En este sentido, las “ciencias” de la comunicación presentan un deficiencia sumamente grave toda vez que esa falta de historicidad cuando no ha sido considerada como “virtud” se la ha soslayado en función de estudiar lo que está pasando ahora, en este momento, “en este país”, en esta situación coyuntural inmediata que, aparentemente, es más importante y urgente que las engorrosas y retóricas discusiones de carácter teórico.
Sin embargo, ¿cómo abordar lo inmediato, lo coyuntural, lo que está pasando ahorita sin entender que esta modernidad no es sino producto, a su vez, de otras coyunturas, de otras modernidades, de otras inmediateces pasadas, históricamente generadas, efectos hoy causas de un devenir social?
Por otra parte, las discusiones de carácter teórico efectivamente suelen ser engorrosas y retóricas cuando, precisamente por una falta de concreción histórica, se les emprende desde las imágenes primarias, de los hechos superficiales o, más comúnmente, desde la creencia bastante generalizada de una necesidad “fáctica”, numérica, físicamente comprobable –y aplicable/como garantía de “objetividad” y “cientificidad”.
Por el contrario: de la misma forma en que la realidad actual no puede ser entendida en una perspectiva relativamente profunda sin echar mano de aquellas causas que subyacen en sus manifestaciones externas y que sólo pueden ser aprehendidas en la historia, un conocimiento sólo puede garantizar una relativa solidez en la medida en que sus mecanismos metódicos y conceptuales reconozcan los procesos históricos y, a la vez y acaso más importante, se reconozca a sí mismo como capaz de comprender la historia, es decir, la causalidad desde la perspectiva de su campo específico de conocimiento.
Dicho con Maurice Corvez:
“Todo cuerpo de saber se desarrolla sobre un “espacio de orden”, contra el fondo de un a priori histórico
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