Historia del movimiento psicoanalítico: Freud, Jung y los sueños – Marcela Borinsky
Enviado por Jacqueline Monzón • 30 de Septiembre de 2021 • Trabajo • 1.851 Palabras (8 Páginas) • 117 Visitas
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UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES
FACULTAD DE PSICOLOGIA
HISTORIA DE LA PSICOLOGIA I –
Cátedra Prof. Pablo Pavessi
SEMINARIO
- Historia del movimiento psicoanalítico: Freud, Jung y los sueños –
Marcela Borinsky
Segundo cuatrimestre 2020
- Nombre y apellido:
- LU:
- N.º de comisión: 14
- ATP: Sebastián Matias Benítez
- Fecha: 2/11/2020
La búsqueda de una tipología psicoanalítica de los símbolos se caracterizó desde el principio por dos tendencias: por un lado ese tipo de investigación era un elemento fundamental en el intento de darle forma al nuevo movimiento psicoanalítico como un conglomerado cerrado y, por ello, las distintas perspectivas epistémicas y sociales que signaban las practicas clínicas de Zurich y Viena con sus respectivas lecturas de La interpretación de los sueños debían construir una base de pensamiento como conjunto colectivo (Marinelli & Mayer, 2001, p.79-80).
La fundación de la Asociación Psicoanalítica Internacional[1] posibilitó el “trabajo de recopilación de la simbología de los sueños y las neurosis[2]” (Marinelli & Mayer, 2001, p.82) y en este punto los psiquiatras de Zurich estaban seguros de que la interpretación de los sueños sólo podía ser exacta en el observar personalmente a los pacientes (p.84). Jung consideraba que “el análisis de los sueños debía responder a un trabajo basado en el esfuerzo y la sistematización (…)” (Marinelli & Mayer, 2001, p.99) por lo que el Jahrbuch, cuya redacción estaba a cargo de Jung, debía poder ser la forma de garantizar ese proyecto (p.99).
Con los aportes de Herbert Silberer[3] respecto a la simbología del sueño sumada a las contribuciones similares de la escuela de Zurich, se hacía más evidente la necesidad de revisión de la teoría del sueño como cumplimiento del deseo para así poder distanciar al psicoanálisis del fuerte énfasis sexual que tenía. Marinelli y Meyer (2001) consideran que los trabajos de Silberer fueron bien recibidos por Jung ya que estaban basados en autoobservaciones sistemáticas y, generalmente, no contenían interpretaciones sexuales (p.122). El punto de vista de Silberer se fue acercando cada vez más a la postura de la escuela de Zurich, de hecho, en un artículo publicado en 1911 en el Jahrbuch, Silberer expresa que: “Solamente si estuviera claro que la puesta en imagen para construir el símbolo se activara gracias a sus conexiones sexuales, se tendría la corroboración de que todos los símbolos sacan su energía de la sexualidad” (Silberer, 1911, citado en Marinelli & Mayer, 2001)
Carl G. Jung (1954) considera que la explicación de un hecho psicológico (como lo es el sueño) debe ser realizada desde dos posturas: - por un lado, la causalidad que debe atribuir una explicación del porqué de determinado hecho y, por otro lado; - la finalidad, que no solo busca explicar el porqué de dicho fenómeno sino también el para qué, qué resultado persigue dicho proceso o hecho: “(…) todo proceso psíquico considerado bajo el aspecto de su finalidad, aun en el instante mismo de su acontecer psicológico tiene un sentido y un objetivo propios” (Jung, 1954, p.111). De hecho, Jung ante el fenómeno psíquico del sueño se pregunta para qué ese sueño, cuál es el resultado que está persiguiendo y afirma que: “El simbolismo de los sueños, tan discutido, será apreciado de manera muy diferente según se lo considere desde el punto de vista causal o desde el punto de vista final” (Jung, 1954, p.118), así no habría, desde este punto de vista último, una interpretación estanca de los símbolos, las imágenes oníricas tienen, pues, su propio sentido. Además, “para los suizos, el hecho de que la interpretación fuera incompleta implicaba poner en entredicho los objetivos de la terapia (…)” (Marinelli & Mayer, 2001, p.130).
Jung (1954) postula que: “El sueño nos comunica (…) en un lenguaje simbólico (…) ideas, juicios, concepciones, directivas, tendencias que a causa de la represión o por pura ignorancia eran inconscientes” (p.122). Esa representación de los contenidos inconsciente dice el autor, es una parte complementaria de una situación momentánea consciente, la cual se debería conocer a la perfección para así poder lograr una correcta interpretación del sueño. Es en este punto donde entra en juego la función compensatoria del sueño: como primer punto, Jung determina que todos los sueños, así se presenten de forma sencilla o dificultosa para su interpretación, tiene una función compensatoria por más que ésta no aparezca en ellos de forma nítida y sostiene que dicha función esta poco relacionada con el dormir, sino que “(…) su principal importancia se refiere a la vida consciente. Los sueños se comportan como compensaciones de la situación consciente respectiva” (Jung, 1954, p.127). En los sueños perturbadores, esos que son capaces de interrumpir el dormir del soñante, es donde se puede explicar más fácilmente esta función compensatoria: cuando la actitud consciente se encuentre lo bastante alejada del “optimum” de las posibilidades vitales, más se va a tener que esperar la aparición de sueños penetrantes con contenidos altamente contrastante pero compensadores como forma de autorregulación del psiquismo del individuo. En este punto el autor considera que es importante y necesario el análisis del contenido manifiesto del sueño para así poder dar cuenta de los elementos compensadores del contenido latente (Jung, 1954). Asimismo, “(…) el intérprete debía descifrar las tendencias futuras situadas en el contenido latente del mismo sueño (…) y hacerlas legibles para el paciente” (Marinelli & Mayer, 2001, p.134). Esta forma de interpretar los sueños viene en consonancia a la fuerte crítica que le hacían los analistas suizos a la forma incompleta de interpretar los sueños de Freud.
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