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INFORMATICA


Enviado por   •  4 de Febrero de 2015  •  1.712 Palabras (7 Páginas)  •  333 Visitas

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Población

Uno de los componentes estructurales del Estado es la población. Sin ella no sería posible siquiera pensar en la existencia de un gobernante, especialmente porque éste, así se trate de un monarca que se dice dueño de su propio Estado, se presenta ante otros Estados como el represente de una comunidad política conformada por humanos.

La definición más escueta de población haría referencia al agregado de individuos que ocupan el territorio del Estado, sin embargo, la población de un Estado no es una simple sumatoria, por el contrario, corresponde a la unidad social que construye un orden propio sobre el cual se erige el Estado, razón por la cual, jurídica y políticamente la población es una sola unidad abstracta distinta de las particularidades de los individuos que la componen. Ahora bien, la población se haya vinculada al Estado a través del asentamiento que tiene dentro de su territorio, vínculo que en la mayor parte de los casos es natural y ancestral, natural porque indica el lugar de nacimiento y ancestral, porque refiere a las generaciones que comparten un mismo origen y un mismo territorio de ocupación a lo largo del tiempo.

La población de un Estado tiene como particularidad el sometimiento al orden de validez del mismo, esto es, que los individuos están sujetos al poder coercitivo del Estado dentro de sus propios límites territoriales, contemplando la posibilidad de ser sancionados cuando incurran en la lesión del orden social y político.

Uno de los componentes estructurales del Estado es la población. Sin ella no sería posible siquiera pensar en la existencia de un , especialmente porque éste, así se trate de un monarca que se dice dueño de su propio Estado

El Pueblo como Elemento del Estado

La existencia de una población específica aportando un límite personal para la aplicación de las normas estatales, es un requisito indispensable para la existencia del Estado. El concepto de población, sin embargo, y resulta ello una observación generalizada, es demasiado impreciso, está excesivamente ligado a impresiones demográficas o estadísticas. Para que la población pueda ser base de la formación de un Estado, escribía Pérez Serrano, «...a la idea de mero agregado ha de incor¬porarse la de una compenetración, un acomodamiento a la base física o geográfica y, sobre todo, la de una intimidad de vida que transforme lo amorfo, circunstan¬cial y externo en algo orgánico, perdurable y enraizado». Nos encontramos enton¬ces ante la idea de pueblo entendido como un conjunto de población caracterizado por una similitud hacia adentro y una disimilitud hacia fuera en el terreno étnico-cultural. La visión tradicional de la cuestión ligaría esa idea de pueblo con el Esta¬do a través del concepto de nación, entendiendo a esta última como la proyección específicamente política de la idea de pueblo. .

Este planteamiento de la cuestión implica algunos problemas que necesitan ser dilucidados. En primer lugar, la nación, en cuanto realidad histórica y presente, no ha necesitado ni ha contado en gran número de casos, en su origen, con el sustento de una realidad étnico-cultural homogénea. En segundo lugar, deter¬minados pueblos han evidenciado una vocación política singular estando ya in¬sertos en una previa realidad estatal e incluso en realidades nacionales más amplias, fruto del impulso estatal. En tercer lugar, la existencia de un pueblo o un grupo étnico no equivale, obviamente, a la existencia de una nación o una nacionalidad, entendiendo este concepto de nacionalidad como equivalente a nación que no ha trascendido a una organización política propia. Como escribe Leibholz, «... el pueblo es, en realidad, algo que existe por naturaleza. Los pueblos, en oposición a las naciones, han existido tanto en la antigüedad, como en la Edad Media y en la llamada Edad Moderna». Podría incluso afirmarse, con H. Heller, la necesidad de un proceso de toma de conciencia específico para poder hablar de la propia idea de pueblo: «Los criterios objetivos, dice H. Heller, implican solamente ciertos su¬puestos y posibilidades de una conexión del pueblo, la cual para que se convierta en realidad ha de ser, en primer lugar, actualizada y vivida subjetivamente. Por esta razón, la cuestión de la pertenencia a un pueblo no puede resolverse remitiéndose sencillamente a una determinación de la esencia según módulos espirituales; o acaso físicos

La existencia de una población específica aportando un límite personal para la aplicación de las normas estatales, es un requisito indispensable para la existencia del

Idea de Nación: La Nación «Política»

La nación no tiene como fundamento necesario la existencia de un grupo étnico. La nación no tiene que ver, desde una amplia perspectiva política e ideológica, con ninguna realidad natural o «biológica». En un momento determinado de la historia, la nación habrá de surgir en el marco europeo como una referencia ideológica básica para asegurar el funcionamiento del aparato estatal, aglutinando a los individuos que la integran en el espacio económico, social y político abarcado por el Estado.

En relación con este tipo de nación, el Estado no es consecuencia de ella, sino justamente lo contrario. El Estado resulta en gran número de casos ser el creador de la nación no solamente en el marco europeo, sino también en el caso de América primero,

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