Hablemos De Kevin
Enviado por a1l2a3m4 • 25 de Septiembre de 2014 • 2.517 Palabras (11 Páginas) • 568 Visitas
Hablemos de kevin.
“mami era feliz antes de que Kevin llegara, ahora se despierta y desearía estar en Francia”.
Tenemos que hablar de Kevin, es una película donde hablan de Kevin demasiado tarde.
Como un grito de libertad, de éxtasis y placer aparece Eva cubierta de tomate en la Tomatina, como si fuera todo lo que la llenaba de felicidad, era llevada alzada por varias personas. Cuando de pronto irrumpe su sueño, imágenes intermitentes de su vida en familia, de la relación de desamor que tuvo con su hijo desde el momento mismo de la concepción, y durante la gestación, un embarazo que no estaba en sus planes, en ese constante de reminiscencia era como querer escapar del mundo de la culpa y del destino.
Vivir en el recuerdo constante como queriendo huir a la pregunta recurrente en que me equivoque, que hice mal, me parece como si quisiera borrar la realidad y la existencia, además como si quisiera vivir en un mundo de culpa constante, cotidiana y permanente, el descuido de Eva habla de una mujer obsesiva, deprimida y enferma. Co-dependiente al alcohol, las pastillas el cigarro y a sus recuerdos.
Ya desde su nacimiento Kevin es un estorbo para su madre. Ésta no soporta su llanto, y el niño crece en un ambiente viciado y enrarecido. Con apenas tres años, se convierte en un niño solitario, introvertido y maleducado. No convive con nadie más que con su madre. Dada la impotencia de su madre, Kevin descubre cómo ser un niño manipulador, cómo hacerla sufrir, cómo jugar con sus sentimientos y cómo ser siempre el protagonista.
Es un niño maleducado, pero hay algo más. Se va planteando una situación curiosa: al contrario que la teoría de Edipo de Freud, por la cual un niño se siente atraído sexualmente por su madre y repudia a su padre, Kevin desprecia profundamente a su madre y aprecia a su padre. Esto no ocurre en la edad en la que el niño busca un referente masculino, sino que es algo común durante toda su infancia y adolescencia. Entonces, ¿de dónde proviene toda esa maldad? Al no haber un vínculo afectivo formado con la madre no existe el complejo de Edipo, o es un conflicto negativo, cargado de odio y de destrucción, donde la pulsión de muerte se encuentra siempre presente en los actos de Kevin.
El único vínculo que establece es únicamente para cubrir las necesidades básicas de alimento y aseo.
Freud expresa al respecto que “Si consideramos la actitud de padres tiernos hacia sus hijos, habremos de discernirla como (…) reproducción del narcisismo propio ha mucho abandonado. La sobreestimación (…) gobierna, como todos saben, este vínculo afectivo. Así prevalece una compulsión a atribuir al niño toda clase de perfecciones (…) y a encubrir y olvidar todos sus defectos” (2007, pp. 87-88).
Destacamos en particular una escena en la que pensamos que se podría haber dado la posibilidad para que algo de la actitud de Eva hacia su hijo se conmoviera: ésta, embarazada por segunda vez, habla con Kevin acerca de la posibilidad de que le guste jugar con un hermanito, y si bien él piensa que no le gustará, ella le dice que no se preocupe porque se va a acostumbrar. Él responde diciendo: “Sólo porque estás acostumbrado a algo no significa que te guste. Tú estás acostumbrada a mí”. Esta frase puede ser interpretada como un llamado de amor hacia la madre, una interpelación para que ella desmienta esto de que él “no le gusta”. Ella lo esquiva y le dice que igualmente se van a tener que acostumbrar al nuevo integrante de la familia. Un grito que Eva no quiso escuchar, una demanda de amor, que solo consigue cuando está enfermo. Cuando las avatares de su cuerpo no las puede controlar y esta vulnerable entonces es un niño “normal”. Para Melanie Klein el deseo de un hijo es que se muera el producto, que carga su madre en el vientre, y si es posible también esa madre, la madre del producto no la madre que él desea.
La madre importa por sí misma y ya no depende tanto de la gratificación de necesidades. Aquí se determina ese vínculo, ese apego que durará para siempre, que permita formar otros vínculos y amar a otra persona. (Attachment de Bowlby, Mahler, Anna Freud, entre otros).
Este lazo fue el que no se formó entre Eva y Kevin. El narcisismo patológico de esta época lo hará ser omnipotente, con un self grandioso como se verá al final. Un adolescente histriónico, sin escrúpulos, sin el menor atisbo de culpa o vergüenza. Armida Aberasturí dice que el adolescente pasa por un período doloroso y contradictorio, en los que para el adolescente la familia y la sociedad son una constante de desavenencias y fricciones que se pueden confundir con cuadros psicóticos, esquizoides, paranoides y patológicos. Para Anna Freud es fácil distinguir el límite entre lo normal y lo patológico. Y la conducta y comportamiento de Kevin es de un psicópata. Lo demuestra cuando mata al hámster y cuando sin la menor culpa se come el linche, haciendo burla delante de la madre, por el parecido de la fruta con el ojo perdido de la hermana y más tarde matándola por la espalda.
Para Lacan el padre es como: “nombre es el vector de una encarnación de la Ley en el deseo” (1975, p. 57). Y en las discusiones o pleitos de madre e hijo, es como se estas fueran de dos niños, no hay diferencia, para Kevin no es su madre y para Eva no es su hijo, ya que fue un hijo no deseado, un embarazo no sentido y un parto negado, donde ella siempre estuvo ausente. El comportamiento de Eva es infantil, el niño se burla, ella también, el niño le destruye el empapelado con mapas en su cuarto, ella le destruye la pistola de juguete con la que Kevin inunda de pintura las paredes. El padre de este en lugar de imponer autoridad, se pone del lado de Kevin justificando y diciendo, repitiendo seguramente un diálogo personal, que Kevin es incapaz de elaborar, no porque no tenga la capacidad, sino por ambivalencia enfermiza entre él y su madre. Un padre que obligo a su madre a pedir disculpas de una situación cuando sabia que Kevin era el responsable de la pérdida del ojo de su hermana.
Lacan, en el Seminario 16 plantea que “No resulta fácil definir lo que es una mirada. Se trata incluso de algo que puede muy bien sostener una existencia y devastarla”. “Nos preguntamos por los efectos de una exhibición, a saber, si causa temor o no al testigo que parece provocarla. Nos preguntamos si está en la intención del exhibicionista provocar este pudor, este espanto, esta repercusión, eso violento o complaciente. Pero no reside en esto lo esencial de la pulsión escoptofílica (…). Lo esencial es, propiamente y ante todo, hacer aparecer en el campo del Otro la mirada” (2011, p. 231). Mirada que deseaba de la madre, pero que esta solo posaba cuando se sentía amenazada o cuando Kevin se acercaba a su hija. El acto en
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