Hay en Freire
Enviado por carol82 • 14 de Enero de 2014 • Tesis • 2.073 Palabras (9 Páginas) • 235 Visitas
Hay en Freire una filosofía que asume creadoramente lo mejor del pensamiento latinoamericano y universal. Una filosofía crítica que sirve de soporte a su programa pedagógico. Lo más importante, en mi criterio es la flexibilidad dialéctica incluyente de su quehacer filosófico educativo, expresado en gran medida, a través de un discurso ensayístico, abridor, donde el conocimiento y los valores son inseparables. La filosofía de la educación de Freire, deviene pedagogía crítica para concretarse en proyectos reales y concretos, validados no sólo en nuestro continente, sino también en Europa y África. Todos los temas filosóficos vinculados al hombre en relación con el mundo y la sociedad asoman con fuerza en su discurso, pero la esencia de su filosofía se realiza y concreta en el escenario formativo de un hombre con ciencia y con conciencia.
La concepción de pedagogía desde su aparición se ha concebido como arte y ciencia relacionado con el aprendizaje, sin embargo a través del tiempo y dependiendo del rol asignado al docente y particularmente a las tendencias educativas que han surgido, esta concepción se ha tornado como punto importante de reflexión, especialmente, porque los principios de ésta se han venido aplicando indiscriminadamente en la educación para niños, como en la educación para adultos.
Enmarcadas las ideas en un contexto freiriano se nota que la pedagogía crítica como pedagogía básica, no se reduce a una transmisión del saber, sino a la práctica pedagógica que construye el conocimiento desde una concepción problematizadora, y que al tener como referente la lectura decodificadora de la realidad, esa realidad diversa y compleja, promueve una conciencia ético-crítica en el educando, ([1]) que atravesada por el diálogo, hace surgir una relación horizontal entre educador-educando, para producir un nuevo conocimiento a partir de esta experiencia ([2])
La pedagogía crítica plantea una ruptura epistemológica y ontológica del paradigma egocéntrico y antropocéntrico de la cultura occidental. Cuestiona las relaciones de poder que generan en los seres humanos situaciones asimétricas de las más diversas formas, y supera la visión estática del discurso monológico de la educación tradicional depositaria de información, bancaria, en términos de Freire, que produce en el educando un efecto de pasividad y una lectura fragmentada de la realidad.
“Cuanto más analizamos las relaciones educador-educandos dominantes en la escuela actual, en cualquiera de sus niveles, escolares y extraescolares, más nos convencemos de que estas relaciones presentan un carácter especial y determinante –el de ser relaciones de naturaleza fundamentalmente narrativa, discursivas, disertante” ([3]).
Aquí la advertencia martiana resulta oportuna: “(…) es criminal el divorcio entre la educación que se recibe en una época, y la época” ([4]).
Afirmación efectuada por José Martí un siglo antes confirmando el principio de la contextualización, del reconocimiento y reflexión de la realidad para conocerla y para transformarla.
Sin embargo, una realidad contraria a este principio encontró Paulo Freire en su país, y que de algún modo era algo generalizado tanto en países latinoamericanos como en otros europeos. Lo observa con profunda tristeza, pero como una forma de oportunidad para la aplicación de su teoría, trata de reflexionar sobre su entorno educativo y tomar acciones. En un primer momento planteando propuestas, y posteriormente, llevando a cabo actos que le costaron el exilio por mucho tiempo.
La principal característica que encontró en torno a la realidad educativa, fue la “educación bancaria” a la que tantas críticas realizó en sus obras, y en donde podían apreciarse en las relaciones educador-educandos. Una relación de oprimidos y opresor, puesto que la libertad de reflexión y expresión de los temas tratados, no existía en esa educación bancaria.
El aspecto narrativo, discursivo y disertante, se encontraba, por supuesto, en la persona del docente, mientras que los alumnos eran seres pasivos, que se dedicaban a observar, acatar, transcribir, repetir mecánicamente palabras y fórmulas aritméticas, pero sobre todo a concluir cada contenido, de acuerdo a la opinión del maestro.
“En el siglo XVII surgen algunas críticas a la forma de enseñanza que se practicaba en los colegios internados. Éstos estaban a cargo de órdenes religiosas, tenían como finalidad alejar a la juventud de los problemas propios de la época y de la edad, ofreciendo una vida metódica en su interior. Se enseñaba los ideales de la antigüedad, la lengua escolar era el latín, y el dominio de la retórica era la culminación de esta educación. Los jóvenes, eran considerados propensos a la tentación, débiles y con atracción por el mal, por lo tanto, se consideraba necesario aislarlos del mundo externo, ya que éste es temido como fuente de tentaciones.
Había que vigilar al alumno para que no sucumbiera a sus deseos y apetencias naturales” ([5]).
Cabe mencionar que esa era la forma en que se educó a la niñez y juventud en una Latinoamérica dominada principalmente por España y Portugal. Se vivió una imposición de forma tal que se trató de borrar todo lo anterior a la llegada de esos grupos, y se hizo de una manera que había que entender que todo lo que se practicaba en la cultura propia, era pecado, y había que alejar a las nuevas generaciones de esa tentación, por lo cual esa educación tan rígida, tomó auge y fue sufriendo sólo algunas modificaciones, pero en el fondo seguía siendo una educación en donde el alumno era un objeto que captaba notas para posteriormente repetirlas, aunque no las entendiera.
Freire hace fuertes críticas al actuar de los docentes de la escuela bancaria, y acerca de ello comenta: “La narración, cuyo sujeto es el educador, conduce a los educandos a la memorización mecánica del contenido narrado. Más aún, la narración los transformaba en vasijas, en recipientes que deben ser llenados por el educador. Cuanto más vaya llenando los recipientes con sus depósitos, tanto mejor educado será. Cuanto más se dejen llenar dócilmente, tanto mejor educandos serán”[6].
Al hablar de escuela tradicional, nos remontamos a la época en que Freire hizo observaciones y de las cuales llevó a cabo objetivas y serias críticas, que sirvieron para lanzar propuestas pedagógicas que se convirtieron en toda una teoría, es decir, la Pedagogía de los oprimidos.
Han pasado muchos años desde entonces, grandes cambios se han suscitado en todos los ámbitos. Terminó el siglo XX que estuvo lleno de transformaciones y nuevas propuestas, pero habría que
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