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Historia De La Psicología De Los Grupos O Terapia De Grupos


Enviado por   •  14 de Enero de 2015  •  2.405 Palabras (10 Páginas)  •  585 Visitas

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Historia de la Psicología de los Grupos o Terapia de grupos.

Los grupos de autoayuda y los grupos terapéuticos en general comparten el mismo origen: los Grupos Didácticos que el doctor J. H. Pratt iniciara en 1905, con pacientes tuberculosos, en la Clínica de Control del Pensamiento en el Hospital General de Massachussets, en Boston. Su método, denominado por él método de clase, lo utilizó posteriormente con pacientes diabéticos, cardíacos y, en 1930, con pacientes psiquiátricos (Campuzano, 1987).

Consistía en conferencias dadas por el médico sobre el padecimiento en cuestión y las medidas higiénicas necesarias para su control, seguidas por preguntas y discusión con los pacientes sobre los temas tratados, así como la organización de un sistema de calificación y premios para los pacientes que mejor llevaban a cabo las medidas recomendadas.

Pratt consideraba a los factores emocionales importantes para la recuperación de las enfermedades y de ahí que su método instituyera su consideración deliberada y sistemática, utilizando la fuerza de las emociones que se producían en el grupo, aunque no llegó a desarrollar una comprensión y conceptualización del proceso y dinámica grupales.

El método de clases de Pratt ha sido el origen de los grupos de apoyo (tanto los dirigidos por profesionales, como los dirigidos por no profesionales), llamados así en función del mecanismo predominante de su accionar.

Han tenido un impacto notable en el campo no profesional dando lugar, a partir de Alcohólicos Anónimos en 1935, al desarrollo de los Grupos de Autoayuda que se han convertido en un verdadero movimiento (social) de autoayuda de gran difusión e importancia en nuestra vida contemporánea.

En estos casos se utiliza el principio de solidaridad grupal e identificación con los compañeros que padecen el mismo mal pero que han logrado el control del mismo (en el caso de A.A., la abstinencia de bebidas alcohólicas). La diferencia con el enfoque de Pratt es que se enfatiza la estructura fraternal, y la identificación paternal (en el lugar del ideal del yo, según el esquema desarrollado por Freud en su artículo Psicología de las masas y análisis del yo) se coloca en la existencia de un ser supremo, lo cual le da una característica inspiracional, además de la de apoyo.

La selección y reforzamiento de ciertas defensas psicológicas útiles para el logro de los objetivos planteados (la abstinencia) le da su tercera característica: el enfoque represivo, vocablo que tiene algunas connotaciones negativas, pero que aquí aparece sólo como opuesto al de explorativo en cuanto a la forma de manejo técnico de las defensas.

Las reuniones de grupo (frecuentemente amplios, de 20 a 50 asistentes), suelen ser diarias o terciadas y se plantean llevarse a cabo por tiempo indefinido, de por vida, dada su característica de apoyo. Aunque el trabajo predominante es sobre el logro y mantenimiento de la abstinencia alcohólica, también se abordan las "fallas de caracter" correlacionadas. El método considera una serie de pasos sucesivos (los Doce Pasos y las Doce Tradiciones) y, llegado a un cierto avance, se busca la sublimación mediante el rescate de alcohólicos activos ("pasar el mensaje") para consolidar su recuperación ( Alcohólicos Anónimos, 1952a, 1952b, 1959).

En el campo profesional médico y psicológico se siguen utilizando los grupos de apoyo, como en el caso de Pratt con un enfoque "paternalista", y además se han desarrollado nuevos métodos grupales de técnica más sofisticada, tales como: (1) el psicodrama (Moreniano y psicoanalítico), (2) la dinámica de grupos o corriente psicosociológica (aprendizaje vivencial en "grupos-T" o "grupos de entrenamiento", que dieron origen posteriormente a los "grupos de encuentro") y, finalmente, (3) los grupos psicoanalíticos.

Perspectiva del Psicoanálisis

En un acercamiento a la psicología social Freud escribe en 1921 su artículo Psicología de las masas y análisis del yo. Su observación inicial es que los seres humanos al incluirse en multitudes modifican su conducta de una manera importante, volviéndose ésta menos intelectual y más emocional (y aún apasionada, impulsiva y violenta), no sólo en las masas espontáneas, sino también en las masas organizadas que conforman las diversas instituciones sociales, de las cuales Freud tomó como ejemplo al ejército y a la iglesia católica.

Este cambio de conducta se explica sobre la base de que "el individuo que entra a formar parte de una multitud, se sitúa en condiciones que le permiten suprimir las represiones de sus tendencias inconscientes. Los caracteres aparentemente nuevos que entonces manifiesta son, precisamente, exteriorizaciones de lo inconsciente individual..."

Esta regresión a etapas tempranas (infantiles) del desarrollo que se produce cuando el individuo se incorpora a las multitudes generándose la desinhibición de sus represiones y la consecuente aparición del inconsciente reprimido, se explica por las características especiales del vínculo que une al grupo y le da cohesión. Este vínculo es de orden emocional, específicamente amoroso, como expresión de los impulsos libidinales. En palabras de Freud:... "La masa tiene que hallarse mantenida en cohesión por algún poder. ¿Y a qué poder resulta factible atribuir tal función sino es al Eros, que mantiene la cohesión de todo lo existente?” Además, "cuando el individuo englobado en la masa renuncia a lo que le es personal y se deja sugestionar por otros, experimentamos la impresión de que lo hace por sentir en él la necesidad de hallarse de acuerdo con ellos y no en oposición a ellos; esto es, por amor a los demás".

El mecanismo psicológico implicado en estas relaciones libidinales es el de identificación, es decir, la primera expresión de un vínculo afectivo con otra persona, donde se "aspira a conformar el propio yo análogamente al otro tomado como modelo". Así como el niño se identifica con su padre, los miembros del grupo se identifican con su líder al amparo de una ilusión: que éste ama a todos los integrantes por igual. De esta manera, cada individuo tiene un vínculo libidinal con su líder, y a partir de éste, se establece también un vínculo libidinal con los miembros restantes del grupo.

En este proceso de identificación se substituye el control interno, propio de las funciones de ciertas instancias del aparato psíquico, por algunos sujetos externos: el líder y los compañeros del grupo. Así, cada uno de los individuos que conforman el grupo substituyen su ideal del yo por el líder (identificación "vertical") y, a partir de esto, se identifican el uno con los otros en su yo (identificación "horizontal").

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